
En solo dos meses y sin entrar en obra, una interiorista logró transformar un departamento frío y desangelado en un espacio cálido y funcional.
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Cuando una joven pareja encontró este departamento, estaba listo para habitar, pero le faltaba algo: carácter. “Era un lienzo en blanco, como suele pasar con las terminaciones de obra. Nosotros vinimos a ponerle textura, calidez y un poco de vida”, cuenta Sheila Bursztyn, interiorista y fundadora de Paprika Estudio, que participará en la edición 2025 de Experiencia Living, del 1° de abril al 4 de mayo.

La intervención se basó en potenciar lo que ya había, sin perder de vista funcionalidad y rapidez: tenían dos meses para transformar el espacio antes de la mudanza.
Apertura y bienvenida
El cambio más fuerte fue en el ingreso. “Había un muro que encerraba el toilette y restaba amplitud. Al tirarlo, logramos un estar más integrado y luminoso”, explica Sheila.
Para compensar la ausencia de esa división, se diseñó un recibidor con un revestimiento que cubrió pared y puerta, y unos estantes para apoyar llaves y darle otra impronta al acceso.
"La idea era que el ingreso tuviera presencia, que no fuera solo un pasillo."
Sheila Bursztyn, interiorista y fundadora de Paprika Estudio
Algo nuevo, algo viejo
Ubicado en un piso 14 de Villa Crespo, el departamento partía de una buena base: 200 m2 de superficie, muy buena iluminación y distribución y buenos materiales de base.

En la distribución del edificio -bien contemporánea- los ambientes se distribuyen en pocos pero amplios, en ese sentido el área social era el espacio perfecto para la televisión. Buscando darle su lugar sin resignar estética, se revistió la pared con un varillado y marco de melamina símil roble.

Tanto en el estar como en el comedor, se trabajó sobre lo existente: “Ellos ya tenían el sillón, la mesa y las sillas de su departamento anterior. Entonces, jugamos con texturas y detalles para darles nueva vida”.

El juego de comedor había sido diseñado por Bursztyn para su anterior casa. Para renovarlo se dejó a la vista el tapizado original de las sillas, que encajó perfecto con las nuevas mesas ratonas grisáceas.

Pequeñas intervenciones, grandes impactos
En el toilette, el cambio fue sutil pero efectivo. “Era el típico baño de obra con una bacha blanca cuadrada y grifería plateada. Sumamos un revestimiento, nueva bacha, estantes y detalles en negro para integrarlo al resto de la casa”.

Sin escombros, pero con carácter
La gran protagonista de la reforma fue la cocina. “El desafío era que ya tenía buenos materiales, pero le faltaba onda. Decidimos cambiar las alacenas y sumamos una isla para ganar superficie de apoyo”, explica Sheila.
Los clientes querían un espacio cómodo para la vida diaria con sus hijos, por lo que la isla se diseñó con sillas bajas, evitando la típica barra alta. También se incorporó una estación de café y un mueble para la heladera, cerrando un conjunto más armónico.

“Aunque en mi trabajo la paleta suele ser neutra, en general la combino con algún acento de color”, explica la diseñadora. En el caso de la cocina, ese toque sutil estuvo dado por las sillas.
“Este fue un trabajo donde hubo mucho de la clienta, tenia bastante claro lo que quería. Mucho de mi rol fue seguir lo que ella venia recopilando de referencias”, cuenta la diseñadora.

A pedido
El dormitorio principal también tuvo una gran dosis de personalización. “Ella tenía clarísimo lo que quería: un respaldo con textura y un tono específico. Fuimos por ese camino y sumamos estilismo con deco, ropa de cama y accesorios”, cuenta Sheila.

Siguiendo la pista de la cocina, en los dormitorios se retomó el verde que se combinó con los tonos más neutros que caracterizan a Paprika.

En clave infantil
En el caso de la habitación de los chicos, el punto de partida fue un empapelado diseñado a medida en beige con “machas” verdes. A partir de ahí, se eligieron alfombra y textiles para armar una composición equilibrada.

Unificar estilos
En el antebaño, se mantuvo la base existente aunque con algunos detalles que marcaron la diferencia. “Unificamos todo con la misma madera usada en la cocina y los interiores de placard, para que la casa hable un mismo idioma”, explica Bursztyn.

El resultado es un departamento que pasó de ser un estándar de constructora a un hogar con identidad.
“Fue una obra exprés, pero con mucho impacto. A veces, con decisiones estratégicas, se puede transformar un espacio sin grandes demoliciones”.
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