Antes y después: Un dos ambientes de 45m2 ganó luz, home office y tres veces más espacio de guardado.
Un anticuado departamento en Vicente López, la primera vivienda de su dueña, hoy cumple de sobra con los requisitos de la vida actual.
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Un dos ambientes avejentado no sólo en apariencia sino en cuanto a instalaciones. Ese fue el punto de partida para la reforma que realizó el estudio Mendieta Giambelluca en un departamento de 45m2 en Vicente López. El eje estaba claro: contar con mucho espacio de guardado, un escritorio para hacer home office y una cocina práctica. Al ser su primera vivienda, la dueña no traía muebles de etapas anteriores. La resolución, entonces, podía ser diferente.
"En lugar de tener muchos volúmenes sueltos, diseñamos equipamiento fijo que cumpliera varias funciones: así proyectamos el mueble del living, que tiene también acceso desde el pasillo"
Arqs. Ornella Mendieta y Agustina Giambelluca
Otro perfil
Un plano clarísimo
El proyecto comenzó a principios de 2020 pero tuvo que ponerse en pausa durante la pandemia: aprovecharon para avanzar con la idea y la compra de materiales, que tuvieron listos para septiembre, cuando activaron los tres meses de obra que actualizó por completo el departamento.
Una cocina integrada (y divina)
La cocina, que da al pequeño pulmón del edificio, necesitaba luz natural, además de una actualización completa. La abrieron y repitieron la fórmula del living: mobiliario fijo que permite mantener el orden
“La iluminación tiene una base técnica, con rieles y plafones embutidos, para la que tuvimos que respetar las bocas existentes en la losa. En paralelo, diseñamos una iluminación decorativa para crear clima”.
Abierta, la cocina tenía que ser linda, además de funcional. Los muebles tienen detalles en petiribi, en línea con el piso de porcelanato símil madera (ILVA) de todo el depto.
Doble faz
El pasillo, antes solo un carril de circulación, tiene ahora otro uso: permite la apertura del escobero y el sitio en el que guarda la ropa para lavar (todo en el mueble principal). Y además, al bajar el cielo raso, aloja una baulera a la que también se accede desde el cuarto.
Como la pared de hormigón no permitía variar la ubicación de la grifería y sanitarios, cambiaron el equipamiento, el revestimiento hasta media altura y diseñaron muebles con profundidades mínimas.
Por Daniela Rossi
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