Ya separado, el dueño de casa volvió a este piso de Av. Libertador en el que había vivido un tiempo. Y se dio cuenta de que su arquitectura sencillamente no respondía a su presente.
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Cuando entramos de lleno a una nueva etapa, no es extraño que adquiramos habilidades (por el solo hecho de ponerlas en práctica), reconozcamos una evolución en nuestro gusto (porque tenemos que empezar a decidir ciertas cosas por nosotros mismos) y, como fruto del flamante rol, subamos varios peldaños en el camino del conocimiento interior. ¿Cuánto puede tardar todo eso en traducirse en nuestra casa?
“El departamento está en un edificio de los años 30, clásico y pacato, que nada tiene que ver con la personalidad de Nicolás”, dice el arquitecto Jorge Cermesoni sobre su amigo y dueño de casa, Nicolás Barrella. “Él es un hombre de un gusto muy refinado, un sentido estético muy definido. Es un cliente atípico en el sentido de que le dedicó más tiempo a recorrer galerías de arte (eligió todas las obras) que a la elección de los materiales, tema que delegó en los profesionales y es una cuestión en la que muchos se empantanan. Nos conocemos desde hace años, pero, aun así, es formidable, muy reconfortante, que te otorguen confianza total, carta blanca”. La colorida postal del retrato confirma que la intuición del sagaz dueño de casa, una vez más, lo guió por el buen camino.
El gusto como guía
"Mi obra favorita es la escultura de Edgardo Giménez. Me gusta el mono como animal. De este, me encanta su postura y su buena vibra."
Nicolás Barrella, dueño de casa
"Era impensable una cocina abierta en un piso de este tipo. Pero el argentino se ha vuelto más culinario: hoy es común que el dueño sea el chef protagonista de la velada."
Arq. Jorge Cermesoni, socio de Fondamenta Arquitectura
“Se mantuvo el piso del living y el del contrafrente, divididos por el mismo material en la cocina, pero con 50 años de diferencia”.
Ambientes interconectados
“Entre tantas, eliminamos la división del living-comedor. El estilo era clásico, pero de poca monta. Se les habían agregado a las paredes varillas y molduras, por ejemplo. Tampoco había que ser tan respetuoso”, comparte Cermesoni.
"El criterio fue de unificar, alterar la disposición tradicional apelando a la interconexión: mi reacción es a las zonificaciones de época."
Arq. Jorge Cermesoni, socio de Fondamenta Arquitectura
“Yo traje la idea del artista: el gran fotógrafo Jorge Miño. La idea del tamaño de los cuadros la trajo Josefina Grossi, que colaboró en aspectos centrales de la ambientación”, dice el propietario”.
De pasillo a corredor de arte
Acerca de la iluminación, Cermesoni nos cuenta: “Hace años que trabajo con Concepto & Luz, que me ayuda a concretar mis diseños con tecnología innovadora, como los perfiles de led que doblan 90° en el cielo raso”.
Un recorrido disfrutable al área privada
“Sacamos 15 puertas para convertir estos 300m2 en un fluir continuo. En toda esta superficie, solo hay tres puertas”, señala el arquitecto.
Lo que la cuarentena dejó: gimnasio y sector de reuniones
“Fui aprendiendo a vivir la casa, viendo lo mejor que podía hacer en cada espacio. Algunos meses después del inicio de la pandemia, instalé este gimnasio en el sector privado”.
“Sin chicos en la casa, abuelo para esa altura, pensé en hacerme un depto para toda la vida. Pero Jorge me dijo: ‘¿Y si te hago un loft?’. Me mostró uno en un edificio similar y me cautivó esa imagen de amplitud”.
Un dormitorio brillante
Al dormitorio (el único que queda en pie exceptuando uno pequeño en el núcleo central), se le aplicó diseño, nada más y nada menos. Se amplió tomando el antiguo placard, quitaron molduras, cambiaron las aberturas, se subió el taparrollo (ya que ahora hay cortinas roller en lugar de persianas) y, con las paredes libres, se mandó a hacer un revestimiento de madera a medida que interesa por su color y textura.
“Escucho tanta gente que dice: ‘Cuando salgo del cuarto, cierro la puerta y no vuelvo a entrar hasta la noche’. En estos tiempos, me parece que no va más. Hay que usar todo, todos los días”, opina el arquitecto Cermesoni.
“Wow” es lo mínimo que surge al girar y ver que, en lugar de una pared, el límite del dormitorio es una espectacular bañadera vidriada que da paso al baño y, luego, al vestidor
“Tuve la suerte de ir encontrando, de ir entendiendo el estilo que me gustaba. Me hice cargo y busqué un entorno placentero para mí”.
La bañadera se puede ocultar bajando la persiana americana. Entreabierta y con la luz encendida, brinda una particular luz ambiente. Idea para cualquier división vidriada.
“El vestidor tiene una superficie similar a la del dormitorio. Es de una comodidad fantástica”.
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