En San Nicolás de los Arroyos, sobre el río Paraná y a 240 kilómetros de Buenos Aires, desde hace poco se puede visitar la construcción y conocer la tradición de la masonería en la zona
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Cada ciudad esconde un secreto y, a 240 kilómetros del obelisco porteño, San Nicolás de los Arroyos no es la excepción. Lo curioso es que en ella son ciertos habitantes los que aún protegen del público conocimiento ese misterio. Se trata de los hilos invisibles que unen a varias generaciones de ciudadanos a través de la masonería. Es que pertenecer no debe divulgarse: una de las reglas fundamentales es que nadie puede revelar si otra persona forma parte o no de la organización. Sin embargo, la historia se enuncia por sí misma. En este caso, en forma de templo arquitectónico. Como la punta del iceberg, el edificio ubicado en la calle De la Nación 80, en pleno centro nicoleño, es la faceta visible de un pasado signado por la logia y que ahora, con sus puertas abiertas a la visitas, de a poco se empieza a develar.
A través de las “tenidas blancas” -charlas abiertas enfocadas en divulgar los ideales de la libertad, igualdad y fraternidad que rigen los principios de la logia- los vecinos y viajeros, además de profundizar en la institución que se define como “filantrópica, filosófica y altruista”, pueden apreciar detalles arquitectónicos de su edificio emblema.
Ricardo Darío Primo es profesor de historia e historiador. Oriundo de La Emilia, un pueblito que está a once kilómetros de San Nicolás, ha dedicado su carrera a estudiar el pasado de la ciudad. Sobre el templo, uno de los más antiguos de Buenos Aires, explica: “Fue constituido como tal porque es costumbre de la masonería tener un lugar donde se reúnen en un taller en el que construyen conocimiento. Los 3 grados simbólicos -aprendiz, compañero y maestro- le marcan al masón un camino hacia lo que ellos consideran es la luz y el conocimiento. En ese camino, en forma paulatina y progresiva, se le van descubriendo al iniciado los secretos de la masonería y luego del número 3, en la condición de maestro, los grados continúan hasta el 33, que es el máximo. Un grado que tuvieron Mitre, Sarmiento y también Justo José de Urquiza”.
En la actualidad, el templo está abierto al público y lo administran representantes de dos logias que estarían funcionando en la ciudad: Unión y Amistad número 10, que sigue manteniendo la tradición del siglo pasado, y la Logia Manuel Nicolás Savio.
La singular arquitectura helenizante del edificio está compuesta por tres prismas dispuestos alrededor de un patio de estilo neoclásico. Tiene dos columnas en su frente y tres escalones que simbolizan los tres grados clásicos y el piso blanco y negro en damero como emblema de la convivencia del bien y el mal. “Los símbolos que ornamentan los muros del lugar añaden una capa de misterio y suman al conjunto de esta construcción única en la ciudad”, opina Primo.
En la actualidad, el templo está abierto al público y lo administran representantes de dos logias que estarían funcionando en la ciudad: Unión y Amistad número 10, que sigue manteniendo la tradición del siglo pasado, y la Logia Manuel Nicolás Savio, quien fue el director general de Fabricaciones Militares y el creador del Plan Siderúrgico Argentino y del proyecto de construcción de la empresa siderúrgica Somisa que está en el partido de Ramallo pero proyectó una transformación económica y social muy importante sobre San Nicolás ya que bajo su influencia la ciudad pasó de ser de quintas y viñedos a convertirse en un polo industrial.
Tráfico de influencias
Sobre la historia de la logia nicoleña, Primo cuenta: “La primera organización masónica de San Nicolás fue creada por un coronel, que fue un granadero de San Martín, José Antonio Melián. Una vez que caído Juan Manuel de Rosas comenzó a organizarse la actividad masónica y pocos años después del Acuerdo San Nicolás, en el que se sentaron las bases de la organización nacional de la Argentina y sirvió como precedente a la sanción de la Constitución, se formó otra logia. En ese entonces la ciudad no llegaba a 20.000 habitantes pero tenía una importancia ya que la masonería constituía un vínculo de colaboración, de progreso, y de relaciones sociales, políticas y económicas en esa comunidad pujante”.
En ese contexto, en 1857 surgió en Buenos Aires la gran logia de nuestro país y en San Nicolás se unieron las dos existentes bajo el nombre de “Fraternidad y Beneficencia” “para apaciguar los intereses de quienes se consideraban partidarios de Justo José de Urquiza o de Bartolomé Mitre, que era la otra figura política que surgía”. Más tarde, pasaría a llamarse “Unión y Amistad”.
Primo agrega: “A partir de entonces la masonería en San Nicolás comenzó a ser tan pero tan importante que entre 1854 y 1886 tres miembros de la comisión municipal, como se llamaba hasta entonces a los intendentes, fueron miembros de la masonería. Y entre 1886 y 1930 diez intendentes pertenecieron a la institución centenaria”. Desde entonces San Nicolás comenzó a proyectar en edificios los mensajes ocultos de la masonería, que aún hoy son visibles y se pueden conocer en un recorrido por el centro de la ciudad.
Además, la masonería, que cree que el hombre puede alcanzar su realización mediante la ciencia, la justicia y el trabajo, dio pie a la creación de entidades como el Club de Regatas, aún vigente y representativo de San Nicolás; la primera sucursal del Banco Provincia en el interior de Buenos Aires, inaugurada en 1863; y el Centro Científico Literario. Incluso, en 1917, publicó diversas revistas de alcance zonal, como “Unión y Amistad” y “Lautaro”.
“La masonería en San Nicolás pasó a ser un centro de tráfico de influencias y vinculación política y económica entre las personas. Eso se proyectó en todas las instituciones de la ciudad. Incluso el simbolismo masónico fue un exponente en la Catedral pero se puede visitar la Sociedad Italiana de San Nicolás, la sociedad francesa o el cementerio y se van a observar en esas arquitecturas la influencia”.
Para Primo “la masonería en San Nicolás pasó a ser un centro de tráfico de influencias y vinculación política y económica entre las personas. Eso se proyectó en todas las instituciones de la ciudad. Incluso el simbolismo masónico fue un exponente en la Catedral pero se puede visitar la Sociedad Italiana de San Nicolás, la sociedad francesa o el cementerio y se van a observar en esas arquitecturas la influencia”.
En la actualidad San Nicolás tiene 45 calles con nombres de próceres que pertenecieron a la masonería y eso da una pauta de la influencia que tuvo en la construcción de las diversas instituciones y el homenaje que se le rindió con la nomenclatura. Una historia digna de develar.
- El templo. Está en Calle de La Nación 80, San Nicolás de los Arroyos. info@unionyamistad.com Tel: 0336 4221361 https://www.descubrisannicolas.com.ar/
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