Comprar un buen sofá es una inversión grande que tiene que llenar muchos casilleros. Les preparamos una guía con consejos para afinar el criterio
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Se usa para todo: reunirse, comer, leer, ver televisión, dormir la siesta, pero encontrar la pieza ideal no es tarea fácil. ¿Cuán profundo ¿Cuán largo? ¿Con qué estructura? ¿Con qué relleno? ¿Con o sin patas? ¿De qué color? Diseñadores idóneos en el tema charlaron con Living para marcar un norte al momento de elegir un sillón duradero.
Determinar uso y tamaño: los puntos de partida
“La elección de la posición de sentado y del modelo de sofá dependerá de cómo vaya a ser usado la mayor parte del tiempo”, dicen Bárbara Guevara y María Cohen, de Helmut, quienes disponen de un abanico de categorías que van desde “muy sentado” hasta “acostado” vinculadas a la profundidad (entre 85 centímetros y 1,20 metros) y las proporciones de sus diseños.
En lo que al tamaño respecta, lo definirá el espacio disponible y la cantidad de personas que hacen uso diario del sofá (en la medida estándar, que ronda los dos metros de largo, caben tres plazas). Un buen recurso para asegurarse que quepa bien en el espacio deseado es pegar al piso una plantilla de cartón o marcar un perímetro con cinta.
La altura: el caso de los sillones modulares
“Otro tema a considerar es cómo se va a entrar el mueble”, agregan en Helmut, e inmediatamente refieren a un modelo que es tendencia: el sillón modular. “No solo tiene la ventaja de que evita los izajes por fuera, sino que permite distintas configuraciones para cada situación social.
Estos sillones de piezas autónomas suelen ser profundos –alrededor de 1,20m– y bajos, y responden al creciente deseo de “echarse” al llegar a casa. “Tiene que ver con una tendencia que va más allá del mobiliario: usar ropa holgada, comer comida natural y buscar una postura relajada”, reflexiona Carolina Tencaioli, fundadora de Línea Neta.
Por ser bajos en la mayoría de los casos, los sillones modulares no son aptos para cualquiera.
Tanto Tencaioli como Matías Lomniczy –de Quintana Casa– coinciden en que un sofá con el asiento a 45 centímetros –estándar– y el respaldo a 90 grados es más amable para la gente mayor que uno bajo y profundo, que los complica al levantarse. “A más edad, más altura”, resume el dueño de la tienda ubicada en Recoleta. Y la fundadora de Línea Neta, agrega: “También, el colchón va a ser más rígido y recto para adultos, parecido al de una silla”.
Augusto Silverio, creador de Impronta Sillones, suma precisiones, “La altura final del sofá, que varía con cada modelo, suele ser de entre 70 y 85cm”. Llegado a este punto, hace una salvedad sobre los sillones modulares bajos: “Para aquellos con respaldos cortos, es fundamental contemplar almohadones que sobrepasen la línea de terminación y permitan apoyar bien la espalda sin que la cabeza quede colgando”.
El relleno
El relleno favorito para todas las casas de diseño consultadas es la espuma de poliuretano “soft”. Se trata de una versión de goma espuma que tiene rebote y recupera su forma con facilidad. Ponerle vellón por encima o relleno a granel son los trucos para conseguir un efecto mullido.
En Quintana Casa no suman agregados a la espuma, sino que tienen una receta propia, que terminaron de delinear tras la reciente visita del equipo a CASACOR, la feria anual de arquitectura e interiorismo brasileña. “La dureza o blandura del asiento es siempre un debate en el local. Hemos aprendido que en Brasil hacen una suerte de sándwich con dos capas duras y de poco espesor arriba y abajo, y una gruesa y blanda al medio. Eso permite que la tela se mantenga tensada y da mucha comodidad; lo replicamos y anda muy bien”, detalla Lomniczy.
Y respecto del uso de resortes dentro de la espuma, dice: “Con una buena base de cinchas cruzadas, no es necesario sumar resortes. Además, la calidad de la goma espuma es cada vez mejor, lo que permite prescindir de ellos”. Basta con probar el sofá en la tienda para corroborar preferencias.
Augusto Silverio, de Impronta Sillones, coincide en que se puede prescindir de resortes, pero en su firma prefieren incorporarlos para asegurar “más comodidad y mejor trabajo de la placa de asiento”. La cantidad de vueltas de ese resorte (tres o cinco), dependerá del espesor de la placa de poliuretano. “Hace falta un resorte que prácticamente tenga la misma altura del frente”, explica.
Acto seguido, comparte algunos números: “La espuma se divide en densidades que rondan, en general, entre los 18 a los 28 kg/m3. Cuanto más alto es el kilaje, más dura la placa. Solemos trabajar con espumas de 26 y de 28 kg/m3, que tienen entre 14 y 22 centímetros de altura, según el modelo de sofá. Si bien al principio pueden resultar duras, aseguran durabilidad”.
"Para sofás con respaldos cortos, es fundamental contemplar almohadones que sobrepasen la línea final y permitan apoyar bien la espalda y la cabeza."
Augusto Silverio, de Impronta Sillones
Los almohadones también merecen su apartado. “Antes los hacíamos con pluma de ganso; ahora optamos por duvet sintético e hipoalergénico, que cumple con las mismas características de peso y de forma, sin riesgo de causar alergias”, cuentan las diseñadoras Guevara y Cohen.
En resumen:
- Elegir la profundidad del sofá según el uso que se le quiera dar.
