Con una obra que llevó un mes y medio, la dueña de esta antigua casa en Martínez ganó lo que equivale a un monoambiente. Hoy, lo aprovechan todos los miembros de la familia.
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Desde que se mudaron en 2007 y encararon la primera reforma profunda, la casa de Gabriela Di Pietrantonio (creadora de @everythingisdato) está en constante cambio. En ese proceso, cada nuevo espacio ganado también fue modificando la vida de sus habitantes. A continuación, nos cuenta cómo fue la conquista del altillo, un lugar que se convirtió en el refugio de todos.
“A la bohardilla se accedía desde el cuarto de uno de mis hijos con una de esas escaleras plegables que bajan del el techo. Allí guardábamos valijas, ese tipo de cosas, y aunque subíamos seguido, la verdad es que era medio un caos. De repente, nos dimos cuenta de que podíamos aprovechar ese espacio desperdiciado de un modo totalmente distinto”, nos cuenta Gabriela sobre los comienzos de la modificación que, como tantas otras de la casa, mostró en su cuenta de Instagram.
Cómo sumó metros
La propuesta ganó fuerza y complejidad cuando usaron los tirantes del techo como base (aunque tuvieron que agregar y reemplazar varios) y se lanzaron extender el piso existente a toda la planta para sumar metros. ¡Y vaya si lo lograron! En un mes y medio de obra, ganaron 45 metros cuadrados, más que suficientes para ambientarlos con un living, dos camas, escritorio y la hamaca.
Detrás de la pared donde está colgada la foto tomada por Gabriela, el placard donde ahora guardan las valijas y demases.
Cambio en la escalera
Con pocas opciones para elegir, colocaron la escalera fabricada con estructura de hierro y escalones de petiribí en el pasillo. Como quedó muy empinada, le hicieron una suerte de jaula con un varillado que tiene de 3cm entre cada madera. Sirve de protección y continúa hasta arriba, donde señala la entrada al altillo.
Le dieron unas manos de fondo para madera a las paredes y así sellar la tinta natural que despiden los nudos del machimbre. Luego, aplicaron látex satinado blanco lavable.
En video: el momento en que se hizo la luz
Gabriela dio un paso fundamental que convirtió el ático en un ambiente encantador cuando se animó a instalar dos ventanas rebatibles y otras dos de paños fijos de Velux que colocó el equipo de Techos Jac. Para eso, abrieron la estructura interior y el techo de tejas de la casa, como se ve en este video.
Cada cosa en su lugar
En la distribución, Gabriela fue práctica y resolvió en función al uso que le dan a cada sector: un tirante marcó la ubicación de la hamaca, que también quedó entre dos ventanas. Las camas están en un sector más privado, y donde no llega tanta luz pusieron la tele.
“El áltillo se fue adaptando a distintas situaciones. En cuarentena, por ejemplo, había varios escritorios, espacio para la tele y la play. Además era el santuario donde ir a buscar un poco de paz. Ahora, los chicos, que están más grandes, ya están instalados ahí. Lo tienen tomado para las juntadas y las piyamadas”.
“Mecerse con el vientito que entra por las ventanas y contemplar las vistas es un deleite”, reconoce Gabriela.
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