Un guiño cómplice para Juliana Awada: la reina Máxima abrió el alhajero real y eligió las perlas de la reina Ana
La reina usó una de sus joyas favoritas para recibir al presidente y a la primera dama
La reina Máxima es soberana de Holanda, pero ante todo, nacida y criada en la Argentina. Por eso, ante la visita del presidente de su país de origen, Mauricio Macri , preparó todo para agasajar a sus invitados. Máxima mantiene una buena relación con Macri y también con su mujer, Juliana Awada . De hecho, esta es la tercera vez que se reúnen en menos de seis meses: Máxima viajó a la Argentina en octubre del 2016 en el marco de su trabajo como asesora en asuntos financieros para la ONU, y se reunió con Macri en la quinta de Olivos; luego, para Navidad, la reina viajó con toda su familia a Villa La Angostura, donde el presidente también pasó las fiestas, y allí tuvo la ocasión de presentarle a Macri a su marido, el rey Guillermo Alejandro. Es por esto que no sorprende que en esta tercera reunión los reyes hayan decidido romper el protocolo y, pese al carácter oficial de la visita del presidente, recibir a la pareja argentina en su propia casa, Villa Eikenhorst.
En su esmero por rendir tributo a sus visitantes, la reina Máxima eligió hoy un impactante look de falda estampada y blazer entallado, más un conjunto de clutch de mimbre y tocado de paja. Sí, Máxima siempre está impecable. Pero la reina decidió que estar correcta no era suficiente y para darle la relevancia que ameritaba el encuentro, abrió su exquisito alhajero real en busca de unas perlas muy especiales, las que acompañan la famosa Tiara de la Reina Ana, una joya importantísima de la colección de la corona holandesa con una historia que se remonta al siglo XIX.
El origen de estas magníficas piezas, que forman parte del juego de la Tiara de las Siete Perlas, es incierto. Se cree que fueron realizados en 1900 a semejanza de una creación que se hizo para la reina Ana Pavlovna, diseñada por François Duval (joyero de varias casas reales) en 1840 para la investidura de Guillermo II. Es un par de pendientes que están realizados en platino, brillantes y dos grandes perlas naturales en forma de calabazo. Tales características le aportan a estás piezas una relevancia con respecto a las otras piezas de los Orange, ya que su valor es incalculable. Es sabido que estos pendientes, junto con la tiara antes mencionada, eran los favoritos de la reina Guillermina.
En esta ocasión, la elección de las perlas obedeció además a un guiño de complicidad con Juliana Awada, famosa por no usar accesorios, o elegir lo más sutil. Juliana también es amante de este tipo de joyas y lo demostró con su look de hoy: un tapado bordado con perlas en todo el contorno. Sin dudas, Máxima estaba al tanto de esta elección en su look y quiso sumarse al toque de elegancia que sólo las perlas otorgan a cualquier estilismo.
El diseño de falda en tonos grises y chaqueta negra es de Matthijs van Bergen. Y el sombrero de rafia estilo oriental es de la sombrerera belga Fabienne Delvigne. Este sombrero lo había usado ya en una visita de Estado a Qatar en 2011
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