Parece simple, pero no. Dar con la escalera perfecta depende de factores como el espacio, los materiales y el diseño. Revisitamos algunas casas en las que la escalera se convirtió en protagonista por el mérito en su elección.
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Los que alguna vez tuvieron que instalar o renovar una lo saben: dar con una escalera funcional, que realce el espacio y sea realizable no es fácil. Hay veces en las que las plantas invitan a jugar e incluso pensarlas como elementos escultóricos, otras, en cambio, en que se vuelven un elemento casi imperceptible que busca ocupar el menor espacio y atención posible. Buscando casas en las que se resolvió con buen diseño el dilema, compartimos algunos casos exitosos de hogares reales. Compartimos una selección de escaleras que proponen y resuelven.
Pensar la posición
A veces el desafío no es la escalera en sí, sino su orientación. El ejemplo perfecto se ve en la casa y espacio de trabajo de Mariana Badino –una de las creadoras de Bonhomía Haus. Como parte de la reforma de su PH de Palermo, y pensando en optimizar los pocos metros, los arquitectos propusieron un cambio en la posición original que entendían desperdiciaba mucho espacio. “Después, la tratamos de modo que tuviera un carácter especial”, explica Virginia Badino, arquitecta de la obra y hermana de la dueña de casa. Un mueble a medida enchapado en guatambú con frente de esterilla forma una escuadra visual.
Cambiando la disposición original de la escalera, que robaba espacio, se mejoró la circulación y se optimizaron los pocos metros de la planta baja.
Jugar con el diseño
Los espacios de gran tamaño permiten volar alto. Así lo hizo Carolina Perrot, directora de la consultora Uuevo y dueña de esta casa en el Bajo de San Fernando, quien incluyó en su amplia planta baja una escalera de hormigón macizo, de resonancias casi ancestrales, bañada de luz.
La idea de la “escalera al cielo” fue tomada de una casa japonesa. Cuando las hijas de Carolina eran chicas, estaba protegida con redes. Ahora despojada, luce su esplendor casi totémico.
Muy distinta en su morfología pero alineada en lo conceptual, la escalera que los arquitectos Florencia Ordoñez y Nik Wenzke propusieron para este PH en Parque Saavedra sube la apuesta. “Desde hace un tiempo, en algunas obras venimos trabajando escaleras metálicas de este estilo. Es algo que nos gusta hacer porque, al tomar una morfología bastante particular, dejan de ser algo estrictamente funcional”, explica la arquitecta. Sencilla y orgánica, la pieza metálica fue una de las inversiones más importantes que debió afrontar la dueña de casa. “Consideramos que realmente lo valía y definitivamente no nos equivocamos. ¡Es una obra de arte!”, asegura.
Por su parte, el arquitecto Lucas Muñoz, creador del Estudio LAK, diseñó para él y su familia esta “casita del árbol” en un barrio cerrado de Benavídez. De ella recordamos, además de su impecable estilo nórdico, el tobogán instalado en su living.
Evaluar los materiales
No es lo mismo una escalera de hormigón que una flotante de hierro o madera. Basta ver la reforma de los arquitectos Martín Gallino y Maximiliano Mineo, del estudio Nodo, en esta propiedad de Chacarita para comprobarlo. Según los arquitectos, lo que encontraron en su primera visita al PH fue un lugar oscuro y apretado. Sin embargo, muchas veces las primeras impresiones engañan: una profunda obra y varias buenas decisiones fueron suficientes para transformarlo en una casa llena de luz y con ambientes bien distribuidos.
Antes de material, la nueva escalera se hizo en madera, con una estructura metálica delgada y liviana, que deja que la luz de la claraboya se cuele en la planta baja, gracias a la ausencia de alzadas.
Genial cómo, al llegar al descanso, se abre un baño secreto, instalado en el famoso cuartito que los PH porteños tienen en el nivel intermedio.
Menos metros, más inclinación
Uno de los grandes dilemas a la hora de instalar una escalera está en el espacio: una pendiente suave exige muchos más metros de recorrido que una pronunciada. Cuando el espacio no está, las opciones se reducen.
En el mismo PH de Chacarita, los arquitectos de Estudio Nodo, se las ingeniaron para hacer una escalera de hormigón en el balcón que logró generar un acceso a la terraza. Antes desaprovechada, la losa del techo se sembró con grama bahiana en una terraza verde y jardín urbano.
Escalera caracol, ¿sí o no?
Encantadora por donde se la mire y capaz de resolver un acceso con mínimo espacio, la escalera caracol nunca pasa de moda. En este depto pensado para alquileres temporarios en Núñez, que originalmente era un monoambiente, las arquitectas Vanesa Schmidt y Alejandra Tobar, del Estudio VARA, lograron construir un segundo piso donde antes había una terraza.
La escalera circular o caracol es una buena opción cuando no se tiene mucho espacio. También cuando no se quiere bloquear la luz, ya que la estructra permite su paso.
En el caso de los arquitectos Maximiliano Álvarez y Elspeth Sabanes, pareja y dueños de este departamento, el gran acierto estuvo en la decisión de pintar la escalera en el mismo tono que la pared sobre la que se despliega. Única, la escalera se diseñó e hizo a medida.
La idea fue pintar la escalera del mismo color que la pared con el propósito de fundir ambos planos.
En lo de la chef Anita Maffioli la escalera caracol no fue la opción deseable sino la posible. Pensando en aprovechar mejor el balcón y la terraza de su monoambiente en el último piso de un edificio de los años 50 en ochava. Aunque admite que no era la opción que más le gustara, el acceso que le dio a la terraza ameritaba la excepción.
¿Cuándo una escalera caracol es un ‘no’?
- En casos en que la movilidad de las personas que la vayan a usar se vea reducida.
- Si se necesita mover muebles u objetos grandes de un piso a otro, de forma frecuente.
- No es necesario descartar el modelo, pero sí tener cuidado extra si en casa hay niños o niñas de corta edad.
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