Valle de Pedernal sorprende a la crítica internacional con sus vinos
Ni de Mendoza ni de Salta. Tampoco de la Patagonia. La etiqueta del vino que obtuvo el premio a mejor tinto del mundo en la reciente 16ª edición del Korea Wine Challenge, que organiza la revista Wine Review, dice que se trata de un malbec de San Juan, más precisamente de Valle de Pedernal. Es que Pyros Single Vineyard Block N°4 Malbec 2015 –tal es el nombre del tinto que obtuvo el Red Wine Trophy en Corea– es digno representante de uno de los nuevos y más interesantes hot spots de la vitivinicultura argentina: reconocido como Indicación Geográfica en 2007, se trata de un pequeño valle con solo 800 hectáreas plantadas que está cambiando nuestra idea de los vinos sanjuaninos.
"Pedernal viene a romper todos los esquemas: uno dice San Juan y piensa en mucho calor, pero es un valle que está a entre 1250 y 1500 metros sobre el nivel del mar y que tiene un clima continental frío, con temperaturas que no superan los 28°, y características únicas para la vitivinicultura argentina", afirma Paula González, enóloga de Pyros Wines, de Bodega Salentein, uno de los cinco productores de uvas que alberga este particular terroir que en pocos años se ha ganado un lugar destacado en la crítica internacional de vinos, acumulando premios y altos puntajes.
Es que, como señala Eduardo Casademont, enólogo de Finca Las Moras, "las características de suelo y clima hacen de Pedernal un valle ideal para cultivar uvas para elaborar vinos de alta gama que sorprenden por el nivel de complejidad que logran y que, además, son muy valorados en todas partes del mundo por su buena relación precio-calidad". Las Moras justamente da cuenta de ello: toda su alta gama (Paz, Mora Negra, Gran Syrah, su ícono Sagrado El Pedernal e incluso su flamante línea Demencial) toma sus uvas de este valle ubicado a 90 kilómetros de la ciudad de San Juan, que se encuentra aislado por una barrera natural: la sierra.
"El valle tiene un solo ingreso (hay dos caminos, pero uno es de tierra) por lo que está prácticamente aislado del resto de San Juan y de Mendoza, que está muy cerca, lo que hace que no ingresen plagas –destaca Pablo Gómez Sabatié, ingeniero agrónomo de Fuego Blanco, bodega que exporta sus vinos a Estados Unidos, México Brasil y Alemania–. A eso se suma un clima muy seco (solo llueve entre 100 y 150 milímetros al año) con vientos permanentes, lo que da una sanidad increíble a los viñedos".
De las profundidades del mar
Cielo azul profundo (más de 300 días sin nubes al año), la precordillera andina se levanta hacia el oeste y la sierra de Pedernal hacia el este; en el medio, un espacio desértico, tapizado aquí y allá por el verde de los viñedos. Pero hay que dirigir la mirada al suelo para entender qué tiene de particular este valle. ¿Una pista? No hay piedras redondas, todas son de caras planas. A diferencia de valles mendocinos como Uco, donde los suelos recibieron el aporte de material de los ríos (que fueron redondeando las piedras), en Pedernal no hay ríos y las rocas son desprendimientos de las sierras que alguna vez fueron lecho marino.
"Son rocas de sedimento marino, de origen biogénico, formado por carbonato de calcio de algún arrecife de coral, que dan una composición única dentro de la Argentina", destaca el periodista especializado Joaquín Hidalgo, de Vinómanos.
"El suelo de pedernal tiene una antigüedad de 485 millones de años, pues nace de dos placas tectónicas que se juntan cuando empieza a elevarse la cordillera de los Andes y arrastra parte del lecho marino del Pacífico –explica Pablo–. Son suelos relativamente pobres, pero la presencia del calcio, que retiene el agua, permite un equilibro natural".
Eduardo coincide: "Las condiciones del suelo, sumadas a las del clima, son ideales para que la planta crezca muy equilibrada, sin mucho follaje y con muy buena calidad de fruta".
¿Cómo se traduce la particular combinación de suelo y clima en los vinos? "Son vinos con muchas capas, con mucha minerabilidad y muy buena frescura, por la acidez natural que la da el clima y que resalta la fruta fresca –dice Paula–. El tipo de naturaleza salvaje e inhóspita del valle, con muchas hierbas aromáticas (jarilla, orégano, tomillo) también se ve reflejado en los vinos".
Para Joaquín, también catador de la norteamericana Vinous para la Argentina y Chile, "al momento de catar si uno no está atento no se da cuenta cuando es un vino de valle de Pedernal o de Uco [uno de los más destacados terroirs argentinos], pero hay diferencias. Una de las cosas que hace especial a Pedernal es que tiene un componente de hierbas en la nariz bastante específico. Creo que eso sumado al hecho de que da vinos de muy buena frescura y madurez, hace que el combo merezca atención propia".
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