Se llama Aiport, costó US$90.000, se abrió esta semana y en su terraza habita una aeronave: un Aero-45 que voló en Checoslovaquia en medio del conflicto bélico
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Por lo general, los bares temáticos llaman la atención en el eterno desfile de opciones que la city porteña ofrece para tomar un trago. La ciudad ya contaba con propuestas destacadas, como rooftops en la cima de altos edificios y locales con decoraciones estrambóticas tales como un subte o una florería. La última novedad en estrenarse se encuentra en Palermo Botánico, se llama Airport y está todo ambientado como si fuera un aeropuerto.
Se trata de la nueva apuesta de Dante Liporace, el chef detrás de la creación del Mercado de Liniers y Molusca, entre otros. De la mano de Alejandro Peirano, arquitecto que también trabajó con él en el diseño del bar Uptown ( famoso por replicar el metro de Nueva York) y de su nuevo restaurante de mar en Pinamar, el dúo optó esta vez abocarse a la aviación.
En el centro de la terraza, el protagonista del bar es un avión de guerra Aero-45 -mal llamado Skoda- que participó de la Segunda Guerra Mundial. El arquitecto consiguió la pieza en un campo ubicado en Sierra de la Ventana, donde un coleccionista lo tenía desarmado y sin uso. El dato curioso es que este avión en particular es una reliquia, ya que voló en Checoslovaquia durante el conflicto bélico y es un gran atractivo para los aficionados del rubro. “Vinieron personas re fanáticas que se pusieron a investigar sobre cuál era el avión, de dónde había salido, la serie y dónde había volado”, detalla el chef.
Además, el bar en el que el aeroplano es el protagonista promete convertirse en el lugar elegido por quienes frecuentan la noche porteña. “La gente va corriendo directo a sacarse la foto con el avión. Vi mucha gente apoyando sus tragos en el ala como si fuera la barra, podes ponerte al lado del avión y te quedas ahí”, comenta el ex chef de la Casa Rosada.
El avión se complementa con una gran ambientación que genera que quien lo visite pueda sentirse dentro de un aeropuerto . Al entrar por la puerta sobre Cabello al 3601, recibe a los comensales una azafata detrás de un mostrador que toma las reservas como si fuese un servicio de check-in .
A continuación, un ascensor o una escalera suben al primer piso donde se abre una gran terraza decorada bajo la temática aeroportuaria: garrafas que parecen bombas, partes de avión desperdigadas, elementos de camuflaje y en enero incorporarán incluso una antena. Además, hay un sector vip para seis personas donde los asientos son butacas como si fueran las de primera clase, la comida viene en las típicas bandejas que se usan en los vuelos y ese espacio hasta cuenta con ventanas de aviones.
En su primera jornada abierta al público, ya tuvo 40 reservas y 20 clientes que entraron cuando lo vieron al pasar. El chef pronostica que, como en otros bares en los que trabaja, si la ocupación sigue subiendo tendrá que implementar todos los días el sistema de reservas.
La realización de Airport requirió una inversión de US$90.000 y emplea actualmente a 13 personas. En sus aproximadamente 300 m², el bar tiene capacidad para 120 personas paradas, 80 sentadas y 40 asientos cubiertos, incluyendo los seis asientos del VIP.
La zona de Palermo Botánico “es un barrio de mucho cafecito y cervecería de noche pero no había ningún bar para que la gente se fuera a tomar un trago a las siete de la tarde a una terraza”, describe Liporace, quien busco con la propuesta atender a una demanda insatisfecha .
En la planta baja de ese edificio en la esquina de Scalabrini Ortiz y Cabello supo estar la icónica confitería Squzi, que luego fue reemplazada por la casa de decoración uruguaya llamada Vivai. En sus cercanías, también hay una heladería santafecina y una cafetería que generan un pequeño polo gastronómico.
Cuánto cuesta un trago y cuál es la estrella
Según el Chef, el consumo promedio apunta a que cada persona gaste no más de $2000. Una curiosidad es que la carta tiene tragos de autor que llevan el nombre de una capital con su respectivo aeropuerto. “El trago estrella es París”, comenta, el cual lleva Lillet, Aperol, nectar de sauco, jugo de lima, jugo de pomelo, almíbar neutro, cognac Hennessy y marca el techo de precios: cuesta $780. Los otros destinos que ofrece son Nueva York, Londres, Rusia, Tokio, Hong Kong, México y el infaltable Buenos Aires. El más barato de esta categoría se vende a $720. Para quienes eligen los tragos clásicos, el costo será de $700, aunque también se puede variar entre distintos tipos de espumantes, vinos, cervezas y bebidas sin alcohol. Quienes optan por el sector VIP deberán desembolsar entre $6000 y $7000 e incluye bebidas ilimitadas y distintas opciones de comida.
Para comer, el chef recomienda compartir las porciones de los 15 platos y tres postres que componen el menú. Las opciones más baratas son la tostada de palta y yogurt con brócoli o el paté con manzana y nueces que cuestan $1050 y las más caras el Vitel Tone y el gravlax con ricotta cítrica a $2000.
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