Ver lo que se come, que sea útil al trabajar en casa, generar climas, que los artefactos sean lindos. Es mucho lo que se le pide en forma y función a la luz sobre la mesa. Te mostramos opciones para lograrlo.
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Blanco y negro
El modelo en línea es un gran favorito para asegurarse de que la luz se reparta equitativamente sobre las superficies, pero acá el Estudio Filcman Gurfinkiel (que hizo en este depto desde los muebles hasta la iluminación y la paleta de color) intercaló entre las pantallas negras algunos foquitos (Kolor Iluminación) para suplementarlas con haces bien definidos. Son los mismos que se colocaron en varios módulos de la biblioteca a medida, que también tienen tiras de led que los destacan.
Para ofrecer climas distintos, a los artefactos sobre la mesa (pantallas y focos direccionables) se suman los que se engancharon en la biblioteca.
Un círculo sobre otro
De variados colores, diámetros y presupuestos, las pantallas semiesféricas parecen la opción más lógica para iluminar una mesa redonda. Solo hay que tener cuidado de no colgarlas demasiado altas, porque encandilarían a los comensales. Pero tampoco muy bajas, porque... ¡se corre el riesgo de golpearse la cabeza al retirar los platos!
¿Techos altos?
“La casa estaba dividida en múltiples ambientes, y nosotros queríamos unas buenas suites, un gran espacio para convivir y mantener los techos a dos aguas a la vista”, nos contaba el arquitecto Javier Goldenberg, socio de Estudio Hermanos Goldenberg y dueño de esta casa que pueden ver completa haciendo click acá. Entonces, ¿qué solución había para dejar la altura despejada, sin cadenas ni cables colgando, y al mismo tiempo tener libertad de movimiento para ubicar los muebles? Lámparas de pie enormes, pero livianas. Y con brazo direccionable.
Las lámparas de diseño destacan justo lo que hace falta: muebles y obras de arte unidos en logradas composiciones habitadas y habitables.
Feliz convivencia
Cada vez más frecuente, la vecindad entre cocina y comedor. ¿Qué implica? Que la cocina tenga un aspecto más sofisticado y prolijo, con frentes que oculten (o disimulen), pero que también contribuyan con la estética. Del mismo modo, el comedor puede aflojarse, ahora sin necesidad de vajilleros ni de grandes recorridos para buscar lo que haga falta.
El comedor goza de la luz de la cocina (por lo general potente) y no depende solo del artefacto. Este es multidireccional y se asocia perfectamente a los tonos y materiales del espacio compartido.
Multifunción
En un ambiente cálido, joven e integrado, la mesa funciona como escritorio y lugar para comer. La síntesis perfecta de esos usos la da esta lámpara blanca ‘Fluz’ de iMdi (Griscan) con mucha clase. Para darle más flexibilidad al espacio se colocaron sillas de diferentes estilos.
Solo cuando se necesita
Rodrigo Battaglia y Luciana Szechter, socios del estudio Basz, reformaron a fondo este departamento en Villa Urquiza. “Cuando lo visitamos por primera vez, nos dimos cuenta de que había que trabajar en tres ejes: la distribución; las texturas y la iluminación”. En este muy luminoso comedor, era importante una lámpara discreta. Lo lograron con este fino modelo y spots de a pares en cada extremo.
De día, la fina luminaria de aluminio pasa desapercibida; de noche, da luz difusa hacia arriba y de modo puntual sobre la mesa.
Luz y color
“Vi estas lámparas cuando estaban en desarrollo en el estudio de La Feliz y me gustó la idea de tenerlas en diferentes colores que combinaran con el mármol de la mesa”, nos cuenta la dueña de casa, la arquitecta Giselle Chalu. Vive aquí desde hace años con su marido y sus dos hijas y conoce a la perfección este desarrollo en lo que alguna vez fuera la fábrica de Nestlé que podés ver haciendo click acá.
Las lámparas están hechas con red de fibras naturales teñidas artesanalmente combinadas con luz led dimerizable. Lo mejor de ambos mundos.
Muy bien diseñado
Los arquitectos Florencia Ordóñez y Nik Wenzke son pareja en la vida, socios en el estudio OrdoñezWenzke, y dueños de este departamento en una dirección envidiable: el complejo Barrio Parque Los Andes, en Chacarita. “Observamos el recorrido del sol para hacerlo llegar a lo más profundo”, recuerda Florencia. Entonces, eliminando la pared que dividía estos ambientes, lograron un estar amplio y luminoso que une living, comedor diario y cocina.
Arquitectos al fin, Nik y Florencia midieron la funcionalidad y la encauzaron con el mejor diseño posible. Una muestra es la mesa, fantástica, que con las sillas y la lámpara de A3 logra un conjunto tan original y fresco que la emparenta sin problemas tanto con la cocina como con el living.
Replanteo
La arquitecta Josefina Torello, de JT Arquitectura, estuvo a cargo de la reforma de este departamento frente a plaza Las Heras y también de su interiorismo, que llevó a cabo junto con su socia, Estela Ocampo. Mediante un replanteo de la distribución, lograron que la luz del balcón llegara hasta el fondo del departamento, donde hoy el comedor comparte el espacio con una cocina muy bien planeada y equipada. El diseño de iluminación tenía que ser estético, funcional y resolver un auténtico problema de escasez de claridad durante algunos momentos del día.
Una lámpara tan ligera que parece levitar, con dos cuerpos luminosos que dan luz puntual y cálida de modo longitudinal.
Misión cumplida
“No es que sean ambientes tan grandes, sino que buscamos siempre ir de borde a borde. El énfasis estuvo en una amplitud bien iluminada: se prefirió eso por sobre un gasto mayor en el revestimiento del piso, por ejemplo”, nos contaba el arquitecto Diego Abramzon, al frente del estudio que lleva su nombre, que no solamente participó de la construcción del edificio sino que, en esta unidad, también se hizo cargo del interiorismo.
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