Como una guía fresca en un mundo a veces lejano, la directora de arte y curadora Tamara Selvood nos acerca cinco artistas contemporáneos que llamaron su atención últimamente.
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“No entiendo nada de arte”, es una frase que me canso se escuchar. Puede que la misión más ambiciosa de esta columna sea justamente la de desterrar esta creencia que genera tanta distancia entre artistas y potenciales coleccionistas. Es que así como uno no necesita educación alguna para enamorarse, tampoco existe ninguna formación que nos prepare para ese flechazo que se da cuando te cautiva una obra.
Te pueden presentar artistas que te resulten más o menos interesantes, pero cuando uno tiene un encuentro cercano con la obra indicada, no hay guía ni hay razón que pese, solo un magnetismo.
No hace falta estudiar para sentir y -aunque siempre es nutritivo conocer el contexto, los movimientos, técnicas y su evolución- saber qué quería comunicarnos un artista al momento de crear puede elevar eso que estamos experimentando, pero nunca reemplazará ese magnetismo visual.
Samantha Abugauch
Hay algo poderoso, cautivante e íntimo que coexiste en la obra de Samantha Abugauch. Según cuenta la artista cordobesa, su primer contacto con la pintura fue a través de su abuelo, con quien replicaba antiguos catálogos de pintura clásica.
Algo de ese pasado se vislumbra en su trabajo: un bestiario de animales salvajes, silvestres y domesticados cargados de simbolismo, metáforas y alegorías de la condición humana.
Quienes están en Uruguay, este verano tendrán la posibilidad de encontrar su obra en el espacio de Barrakesh, en Pueblo Garzón. Sus pinturas van de los 500 a 8 mil dólares dependiendo del formato.
Gerardo Oberto
Siguiendo la impronta clásica, la serie de flores de Gerardo Oberto propone una resignificación de la naturaleza muerta.
Su técnica mixta parte de la fotografía y trabaja en capas sucesivas de pintura para lograr un efecto visual texturado y añejado pero sorprendentemente contemporáneo y fresco.
Sus obras pueden encontrarse en la galería The White Lodge con sus precios que oscilan entre los 700 y 3000 dólares.
Lola Barreyro
No es fácil decir qué es lo que hace únicas a las obras de Lola Barreyro. A veces lo que se lleva nuestra atención es una figura, otras una composición o un uso sensible del color y otras el imán tiene que ver con lo táctil, con la textura, la materia que constituye a la obra y nos obliga a acercarnos y mirar con detalle.
Las piezas de Lola Barreyro mutan de la naturaleza al plástico, contrastan esa sensación de ingenuidad artificial con historias que nos remontan a la tierra, el campo y sus cielos nocturnos.
Con obras que van de los 300 dólares en su formato mediano a los 1500 en el caso de las más grandes, su propuesta es amplia y accesible.
Ignacio De Lucca
Hace unas semanas visite Liga, una plataforma creada por Fresia Carnota y Mercedes Dougall que conecta artistas, galeristas y coleccionistas a partir de muestras con montajes en locaciones reales. De su propuesta, me llamaron especialmente la atención dos artistas que compartían su amor por las acuarelas y las paletas armoniosamente saturadas. El primero, Ignacio De Lucca.
De Lucca es un artista misionero que tiene una gran trayectoria. Su poética exuberante y sus colores desfiguran una vegetación rica y saturada que nos transporta en sus imágenes a la Misiones natal del artista.
Quienes van tras una obra original pueden pensar en obras que parten de los 600 dólares en formato pequeño a 4000 en el caso de las más grandes.
Lu Garabello
La segunda artista que me enamoró fue Luciana Garabello. Hay algo de sus figuras infantiles, animales de cuento y la forma en que sus paisajes dialogan con juegos de palabras que quedó bailando en mi cabeza después de ese primer encuentro.
Sus obras son narrativas de una vida más simple, más divertida, más inocente. Me alegran y me dan nostalgia al mismo tiempo.
Como si evocaran un recuerdo que no podemos detectar claramente en nuestra cronología, algo de esas escenas se siente propio y personal aún siendo el producto de la imaginación ajena.
Ideales para exhibir en montaje, las obras en formato pequeño se inician en 350 dólares.
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