Si bien reconoce el riesgo que implica la falta de toma de esa decisión tan importante que debe tomar, Ezequiel realiza una vida normal junto a su familia en un pueblo de 3.000 habitantes.
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En abril de 2020 Ezequiel Patane (44) se golpeó la rodilla al caerse en el trabajo por lo que empezó a hacer rehabilitación. Y pese a que aún continuaba con bastante dolor, en septiembre de ese mismo año le dieron el alta.
Como no se quedó tranquilo, cuenta, una doctora le mandó a hacer estudios con cardiólogos y flebólogos, hasta que una radiografía arrojó que tenía una mancha en el pulmón derecho con forma de estrella. En ese momento lo atendió un médico en Necochea, quien luego de ver todos los estudios le dio la orden para que se realice un PET (tomografía con protones) donde hallaron dos tumores en su pulmón derecho.
Una vida normal de pueblo
Hasta abril de 2020, Ezequiel tenía una vida no muy distinta a la de cualquier trabajador que vive junto a su familia en un pequeño pueblo del interior. En su caso, si bien había nacido en Chillar (partido de Azul) hacía 17 años que vivía junto a su mujer (Laura) y a su hijo (Luca) en Juan Nepomuceno Fernández, un pueblo de 3.000 habitantes ubicado a 80 kilómetros de Necochea.
Toda su vida Ezequiel trabajó como agente de seguros de una importante cooperativa pasando por diferentes áreas que le permitieron adquirir mucha experiencia en su oficio: estuvo en la sección seguros, luego fue administrativo, también despachó combustible y se ocupó, entre otras cosas, en la parte de venta y logística de cereales. Aunque, aclara, desde que le diagnosticaron la enfermedad solamente se dedica a tareas de atención al público.
“Antes de comenzar con los síntomas mi vida era bastante sedentaria, pero normal a la vida de un pueblo: trabajar, salidas con amigos y familia y mucha tranquilidad. De joven hacía atletismo y los últimos años jugaba al paddle, hasta que me quebré el codo, luego me operaron de meniscos y ya me retiré del deporte”.
“No quería que me dieran vueltas”
Cuando estuvieron los resultados del PET, Ezequiel les pidió a los médicos que quería que no le dieran vueltas en relación al diagnóstico por más duro que fuera. No quería que le dieran vueltas. Y así fue. “El Dr. Hugo Karlen me pidió que fuera a hablar y me dijo que me confirmaba lo que me había dicho que sospechaba y que era cáncer, pero fue muy sutil y, sobre todo, me sentí acompañado en su trato y en su forma de decirlo”, recuerda.
Ezequiel reconoce que como fumador no le sorprendió demasiado el diagnóstico ya que desde la época de la secundaria que consumía entre 40 y 50 cigarrillos por día.
“El 84% de los pacientes de cáncer de pulmón está asociado al tabaquismo”
El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en hombres y la segunda en mujeres en el mundo. En la Argentina, se diagnostican más de 12.000 casos por año y, de acuerdo a diferentes proyecciones, para el año 2030 esta cifra podría aumentar más de un 20%.
El Dr. Carlos Silva, coordinador Médico y del Área Psicosocial de LALCEC, comenta que “el 84% de los pacientes de cáncer de pulmón está asociado al tabaquismo, haciendo que sea la causa principal. Pero no solo el fumador activo sino también el pasivo, es decir el que está en un ambiente lleno de humo producido por la combustión del cigarrillo y del tabaco”.
En sus primeros estadios el cáncer de pulmón suele ser asintomático y las manifestaciones clínicas que genera muchas veces son poco específicas, lo que producen que la sintomatología aparezca cuando el cáncer ya está avanzado. Algunos síntomas que se recomiendan consultar con un médico son: tos persistente, tos con sangre o flema de color oxidado, dolor de pecho en crecimiento de intensidad, pérdida de peso o de apetito, falta de aire o dificultad para respirar, silbido de pecho o cambios en la voz.
“La idea fue sacar todo para evitar metástasis en otras partes”
El 14 de octubre de 2020 lo operaron a Ezequiel y estuvo una semana en Terapia Intensiva para recuperarse. La parte fea, cuenta, fue que a raíz de la pandemia tenía que estar solo y su mujer apenas lo podía visitar 15minutos por día.
En la cirugía le extrajeron dos lóbulos de su pulmón derecho en la cual sacaron el lóbulo superior y medio ya que allí estaban los tumores. “La idea fue sacar todo para evitar que siga y haga metástasis en otras partes. No vi un oncólogo antes porque creyeron que debían actuar rápido y evitar que siga para otras partes”.
“Si estamos fuerte mental y emocionalmente nos da fuerzas para luchar”
Luego de la recuperación de la cirugía Ezequiel visitó al oncólogo, Dr. Ignacio Casarini, quien decidió hacer tres sesiones de quimio para asegurar que no quedaran restos del tumor. “Me preparé normal, sin problemas ya que el oncólogo y su secretaria son excelentes personas y me dieron tranquilidad y me acompañaron siempre por lo cual nunca dudé de nada y pude mantener mi positivismo”.
Luego, llegó la etapa de los controles que incluyeron análisis de laboratorio y tomografías cada 15 días, cuyo lapso se fue extendiendo. Actualmente, son anuales.
“Creo que como todo en la vida uno debe asumir las cosas y hacerse cargo de lo bueno y lo malo y en estos casos asumir lo que nos pasa para dar pelea y aunque suene raro seguir con la vida normal y creer realmente que todo va a pasar y va a ser anecdótico. Si estamos fuerte mental y emocionalmente nos da la fuerza para luchar si uno cae en victimizarse la enfermedad te puede ganar. Nunca hay que rendirse”, se emociona.
¿Por qué no puede dejar de fumar?
Ezequiel, dice, continuó con su vida normal, pero lo que más le preocupa es que hasta el momento no pudo dejar el cigarrillo, aunque es cierto que actualmente fuma la mitad de lo que lo hacía antes de su diagnóstico. Aunque admite, de todos modos, que “es una locura”.
“No puedo dejar de fumar porque es algo psicológico. Una decisión para la que solo necesito hacer un clic en mi cabeza. Los médicos me dicen que deje de fumar porque tuve mucha suerte en poder contarlo y que todavía estoy a tiempo ya que aún no estoy tan mal, a pesar de que me sacaron gran parte del pulmón derecho, ya que no necesito de ayuda para respirar. Pero si continuo a la larga voy a precisar de oxígeno”.
Ezequiel reconoce que al ser fumador, su capacidad respiratoria se ve reducida y más aún si le suma la pérdida de un pulmón, que lo limita todavía más en actividades simples en las que suele agitarse.
“Cumplo con lo que mi hijo me pide, pero va a llegar un momento en que no voy a poder hacerlo porque noto, por ejemplo, que antes podía jugar una hora al futbol sin parar y hoy no puedo tanto. Lo hago, pero me exijo mucho”.
La vida de Ezequiel es bastante similar a la que tenía antes de la enfermedad: trabaja, retira a su hijo de la escuela, corta el pasto y algunos fines de semanas acompaña a unos amigos que corren carreras de autos. “Hago todo lo que me gusta, no me prohíbo de nada. Sueño con dejar de fumar para poder disfrutar más años a mi hijo, a mi señora, sobrinos, hermanos, padres y amigos”.
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