- A mayor edad, se recomienda más altura de asiento (45 centímetros es la medida estándar) y un ancho de 90, para que la persona pueda sentarse erguida.
- La espuma de poliuretano “soft” es la que mejor recupera su forma.
- Una buena densidad de espuma supera los 20 kg/m3.
- La altura final de los sofás oscila entre los 75 y los 85 cm; si es más bajo, sumar almohadones al respaldo para mayor comodidad.
- Existen rellenos hipoalergénicos para almohadones.
Esqueleto
La estructura es el alma del sofá: tiene que soportar peso por años. En general, suele ser de madera maciza, seca y sin nudos. ¿Las más comunes? Saligna, álamo o petiribí.
Algunos fabricantes, como los de Impronta Sillones, se animan a usar pino, descartando los tramos que tienen nudos. “Lo usamos porque se vende seco, algo fundamental para el esqueleto, ya que la madera húmeda puede doblarse o rajarse. La saligna se seca en hornos industriales y puede que, con tanta demanda, la despachen rápido, sin que llegue a secarse bien”, dice Silverio.
Una alternativa a la madera es la estructura metálica. “Nos gusta porque permite trabajar con espesores finales más delgados que la madera, dejando, a igual largo de sofá, un espacio interno de sentado mayor”, cuentan las socias de Helmut en referencia a sus modelos Ocho y Quebrado con patas a la vista, los preferidos de quienes buscan “facilitar la limpieza”.
Al esqueleto lo cierra siempre una fiselina engrampada por lo bajo. “Es para poder acceder con comodidad, en caso de tener que repararlo”, aclara Tencaioli, de Línea Neta.
En resumen:
- Las estructuras de madera deben hacerse con material macizo, seco y sin nudos.
- Sean estructuras de madera o metal, las patas deben formar parte de la estructura general del sofá y no estar aplicadas, ya que eso puede debilitarlas.
Géneros y color
Si de practicidad se trata, la funda desmontable y holgada de tussor escaló a la fama hace algunos años y sigue pisando fuerte, en particular, en los playrooms: si hay chicos dando vueltas, son candidatas al lavado frecuente.
La mayoría de los diseñadores consultados sugieren usar colores neutros y claros, por varios motivos: son fáciles de combinar, dan sensación de amplitud si el espacio es chico, no sufren tanto desgaste al lavarse y se bancan la exposición al sol (el tussor teñido, por ejemplo, se mancha bastante rápido al recibir rayos a través de a ventana).
Los toques de color, dicen, se pueden aportar con textiles, almohadones y muebles accesorios. Ahora, para quienes se animan a apostar a un gran sofá colorido, una buena idea es optar por telas con brillo como panas, terciopelos o cueros, para que reflejen la luz en el espacio.
“No hay ningún género que resista al sol. Pero una pana veluti sintética, por ejemplo, puede reemplazar un terciopelo y va a resistir mejor el desgaste, por más que las texturas y el peine, en detalle, sean distintos”, dicen en Impronta Sillones. “Y hay que ser sinceros. Tampoco existen telas inmunes a los desgarros”.
Algo que sí contemplan casi todos los catálogos que circulan en el mercado son géneros con tratamientos antimanchas. “No es que no se mancha la tela, sino que es menos absorbente en esta versión y da tiempo a limpiarla una vez que se le vuelca algo encima”, aclara Lomniczy, de Quintana Casa.
Un truco: las telas con textura como el chenille o el bouclé –que empezó a verse mucho en los últimos meses– disimularán mejor las manchas.
En resumen:
- Los colores neutros y claros son combinables y resisten el desgaste del sol.
- Cuanto más algodón tenga el género, más rápido se decolora.
- Si se apuesta al color, una tela con brillo va a evitar que el sofá se lleve toda la luz del espacio.
La forma
El sofá curvo, tipo medialuna, es tendencia. Ha sido el infaltable en todas las exposiciones de interiorismo que se celebraron en lo que va de 2023.
“Lo vimos mucho en el último viaje a Brasil. Estéticamente son bárbaros y cómodos, pero, funcionalmente, quizás no tanto. Ocupan mucho lugar en el ambiente”, dicen en la tienda de Recoleta.
Otra forma que se elige mucho es la del sofá esquinero o en L. Si bien requiere, también, de bastante espacio, puede reversionarse con un puf que se saque y se ponga cada vez que quieran apoyarse los pies. Incluso, con una bandeja encima, este módulo autónomo puede cumplir el rol de mesa ratona.
Más tips
- Dejar liberados entre 60 y 80 centímetros para circular alrededor del sofá.
- Complementar sofás pequeños con butacas o módulos anexos.
- Si la base del sofá es alta, puede fabricarse un espacio de guardado por lo bajo.
- Sumar mesas de arrime que coincidan con la altura del apoyabrazos para evitar reincorporarse constantemente a la mesa ratona. “A menos que se instale un juego de mesas de distinta altura, en una de las cuales se puedan poner las rodillas por debajo”, dice Tencaioli, de Línea Neta.
- El corte y la confección de la tela implican moldería. Si está enroscada a las patas, significa que no fue cortada como debería.
- Para verificar que la estructura del sofá sea buena, probar con levantar una de las patas delanteras; si la otra se levanta a la par, entonces el armazón seguro esté alineado y sea resistente.
- Si el sofá es bajo, la persona sentada va a estar muy cercana al piso; acompañar con una alfombra aporta calidez y ayuda a evitar deslizamientos.
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