El agente de viajes y guía de turismo salteño, Federico Norte, lanzó junto a su amigo, el ingeniero Daniel Lerida Pasaporte Ruta 40: una iniciativa para que quienes hagan la legendaria ruta 40 puedan recolectar sellos y acreditar su recorrido parcial o completo, para luego recibir un diploma de honor.
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En los vertiginosos tiempos de los bytes y la virtualidad, un guía de turismo salteño y su socio ingeniero se embarcaron en un proyecto que parecía difícil, incluía envíos por correo postal e impresión en papel. Sin embargo, en poco más de un año, demostraron cómo a las personas nos gustan los desafíos, por más que concretarlos impliquen meses o años.
El tema que eligieron Federico Norte y Daniel Lerida para su emprendimiento tenía, eso sí, una mística especial: la ruta 40. El espinazo de la Argentina, que va de Cabo Vírgenes a La Quiaca a lo largo de 5.194 km, pasa 11 provincias y 14 parques nacionales. La meta: recorrerla toda, ya sea de un tirón o en etapas. Y jugar a sellar un pasaporte que dé cuenta de los tramos cumplidos.
Para eso, dividieron la RN 40 en 3 regiones turísticas: Norte (Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja); Cuyo (Mendoza y San Juan) y Patagonia (Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz).
Federico Norte tenía muchísima experiencia en el primer tramo, que ha recorrido como guía en centenares de ocasiones. La idea, no obstante, surgió en un viaje al exterior. “En 2017 fui con un amigo a los Estados Unidos. Recorrimos en moto desde Miami hasta California. Cuando llegamos al estado de Arizona, vimos que existía un pasaporte que daban en los centros de información turística junto con un mapa donde estaban marcados diferentes centros de sellado. Una vez que tenías todos los sellos, te mandaban por mail el certificado del recorrido. Después de ver de qué se trataba, me pareció que se podía hacer algo similar en la Ruta 40 de Argentina”, recuerda Norte.
Cuando regresó a Argentina, armó el proyecto y lo presentó en el Ministerio de Turismo y también a las autoridades del sector en Salta. “Me parecía una propuesta muy buena para que el estado les dé a los municipios la posibilidad de sellar los pasaportes en distintos centros de visitantes. Eso podía generar que los turistas tuvieran que detenerse en lugares a los que tal vez no irían. Creo que era una muy buena herramienta, incluso desde la política, pero, lamentablemente, por eso lado no prosperó el proyecto”.
Su amigo Daniel Lerida, a quien conoce desde muy joven, le sugirió desarrollar juntos la idea de manera privada. “Nos asociamos y empezamos a trabajar. Como fui directivo de la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo, conocía gente de todo el país relacionada con el sector. Les empecé a contar sobre el proyecto y muchos se entusiasmaron, así que casi sin querer se fue armando la red de puestos de sellado y empezamos el 1 de enero de 2022.
Crecimiento explosivo
Al momento del lanzamiento eran 17 los puestos de sellado. Actualmente, la iniciativa cuenta con 29 establecimientos: “hay hoteles, restaurantes, casas de artesanía, agencias de viajes. Además, hay una parte pública, por ejemplo, en Las Lajas, Neuquén; en Malargüe, Mendoza y en Bariloche, Rio Negro los puntos de sellado funcionan en los centros municipales de turismo”, explica Norte.
Como la ruta es muy larga y son pocas las personas que la pueden hacer completa de un solo tirón, los sellos se pueden recolectar en varios viajes y el diploma se puede pedir una vez completada cada región.
El pasaporte se puede comprar por 4000 pesos en algunos puestos de sellado y también a través del sitio web oficial www.pasaporteruta40.com.ar ($3200 más costo de envío) donde además se puede solicitar el certificado que acredita el viaje.
La mayor parte de la gente que adquiere el pasaporte es de Argentina, pero también hay extranjeros, principalmente, de Brasil; Chile; Uruguay; Paraguay; Perú y Colombia. Además, desde Europa, suelen venir alemanes y suizos. Un alto porcentaje de quienes deciden pasar por la experiencia de este recorrido, lo hace en moto.
Historias en el camino
Desde sus inicios el proyecto ha dejado unas cuantas anécdotas: “Algo gracioso que nos suele pasar es que nos preguntan si este pasaporte sirve también para salir del país. Algunas personas piensan que es el pasaporte argentino y no que es una forma de mostrar un recorrido, casi como un juego. No somos un organismo de certificación del recorrido. Nosotros solo certificamos que la persona recibió todos los sellos”.
Otra de las historias que recuerda Norte es la de Adolfo “Buby” del Castillo, un salteño que se compró una moto a los 75 años y a los 80 cumplió el sueño de completar “la 40″, junto a su sobrino, en octubre de 2022. “A su regreso, le dimos un diploma. Además, según nuestros registros, es la persona de mayor edad en hacer el recorrido entero”.
Otro de los momentos importantes fue la entrega del primer certificado: “Los primeros en recibirlo fueron un padre e hijo misioneros que completaron la ruta en 16 días. Es el recorrido más rápido que vimos hasta ahora. Obviamente no es un ámbito de competencia donde el camino se podría hacer en menos tiempo, pero para un paseo turístico esta es la menor cantidad de días que tenemos registrados”, recuerda.
Los puestos de sellado también han deparado sorpresa. “Un día me contactó una maestra de la Escuela Rural Nº1 de Paicone y me dijo: ´Me llamó la atención toda la gente que pasa por acá en moto, están con el pasaporte y lo hacen sellar en La Quiaca y en Susques. A nosotros nos gustaría que vengan a sellarlo acá también, porque eso va a hacer que los chicos tengan contacto con los turistas y queremos que puedan interactuar con gente de otro lado, vean y aprendan otras cosas´ así que sumamos la escuela como puesto de sellado. Para nosotros fue una sorpresa ver hacia dónde puede llegar este proyecto. En este caso se volvió un instrumento para que chicos de la puna jujeña puedan dialogar con personas de otras ciudades o países y conectarse con el mundo a través de todo esto”, cuenta Norte.
En poco más de un año, el proyecto fue creciendo a la par del interés del público. “Querer tener el pasaporte con los sellos y el diploma creo que tiene que ver con la esencia de los objetos físicos y no digitales como pruebas que sirven para demostrar un suceso. Con esta iniciativa logramos que la gente se detenga en esos pequeños pueblitos donde tal vez no pararían si fueran con otro plan. Es una herramienta que puede ser muy útil para la promoción de lugares poco conocidos”, concluye Norte.
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