Lucas Salvatore es un apasionado por la construcción y se animó a apostar por las estructuras de acero para casas pequeñas y grandes edificios
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Lucas Salvatore heredó de su padre la pasión por la construcción y maneja la empresa familiar dedicada a las construcciones con acero fundada hace 30 años. Actualmente tienen en ejecución casas, edificios y un hotel.
El emprendedor recuerda que la primera vez que propusieron llevar a cabo una obra de principio a fin con acero -idea que veían como moneda corriente en países de Estados Unidos y Europa- los “miraron como extraterrestres”.
Pero siguió adelante porque descubrió que había un problema en el mercado que, desde su visión, el acero podía solucionar. “Cuando vimos la complejidad de la construcción tradicional sumada al incumplimiento de plazos y la falta de certeza absoluta -considerando que la evolución va hacia algo mucho más certero y a favor del cuidado del medio ambiente- dejamos de ser una empresa de estructuras de acero para ser una empresa llave en mano”, resume el cambio de paradigma que ejecutó su empresa en 2016.
Edificaciones hechas con acero
Sin embargo, en la ciudad de Buenos Aires hay varios edificios icónicos construidos de esa forma: el ex Correo Central (actual CCK), la torre Bouchard y el Hotel Plaza en Buenos Aires, mientras que en el mundo hay cientos de referencias, como el Burj Khalifa en Dubái y el Empire State en Nueva York. Las pasarelas del glaciar Perito Moreno también fueron construidas con ese material.
Se trata de un material que permite realizar obras el doble de rápido de lo que demoran las tradicionales en un proceso que resulta más amigable con el medio ambiente.
Si bien hay fábricas de acero que se dedican a vender estructuras de edificaciones a las constructoras o desarrolladoras, son contadas las empresas que en el país realizan desarrollos completos con entrega de llave en mano centrado en este material.
“El acero es el mejor aliado para la velocidad”, afirma Salvatore y agrega que estas obras se ejecutan el doble de rápido que las de hormigón. Por ende, si un edificio tradicionalmente tarda tres años en construirse, los hechos con acero se pueden ejecutar en un año y medio.
Por ejemplo, esta característica permitió que su emprendimiento pudiera construir entre 90 y 120 días 10 hospitales de 1000 metros cuadrados en distintas provincias de la Argentina para las Naciones Unidas ante el estallido de la pandemia de coronavirus. En otro caso, la empresa recibió un pedido para construir en seis meses un hotel en el Cerro Catedral, es decir que la construcción se debe ejecutar entera en medio año.
Cabe destacar que la construcciones grandes con las estructuras con acero no son lo mismo que el sistema popularmente conocido como steel framing. Si bien ambas utilizan el acero como material principal, las técnicas son distintas. “La diferencia es que el steel framing se basa en la portabilidad de la casa que le da el muro y que tiene una estructura de perfil liviano mientras que en nuestro caso reemplazamos el hormigón por perfiles de acero en la estructura de las columnas y las vigas”, explica Salvatore.
Cómo son las tiny houses
Salvatore también construye tiny houses -llamadas SUMbox- que arma en 90 días. Tienen 21 metros cuadrados y las vende a US$25.000. “Se transporta terminada en camiones y es relocalizable, por lo que el dueño puede ponerla en verano en Pinamar y en invierno en Bariloche para así aprovechar las temporadas altas de turismo en cada lugar”, explica el emprendedor.
De todas las unidades vendidas hay dos usos más comunes: oficina y hotel. “Son como habitaciones premium que puestos en un glamping te permiten estar en un lugar soñado con la comodidad de un hotel”, cuenta.
Los inversores que adquieren tiny houses tienen varias ventajas a favor. En primer lugar, la renta: “El SUMbox hotelero es una baja inversión que permite obtener una renta mayor al 10% anual en dólares con una inversión que entre el producto y la infraestructura no supera los US$30.000″, resume Salvatore. En ese sentido, indica que “con la misma inversión que te comprás una cochera en la ciudad de Buenos Aires que deja una renta mensual de $25.000 te podés comprar una de estas unidades que dejan una renta de $150.000 o más por mes”.
En segundo lugar, el emprendedor destaca que ataca los dos puntos de conflicto que surgen al invertir en la industria hotelera: “Por un lado la inversión en hoteles tiene un problema de barrera de entrada porque tenés que poner una cantidad mínima de habitaciones alta para que los costos rindan y por otro lado la barrera de salida, ya que cuando se invierte en un hotel y este no funciona resulta difícil salir del negocio”.
En cambio, las tiny houses tienen una barrera de entrada de costo baja “sobre todo si es complemento de algo, como una bodega que suma un circuito hotelero”, sostiene Salvatore.
En términos de costos, indica que los precios son similares a los de la construcciones tradicionales.
Cómo es construir con acero
Para Salvatore, hay dos factores fundamentales que redireccionarán el sentido que seguirá la construcción en los próximos 10 años y que se alinean con las ventajas de construir estructuras de acero. “Uno es la mayor concientización del cambio climático, tanto del Gobierno como de los grandes grupos económicos”, opina, y acota que el acero deja menor huella de carbono que el hormigón y es 100% reciclable.
El otro factor es el cambio generacional que, según su visión, impacta en tres puntos. En primer lugar, destaca la “pérdida del oficio que se transmite de padre a hijo para hacer algo artesanal, que cada vez es menor”. En segundo lugar, señaló el mayor interés por la sustentabilidad de los jóvenes. “El tercero y el que más impacta es la inmediatez: no me imagino que un chico que hoy tiene 15 años cuando tenga 25 va a esperar dos años para que le hagan la casa”, opina.
Si bien la rapidez es un aspecto sumamente valorado, el empresario destaca que “cuando arrancamos con esto la gente nos decía que era inviable hacerlo en este país y que en la Argentina los compradores quieren pagar a 80 meses”, advierte sobre una de las desventajas del material.
Precisamente los largos plazos de construcción de edificios que suelen demorar 36 meses permiten plazos de financiación más largos que los que podría permitir el de una estructura de acero, que tarda la mitad. Sin embargo, Salvatore opina que hoy, con la crisis económica que atraviesa el país, la mayoría de los compradores entran en el plan de pago con toda la plata en sus bolsillos ya que si dependieran de sueldos mensuales para abonar las cuotas deberían ganar sueldos extraordinarios.
Estos no son los únicos aspectos llamativos del sistema. La precisión es una de sus ventajas y, según Salvatore, “tener un esqueleto preciso es la llave para industrializar el resto”.
Salvatore explica que su emprendimiento fabrica con máquinas y sistemas de control de calidad muy ajustados y luego se monta la obra como se arma un mecano. “Si le erré por más de 2 milímetros no me entra el tornillo, por lo cual mi precisión de construcción es de 2 mm contra la precisión de 3 cm del hormigón. Eso hace que el resto de lo que querés industrializar como muros y ventanas deben ser muy precisos para poder fabricarlo, llevarlo y saber que va a entrar”, detalla.
Las construcciones de acero también se imponen sobre las tradicionales de hormigón en las zonas sísmicas. “La estructura de acero resiste la misma carga para ambos sentidos (tracción y compresión) a diferencia del hormigón. Por ejemplo, si se transporta una estructura de acero hecha en Buenos Aires a San Juan, pesa entre un 10% y un 15% más versus la de hormigón que pesaría el doble”, concluye Salvatore.
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