Un amor a distancia que busca dejar de serlo, ¿lo logrará?
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Theo (21) y Amanda (29) se conocieron en una sala de una aplicación para aprender idiomas. “Era una sala de español – portugués donde mucha gente de todo el mundo se metía con el pretexto de practicar el idioma pero principalmente para sociabilizar, algo que encuentro muy bueno de estas aplicaciones”, cuenta Theo apenas comienza a contar su historia.
Se conocieron viviendo en dos mundos cercanos pero distintos: ella de Río de Janeiro y en proceso de separación, él de Buenos Aires y soltero.
Los que los conectó fue una primera conversación sobre un viaje de Amanda. Ella había viajado a nuestro país en invierno, “acostumbrada al calor de Río se impactó por el clima duro de Buenos Aires esos días, la pobre había venido en pleno invierno y se había muerto de frío”, recuerda Theo de aquella primera charla entre los dos. Y es que Amanda nunca imaginó que aquellas vacaciones invernales se convertirían, a su vuelta y con este encuentro digital mediante, en el primer paso hacia una nueva oportunidad en el amor, luego de su separación.
“¿Y si nos encontramos en Iguazú?”
La conexión fue rápida, enseguida se hicieron muy cercanos sin importar la diferencia de edad. Hablaban de todo un poco y, lo más importante, se reían mucho. por esos días, Theo tenía programado un viaje a Iguazú y otro al Chaltén, planes que le sirvieron para avanzar en el vínculo y claro, en el caso de Misiones, un buen punto medio para conocerse personalmente: “¿Y si nos encontramos en Iguazú?” se arriesgó a preguntar.
Amanda aceptó.
En una de las largas horas que pasaban hablando, Amanda le contó que le encantaría verlo y aquella declaración fue un flechazo directo al corazón de Theo que decidió arriesgar la propuesta un poco más: “Pasaron los días y el proyecto andaba en buen rumbo pero la conexión y el amor iban subiendo. Entonces se me ocurrió invitarla al Chaltén. Qué loco yo, queriendo invitarla a un lugar muchísimo más frío que Buenos Aires y siendo la primera vez que nos veríamos”, analiza Theo. Pero el amor entiende de riesgos y acepta los desafíos.
Amanda aceptó tímidamente.
Ahora debían esperar y esas primeras semanas a distancia no fueron nada fáciles: se conocieron virtualmente en Julio pero hasta Octubre, cuando estaba pautado el gran viaje que los haría conocerse personalmente, solo quedaba poner pausa. No había certezas, y los dos lo sabían, pero el sentimiento que ambos tenían por dentro era tan grande que eso es todo lo que importaba.
“Pensamos que no nos veríamos nunca más”
El encuentro en el aeropuerto fue sorprendente y una emoción difícil de describir, “¡Tan bella, tan airosa, tan linda!”, la describe Theo enamorado.
Fue mejor de lo que imaginaron y el viaje fue muy bueno aunque tuvo sus contratiempos y algunos momentos donde pensaron que no se verían nunca más.
“Tuvimos algunos desencuentros grandes producto de la primera vez de verse, la incertidumbre de no saber quién estaba del otro lado de la pantalla, la diferencia de edad, el destino que elegimos para conocernos, entre otros factores que hicieron que nuestros primeros roces como pareja aparecieran pero por suerte, nuestra fortaleza y amor fueron más grandes”, asegura Theo.
Para Theo fue una experiencia increíble poder mostrarle a Amanda los contrastes extremos de nuestro país.
¿La sorpresa? Theo se animó a dar un paso más y le pidió que se quedara algunos días en Buenos Aires haciendo Home Office juntos para vivir la experiencia. “La experiencia fue fantástica y así cerramos un viaje de tres semanas increíble e intenso en todas sus formas, la mejor manera de descubrir a alguien”, cuenta Theo.
Cada uno en su ciudad
Llegado el verano a Theo le pareció que era momento de ir a conocer Río de Janeiro, la ciudad de su ahora novia. La experiencia fue más corta, solo de siete días, pero igual de increíble. “Logramos conocernos mucho más y en un entorno mucho más familiar para ella, lo opuesto del primer viaje. Fue una ciudad que me deslumbró, con su gente descontracturada, suelta, muy amigable y una modernidad que no había visto antes en ninguna otra ciudad latina de las pocas en las que estuve. Eso sí, un calor húmedo infernal todo el día”, asegura Theo del país vecino.
Al día de hoy Amanda y Theo pasaron de hablarse a través de una pantalla cada uno en su casa a formar una pareja sólida, con sus altos y bajos. La diferencia de edad les costó mucho al principio pero ya se han acostumbrado, con el tiempo empezaron a llegar las diferencias, las cosas que no les gustaban a uno del otro y que ponían a prueba la solidez de su vínculo.
“Logramos pasarla a base de mucho amor y comprensión. Hoy estamos juntos, muy enamorados y haciendo todo lo necesario para poder estar juntos en la misma ciudad”, asegura Theo.
Es que por el momento cada uno vive en su ciudad, y aunque tienen el proyecto de que Theo se vaya a vivir a Río de Janeiro, no es algo que pueda concretarse aún. Pero son amigos de la distancia, así fue desde el primer día, se extrañan mucho, viajan en cuanto pueden y viven su relación con mucho amor, paciencia y cariño.
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