Hablamos con varios de sus fabricantes y, también, con quienes eligen estas piezas únicas para convivir.
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Con procesos que se mantienen intactos desde que los inmigrantes los trajeron hace más de un siglo, hoy es posible elegir el diseño de calcáreos y azulejos que se ponen a la altura de los tiempos que corren.
Noi Estudio
Constanza Capatto y Milagros Vázquez son arquitectas, amigas y fundadoras de Noi Estudio. En 2015 vieron que en el rubro de revestimientos faltaban opciones personalizadas y se largaron como diseñadoras y productoras. Además del proceso artesanal, les fascinaba la posibilidad de combinar dibujos y colores para producir calcáreos, graníticos y cerámicos que hacen a pedido y también tienen series en stock. Su lanzamiento más reciente son los mosaicos venecianos.
“Nos gusta trabajar con un material atemporal, darle un toque contemporáneo y resignificarlo con nuevos usos”, cuenta Constanza. Justamente, en la casa de la diseñadora Luz Ballestero le dieron una impronta original al frente de hogar y de la barra donde aplicaron calcáreos. Luz tuvo la idea calcáreos tipo ‘Vainilla’ como los que usan en las veredas y en el estudio definieron el tono.
En otro ejemplo real publicado por Living, vemos el departamento de estilo francés de la arquitecta estadounidense Jill Lewis, que expandió los límites de la cocina hacia el sector social. Para el piso, tomó como base el modelo ‘Abaco’ de Noi Estudio y le hizo algunas modificaciones que se adaptan a su gusto.
Cia. Argentina de Pisos
En uno de esos encuentros afortunados que regala el destino, el arquitecto Eduardo Mascheroni, Máster en Preservación de Patrimonio, llegó a la fábrica fundada por el español José María Cortés en 1896, pionera en la producción de pisos calcáreos de Argentina. De allí salieron los pisos del Palacio del Congreso de la Nación, la Casa Rosada y edificios administrativos de varias provincias de los que siguen siendo proveedores. Quedaba poco y nada del poderío de Cortés, que impulsó la elaboración de cemento nacional para abastecer su fábrica, y el plantel estaba reducido a su mínima expresión. Sin embargo, el arquitecto sabía que estaba ante un tesoro. En 1992, Eduardo y su hermana Julia, que trabajan a la par, se animaron a escribir una nueva historia, se hicieron cargo del negocio y rebautizaron la marca con el nombre de Cia. Argentina de Pisos, uno de los referentes del rubro.
“Para que se luzcan, los calcáreos tienen que estar en un espacio que lo amerite”, dice Eduardo, que relaciona este tipo revestimientos con construcciones antiguas o clásicas y no tanto con el estilo minimalista.
Cia. Argentina Pisos cuenta con un acervo de 2500 moldes con dibujos originales, pero también realizan diseños a pedido. Operarios calificados, de los que hay pocos, realizan todo el trabajo a mano: primero se hace la placa cementicia. Luego, sobre la matriz, se van colocando los pigmentos nacionales e importados con dibujos de flores, estilo art nuveau, art deco, inspiraciones orientales o geométricos. Los plazos de entrega se pueden extender hasta los 60 días, pero la espera vale la pena.
Acorde a los tiempos que corren, Cia de Pisos creó un catálogo Interactivo, una herramienta exclusiva, fácil de usar y que genera la fascinación de un video juego: permite elegir el dibujo y el color del fondo, de la guarda y combinar todo a gusto. “Hasta 1930, todos los pisos eran calcáreos. En 1930 surgió el granítico y a partir de1950, con la aparición de los cerámicos entró en desuso. Desde hace un tiempo, fueron rescatados por su valor artesanal”, cuenta Mascheroni. Instagram: Cia Argentina Pisos.
Giacomozzi-Molinari
Ignacio Molinari se crió en la fábrica que fundó su abuelo, Humberto Giacomozzi, donde también trabajaron su mamá y su papá, Norberto Molinari. Ahora, él está al frente Giacomozzi-Molinari. Orgulloso de continuar con la tradición familiar, abrió una planta en Escobar, donde aumentó y renovó la maquinaria que hace más liviano el trabajo de pre y pos producción. También fabrican nuevas matrices con impresión 3 D. Otra de las incorporaciones que hizo Ignacio es un secadero donde las piezas se airean durante varios días para que lo colores se fijan de manera uniforme.
“Hay clientes que quieren tener sí o sí algún espacio revestido con calcáreos, porque les trae recuerdos de las casas de la infancia, pero también porque son materiales que duran para siempre. Es más, su aspecto mejora con el paso del tiempo”, afirma Ignacio. Entre los diseños preferidos de Ignacio están los clásicos como el panal de abeja o la flor de lis, mientras que los más actuales se destacan por las líneas geométricas.
La colocación que se realiza sobre pastón de carga y el curado que se hace, primero, con jabón blanco; luego, con kerosene, para retirar el salitre.
Apasionados por los materiales antiguos y curiosos por naturaleza, la paisajista Cecilia Astigarraga y su marido, Mariano Martínez les confiaron los pisos de la entrada y la galería (en la foto de arriba) de su casa a Giacomozzi-Molinari, y además quisieron ser testigos de la fabricación. “Nos tuvieron muchísima paciencia. Fuimos varias veces porque no estábamos seguros del diseño, nos mostraron distintos moldes e hicimos muchas pruebas hasta que llegamos al color que queríamos. Ver cómo se hacen las piezas fue una experiencia hermosa”, recuerda Cecilia”
Azul Marino
“No hice nada para aprender el oficio. Lo llevo en la sangre”, dice con naturalidad Eugenia Fantin, diseñadora de indumentaria y calzado y creadora de la firma de azulejos artesanales Azul Marino. Cuando era chica, pasaba las horas en el taller de sus abuelos ceramistas que pintaban sobre azulejos y eran reconocidos por la calidad de sus dibujos con motivos españoles y portugueses, tan de moda hace unas décadas en cocinas y baños.
Ahora es ella quien ahora instaló un taller en el fondo de la casa de su mamá. Allí trabaja a pedido para un público fiel y creciente. Desde cero, produce las bases de arcilla, crea los colores, pinta con esmalte o aplica distintas técnicas para lograr revestimientos personalizados y únicos por sus formas y tamaños. “Es un trabajo complejo pero muy gratificante”, dice Eugenia.
Uno de los productos más exitosos de Azul Marino son las “formitas”, como llama Eugenia a sus azulejos de pequeño formato que se pueden usar para guardas o patrones.
Terra Calcáreos
Una a una. Así se hacen todas las piezas de Terra Calcáreos desde hace casi 75 años, cuando la familia de Alberto del Priore llegó desde Italia con un saber ancestral, el de hacer las matrices, crear los diseños y combinar los pigmentos naturales de manera magistral. Hoy la tradición continúa de la mano de Tomás Moro, su nieto. “Además de despertar la memoria emotiva los calcáreos siguen vigentes porque permiten crear motivos personalizados, casi como obras de arte, que perdurarán por años”, reflexiona.
“Quería traer el verde del exterior hacia adentro”, cuenta la diseñadora Melanie Guibert sobre los pisos de la cocina espectacular sobre estas líneas, hechos con diseño clásico de Terra Calcáreos. Una vez elegido, hicieron una gran cantidad de pruebas hasta que lograron el tono exacto de verde y una combinación armónica de colores.
“Existe un nuevo público atraído por calcáreos porque conservan la calidad de un producto artesanal, pero con figuras más geométricas y una paleta de tonos claros y vibrantes”, dice Tomás Moro.
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