Gasto del Estado: las empresas públicas necesitan $557 millones por día para funcionar
Un taxi deja caer una ficha cada 200 metros recorridos. El reloj no se detiene nunca mientras haya pasajero y movimiento. Si se colocara un aparato similar en la caja que va desde el Tesoro a las empresas públicas para sostener el funcionamiento caería una ficha por día cuyo valor sería $557 millones. Ese es el importe que se necesitó para sostener esa parte del aparato del Estado durante los primeros nueve meses del año, un 60% más que el año pasado, cuando la cuenta llegaba a $344 millones cada 24 horas.
Según el informe denominado "Desempeño de los programas de mayor relevancia financiera en el presupuesto", elaborado por la Subsecretaria de Presupuesto de la Oficina Nacional de Presupuesto del Ministerio de Economía, hasta el tercer trimestre de este año el Estado envió a las principales empresas publicas $124.040 millones en concepto de transferencias corrientes, o subsidios. Pero ese número no es absoluto ya que hay algunos envíos, a Aerolíneas Argentinas y Austral, por caso, que se asientan como transferencia de capital cuando, en realidad, son subsidios. De ahí se llega al número de $557 millones diarios.
Mirar el número consolidado no explica todo, menos aún en un año de pandemia donde las prestaciones de varias de las compañías se vieron afectadas. Haciendo zoom a la cifra están los matices, algunos financieros, otros políticos.
Siempre según datos oficiales consolidados por el ministerio que conduce Martín Guzmán -vale aclarar que son públicos y compilados por el Poder Ejecutivo, como para estar a resguardo de la auditoría del observatorio Nodio-, la empresa pública que más creció en necesidades de financiamiento es Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA), el escalón político de su presidenta, Malena Galmarini. No había anotado subsidios en 2019, es decir, no tuvo asistencia para funcionar, para los llamados gastos operativos. Este año, la ecuación cambió. Cada uno de los 273 días que transcurrieron en 2020 hasta el 30 de setiembre pasado, la compañía tuvo un cheque de $34 millones, lo que consolidó un total de 9275 millones. De cero a esa cifra.
La empresa que da servicios de agua potable en gran parte del área metropolitana sí tuvo el año pasado transferencias de capital para hacer inversiones. En el mismo período llegaron a $6574 millones mientras que en 2020 ese concepto aumentó considerablemente y pasó a $33.426 millones.
Ahora bien, los asientos contables suelen esconder algunas picardías como para barrer un poco de polvo debajo de la alfombra. Aerolíneas Argentinas y Austral son los casos más paradigmáticos. Los creativos de las cuentas públicas desde hace varios años asientan los subsidios que se hacen a la empresa como "aporte de capital". De esta manera, la cuenta de transferencias para gastos corrientes no sube. Ya el año pasado se asentaba igual.
Pero más allá del lugar donde se coloca el número, el año pasado recibió un promedio de $42 millones desde el 1° de enero hasta el 30 de septiembre; en 2020 esa cifra se elevó a $101 millones. Ahora bien, la ecuación no parece tan terrible si se piensa que la empresa no voló. Sin embargo, desde marzo, y por un acuerdo con los sindicatos, no hace más aportes a la seguridad social de los empleados y tampoco gasta en el principal insumo a precio dólar que consume: el combustible para sus aviones. En el cuarto trimestre anotará algunos números peores y seguramente terminará el año con un cheque diario muy superior a los $100 millones. Además, las empresas aéreas tienen un beneficio frente a otras: les permiten cambiar sus dólares al valor del dólar bolsa y luego les dan acceso al precio oficial para pagar sus contratos de leasing. Precio de amigos del que se benefician todas las otras empresas.
Los subsidios a los ferrocarriles también crecieron en un año donde la recaudación de boletos, de por sí escasa, llegó a mínimos históricos. Las empresas de trenes (Operadora Ferroviaria, Belgrano Cargas y Desarrollo del Capital Humano Ferroviario, las tres empleadoras del sector público), gastaron $42.058 millones, a razón de 154 millones diarios. El año pasado era de $17 millones, por lo que creció cerca de la curva de la inflación.
Otro de los que vio cómo aumentaba el dinero de caja fue Aníbal Fernández, hombre de la política bonaerense inesperadamente convertido en minero de carbón. El interventor en Yacimiento Carbonífero Río Turbio (YCRT) mejoró la ecuación. Mientras que el año pasado la administración de Mauricio Macri destinaba 5,53 millones de pesos para atender los gastos operativos, el gobierno de Alberto Fernández triplicó ese cheque. En los primeros tres trimestres del año el promedio fue de 17,4 millones, lo que hace un total de 4750 millones.
El Correo Argentino es un caso similar. Pese a ser un servicio esencial que no dejó de atender aun en plena pandemia, y que los envíos de paquetes por correo tuvieron uno enorme despegue en las ventas por la cuarentena y el asislamiento, las cuentas de la empresa pública desmejoraron. A contramano de su competidor Mercado Libre, que mejoró cuanta cifra haya en el año, el Correo Argentino necesitó más asistencia. De $4,85 millones diarios en 2019 pasó a 30,1 millones. En medio de la incipiente incursión en el comercio electrónico con el portal Correo Compras, su presidenta, la camporista Vanesa Piesciorovski se frota las manos con semejante crecimiento de los subsidios. A fuerza de billetes del Tesoro podrá competir con la compañía de Marcos Galperín. Ayer, por caso, un champú de primera marca con el slogan "Fuerza y Reconstrucción", que bien podría haber sido redactado por la agrupación que dirige el diputado Máximo Kirchner , se vendía a 268,6 pesos en Correo Compras contra 269 que lo ofrecía el portal de compras más importante de la Argentina. Bien podría cambiarse la descripción del producto por "fuerza, subsidios y, ahora sí, reconstrucción".
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