Un proyecto de diseño innovador que tendrá los balcones profundos y permitirán una fuerte comunicación entre sus vecinos: todos tendrán vista de esquina
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Un nuevo proyecto inmobiliario va a irrumpir entre las clásicas fachadas de los edificios del barrio de Belgrano. El reconocido arquitecto estadounidense Eran Chen desembarca en el país con su estudio ODA Architecture en un proyecto que desarrolla BSD Investments. La particularidad del emprendimiento llamado Zeta Belgrano es que cada departamento va a ser distinto. Y todos tendrán amplios balcones que se incorporarán como si fuese un ambiente más a las viviendas.
El edificio que está en la calle Zabala al 1800 requerirá de una inversión de US$40 millones echará raíces en el antiguo estacionamiento de la Universidad de Belgrano y enfrente de la zona de embajadas. El diseño está basado en la visión que tiene el arquitecto sobre los argentinos: “Quería crear una fórmula que contara la verdadera historia y manera de relacionarse que tienen los argentinos entre lo interior y lo exterior, además de los vínculos estrechos que existen entre las personas en Argentina”, dijo Chen. Siguiendo la cultura de fuertes lazos sociales, los residentes van a poder verse entre ellos desde los balcones.
El emprenndimiento tendrá 70 departamentos de entre dos y cuatro ambientes -que parten de los 60 m² y llegan hasta los 300 m²- y son completamente distintos el uno del otro; cada uno con su distribución espacial y forma de balcón única. Está pensado para que cada comprador pueda customizar a medida los departamentos. Si bien están estipulados dúplex en la parte más alta de los 14 pisos, hay clientes que pidieron triplex o ambientes más grandes.
El proyecto recién está dando sus primeros pasos ya que se encuentran realizando los movimientos de suelo. Se estima que la obra durará 30 meses y el valor del m² de las unidades es de US$3500 promedio, de las cuales ya hay un 65% vendido y que son comercializadas por la inmobiliaria Interwin.
Conexión vecinal a través de la arquitectura
Con el diseño final, el arquitecto quiso lograr una conexión vecinal entre los habitantes del edificio. Para lograrlo, pensó en balcones amplios de entre tres y cuatro metros que representen un ambiente adicional para el departamento y que destacan la fachada por su juego de profundidades. “El edificio residencial típico tiene muchos balcones lineares, finitos y largos con fachadas rectas y sólo los departamentos de las esquinas tienen vistas amplias. La meta acá era hacer un edificio cuyo lenguaje arquitectónico enfocara hacia el balcón y hacer que la fachada vaya para adentro y para afuera para generar que todos los departamentos tuvieran vista como de esquina”, explicó el arquitecto multipremiado. De esta manera, ”las ventanas se vuelven el umbral entre estar totalmente afuera y adentro. El entremedio es el momento más hermoso de la arquitectura y la profundidad de esta fachada genera este entremedio”, añadió sobre su concepto que cada vez está más en boga después de la pandemia y su consecuente tendencia al verde.
Además, para evitar tener la sombra tradicional del balcón de arriba, el diseño da a lugar una conjugación especial de luces entre sus balcones descubiertos y semicubiertos para aprovechar la buena iluminación a toda hora. Estos pueden ser de 3x4 metros, 4x4 metros, dependiendo del tamaño del departamento.
Esta comunicación entre habitantes no va a interferir con la privacidad, ya que las unidades están diseñadas para que desde afuera no se pueda ver el interior de los otros departamentos y sólo se pueda ver al otro al salir al balcón. En adición, los espacios comunes como los livings están en la parte más externa de la vivienda mientras que los ambientes más íntimos como las habitaciones están en el interior. “Pienso que este es el futuro y que la idea de privacidad e individualidad está sobrevalorada”, declaró el socio fundador de ODA, quien lleva más de 50 edificios construidos en Nueva York y actualmente trabaja en más de 40 proyectos en los Estados Unidos. De más está aclarar que la tendencia porteña a cerrar los balcones en este edificio no sería posible ya que no empatiza con el propósito del proyecto.
Los 2000 m² de amenities van a ubicarse en planta baja, como gimnasio, spa, vestuarios, sala de juegos para adultos y jóvenes, pileta descubierta, espacios de coworking, sala de teleconferencias, cava con sector de cata y lounge, sala de ensayo con aislación acústica, salón de usos múltiples, otro gourmet y un sector con parrillas. Estos fueron diseñados con el fin de representar una extensión del departamento propio, es decir, livings más grandes, cocinas comunitarias y comedores más amplios, cada uno con un espacio exterior propio.
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