Alberto Fernández- Cristina Kirchner: una jugada de mucho riesgo para intentar ampliar la base política
Al filo del cierre de listas, Cristina Kirchner aceptó lo que muy pocos en su entorno se atrevían a sugerir: su figura podía brindar un triunfo electoral, pero no garantizaba la amplitud necesaria para gobernar un país en crisis a partir del 10 de diciembre.
La respuesta ante ese diagnóstico fue tan inesperada como riesgosa: designó como candidato a presidente a Alberto Fernández , un dirigente con experiencia de gestión, disposición al diálogo y relaciones aceitadas con el poder real y con el peronismo, pero sin pergaminos electorales. Una figura de superestructura, sin popularidad propia.
Para colmo, decidió que ella será candidata a vicepresidenta, en un intento por asegurar la transferencia de votos, que puede ser interpretado también como una forma para que ella gobierne sin estar en la presidencia. Un doble comando en el que, al menos en el inicio de la gestión, la vicepresidenta tenga más poder que el presidente. "Alberto, a la presidencia, Cristina, al poder", dirán los que la aman y los que la odian.
La expresidenta le comunicó la decisión a su exjefe de gabinete el miércoles a la tarde, cuentan en su entorno. Entonces la Corte Suprema todavía no había dado marcha atrás en la medida que había tomado el lunes, que postergaba el primer juicio oral contra Cristina, pautado para el martes que viene. Pero ese día ya se había hecho sentir la rabia de los que colocan a la expresidenta por fuera del sistema democrático y vieron en la jugada de la Corte un pacto de impunidad.
En su entorno aseguran que ese episodio no influyó en su decisión, que era algo que analizaba desde hacía rato. Es más, cuando el jueves se corrió el rumor de que ella podría declinar su candidatura, en el Instituto Patria lo atribuyeron a una operación de un sector del oficialismo que buscaba argumentos para convencer a Mauricio Macri de dar un paso al costado.
"La coalición que gobierne deberá ser más amplia que la que haya ganado las elecciones", había dicho Cristina en varias ocasiones. Lo repitió hoy, en el video que subió a las redes sociales. El concepto también lo reiteró Máximo Kirchner en sus últimas apariciones públicas. La gran incógnita es si la alquimia electoral diseñada por ella será efectiva en la búsqueda de ese objetivo.
Aún antes que eso, habrá que ver si su presencia en la boleta basta para consolidar el frente que venía construyendo con su figura como factor aglutinante, y que incluye desde gobernadores como Gildo Insfrán a dirigentes como Juan Grabois , pasando por sindicalistas como Hugo Moyano .
Los pocos dirigentes del kirchnerismo que sostenían que ella no sería candidata argumentaban que ella no querría hacerse cargo de un país en ruinas, en el que habrá que tomar algunas medidas impopulares y acordar con factores de poder con los que Cristina ya no tiene posibilidad de conciliar, tanto en la Argentina como en el exterior.
"¿Por qué se arriesgaría Cristina a encabezar un gobierno casi sin margen para el éxito, después de haberse ido de la Casa Rosada con una Plaza de Mayo repleta?", se preguntaban. La candidatura a la vicepresidencia es una respuesta intermedia, que deja la incógnita sobre el papel que ella jugará a partir del 10 de diciembre, si es que Alberto Fernández recibe la banda presidencial de manos de Macri.
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