Un restaurante que sorprende con una barra acuática única, donde los platitos flotan sobre un río artificial, llevando bocados de 12 países asiáticos a los comensales. Una experiencia visual y gastronómica sin igual, creada por Tomás Harguinteguy e Ignacio Zirolli, que pronto llegará a Barcelona.
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Durante una maestría sobre gerenciamiento de restaurantes en la Universidad Di Tella, Tomás Harguinteguy escuchó algo que lo marcaría a fuego: lo más importante para un proyecto gastronómico es el concepto. Tanta potencia tuvo esa frase para él, que desde entonces lo conceptual atravesaría todos y cada uno de sus emprendimientos. En especial, este restaurante ubicado en el corazón de Palermo, que combina una propuesta gastronómica singular con una experiencia visual totalmente fuera de lo común. Lo primero que sorprende al cruzar la puerta del coqueto local de Agua Asian Bites es la barra que domina el espacio: una especie de río artificial sobre el cual flotan los platos, llevando delicados bocados de 12 países asiáticos. “Creo que es el único sistema así en el mundo, estoy casi seguro”, afirma Tomás con orgullo.
Este restaurante no es simplemente un lugar donde se viene a comer. Este es un espacio donde el concepto lo es todo. Agua Bites lo demuestra en cada detalle. Inspirado en un sistema que Tomás vio en Miami, adaptó la idea con un enfoque innovador. Luego de frustrarse una y otra vez porque los platos se llenaban de agua, crearon un sistema de contrapesos y lograron lo que parecía imposible: en este kaiten -típico sistema de las barras japonesas-, los platitos circulan flotando sobre el agua, impulsados por una turbina.
Una experiencia visual y gastronómica única
Los comensales pueden sentarse en la barra o en los boxes que rodean el “río” central. Allí, observan cómo los platitos se deslizan suavemente, acercándose uno a uno. La experiencia es relajante, casi hipnótica. “Queríamos jugar con platos que tuvieran como protagonistas a los mariscos u otros peces, lo acuático”, explica Tomás. Esta temática acuática no sólo inspira el diseño del restaurante, sino también el menú, donde los ingredientes frescos del mar son los grandes protagonistas.
Cada bite tiene su propia historia y está cuidadosamente elaborado para sorprender. Desde el tteokbokki coreano, con sus cilindros de arroz en salsa roja picante, hasta el crunchy rice con tartare de salmón, mango y pepino, cada platito es un viaje por la cocina asiática. Todo circula en perfecto equilibrio sobre las barquitas, gracias a un sistema que tomó meses de perfección.
El concepto que trasciende fronteras
Fundado por Tomás e Ignacio Zirolli, el restaurante es el tercer emprendimiento del dúo, que siempre tuvo al kaiten como protagonista. El primero nació allá por 2016, cuando decidieron apostar por un formato novedoso para el Microcentro: sushi servido en la clásica cinta transportadora japonesa. Fue un éxito. En 2019, decidieron moverse hacia Palermo, y fusionar la idea con tapas españolas. Otro éxito.
Por eso, lo que hace único a Agua Bites no es solo la barra acuática, sino la coherencia del concepto. “Todo lo armamos nosotros”, menciona Tomás, recordando los dos años que dedicaron a transformar una antigua fábrica de zapatos en este espacio moderno y sorprendente, ambientado con toques de la década del 50 y musicalizado con jazz. Cada detalle fue pensado para que la experiencia visual y gastronómica fuera cohesiva, desde la disposición de los boxes hasta la creación de los platos. “Me obsesionan los detalles”, dice Tomás, por si hiciera falta.
Esta propuesta innovadora no solo ha cautivado a los porteños. Pronto, Agua Asian Bites llevará su barra flotante a Barcelona, donde abrirán una sucursal tres veces más grande. “Vamos a replicar el concepto, con el mismo sistema de barquitas, pero en un espacio aún más grande”, adelanta.
Platos que navegan y una carta que invita a viajar
El menú refleja el mismo espíritu lúdico de la barra flotante. Cada platito tiene el mismo precio ($7500), una invitación a los comensales a acumular bites y experimentar la diversidad de la cocina asiática. Los favoritos incluyen el pad thai con langostinos, hongos shitake y el toque fresco del cilantro y lima, y el crispy rice, una explosión de texturas crocantes y sabores umami.
Además de los bites, Agua ofrece una selección de coctelería étnico-asiática, con tragos que, al igual que los platos, reflejan la identidad de cada país representado. Desde un gin tonic con especias indias hasta una refrescante mezcla de sake y cítricos, cada bebida es un complemento perfecto para los sabores que flotan sobre el agua.
Innovación y sabor en movimiento
Agua Asian Bites sobresale como en un mercado culinario competitivo, donde la experiencia del cliente es clave. “Apuntamos a la calidad; estamos en un momento en el que tenemos que afinar las estrategias, como los lunes con descuentos, pero creemos que todo va a mejorar”, augura. No hay duda de que la barra flotante es el corazón de un restaurante que invita a viajar a través de los sabores, mientras los platitos navegan suavemente hacia sus comensales.
Agua es un lugar donde cada detalle cuenta, donde los sabores del sudeste asiático encuentran su mejor expresión, y donde la creatividad se refleja tanto en los platos como en la experiencia general. Un concepto único, que pronto se expandirá internacionalmente, pero que sigue manteniendo sus raíces en la pasión por la gastronomía y la innovación.
Datos Útiles
El Salvador 5632
Abre de lunes a lunes, a partir de las 19
IG: @aguabites
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