Hace tiempo que en muchas casas se empezó a sumar este espacio resguardado para depositar los abrigos, zapatos y ropa de la calle antes de entrar. Más orden y limpieza y una cuota de comodidad son algunos de los beneficios que le atribuyen sus adeptos.
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Hasta hace tres o cuatro años nadie sabía ni había escuchado nombrar el mudroom (o cuarto del barro, en castellano). Sin embargo, todos vimos alguna vez esos vestidores apartados donde se puede dejar el abrigo y los zapatos antes de entrar. Clásico de las casas del Sur o del campo, el mudroom tiene sus raíces en los países nórdicos, donde las nevadas son intensas, o de las inglesas, tan habituadas a las botas de lluvia. Aunque por estas latitudes, la idea no parecía resonar, la pandemia y su obsesión sanitizante hizo que más de uno descubriera lo que este rincón tiene para ofrecer. Independientemente del clima, el mudroom es una alternativa con la que complementar el tradicional recibidor que suma orden y limpieza al interior de la casa.
En un rincón
Si lo pensamos un poco, no hay lugar más ideal para depositar zapatos sucios y la ropa húmeda que el lavadero. Aprovechando la clásica entrada de servicio y siguiendo con la línea de aprovechas al máximo un espacio olvidado por años, más de una mente práctica empezó por armar un mudroom en el lavadero. Tal fue el caso de Sofía Diaz de Vivar, creadora la firma Bélgika Home, que con un banco, percheros y un estante supo aprovechar al máximo su rincón.
Cada pared cuenta
Siguiendo esta línea, la arquitecta Ana Amorim, socia de MLS Estudio, hizo lo propio con el lavadero. “Aprovechamos todas las paredes, tanto para organizar el sector de lavado como para darle la función de mudroom, con un mueble que va de piso a techo”, cuenta. Ubicado a metros del playroom y a pasos del lavarropas, el rincón se pensó en términos funcionales: apenas se entra a la casa ya se puede dejar la ropa sucia.
Experimental
La casa de Eugenio Aguirre es una extensión de sí mismo, de su filosofía de vida y de su pasión por la experimentación con materiales, de ahí que no sorprenda el giro con el que diseñó su versión de este espacio. Después del acceso se encuentra esta estructura con entretejido de yute y seagrass.
El verdadero nórdico
Desde hace varios años, la argentina Marcela Recondo vive en una casa a 15 minutos del centro de Oslo con su marido, Chris, y sus hijos. Cuando acá los mudrooms eran una novedad, ella nos contó cuáles eran las caracerísticas de estos espacios: “Los pisos son de mosaicos, porcelenato o cerámicos porque son materiales que soportan la losa radiante y es habitual extender la ropa para que se seque. En cuanto al equipamiento, no pueden faltar el placard embutido o un perchero; un espejo, un banco para abrigase cómodamente y estantes para sacarse los zapatos antes de entrar a la casa”.
En la mayoría de los casos, el mudroom se encuentra después de la entrada y, para frenar el frío, tiene otra puerta que lleva hacia el interior propiamente dicho. Sin embargo, cuando se mudó a esta casa de los años 70, Marcela decidió dejar una sola puerta para que al entrar, se pudiera ver la vista de la casa que da hacia el fiordo.
Nuestra versión
Mucho más incorporado que en el resto del país, en la Patagonia el “Hall frío” es comenda corriente. Con una pared de piedra y otra de madera, el hall frío es un fuelle entre exterior e interior. “Ahí nos sacamos las botas con nieve o barro y colgamos todas las camperas en los percheros. Además, tenemos a la vista todas las cosas que disfrutamos, como los esquíes, los equipos de pesca o los palos de golf”, cuenta el constructor y decorador Willy Sánchez, que junto con el arquitecto Pablo Velasco Suárez proyectó su casa en San Martín de los Andes.
Junto al toilette
Empapado de tendencias y de ideas que acumuló en sus viajes, el artista y empresario César Lago, creador de la firma Lago reformó la casa de su infancia con un cruce entre los estilos brutalista, dado por la presencia del hormigón y oriental, representado en el uso de las maderas y líneas puras. Dentro del núcleo revestido en petiribí que desemboca en el toilette, organizaron un mudroom con todo lo necesario para cumplir su función sin alterar el orden del living.
Nueva vida
Las casas van cambiando y así como cambian las costumbres, surgen nuevas necesidades y ambientes y otras caen en desuso. Cuando Cecilia Posternak empezó a vivir su casa encontró en la antigua dependencia un lugar ideal para instalar el mudroom que armó ella misma.
“Como este no era un espacio habitual en las casas, vi muchos ejemplos en Pinterest y me inspiré en las casas de campo”, cuenta Cecilia.
Paso a paso
Conectado a la cocina y ubicado justo al lado del lavadero, el cuarto de servicio tenía la ubicación ideal para dejar secar el abrigos y calzado. Sencillo en equipamiento, el revestimiento de madera en la pared fue fundamental para lograr ese clima de casa de campo que buscaba su dueña.
- Las paredes están pintadas con látex color gris ‘Río’ de la paleta de Mesopotamia para Sherwin Williams.
- Cecilia calculó que la altura de los percheros fuera cómoda (1,60) y que lo que estuviera colgado no molestara cuando usara el banco.
- Sobre la pared, pegó listones de madera de pino de bajo espesor y agregó dos bancos de álamo rústico (Gramíneas Deco), un kilim lavable (Casa Manica). Cortinas de gasa de algodón acqua (Textil San Marcos).
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