Son las cinco de la mañana en Palermo y bordeando el lago Regatas frente a la confitería del golf la escena es, cuanto menos, extraña. Coinciden adolescentes que salen del boliche con adultos que caminan descalzos enfundados en trajes de neoprene. Algunos llevan bicicletas que, a simple vista, parecen ser más costosas que un auto. Yo estoy en este segundo grupo, solo que con una bici más modesta. Y reconozco el costado incoherente de todo eso: es domingo, es de noche, y en vez de estar durmiendo o de fiesta, estoy adentro de un traje apretada como sardina. Y cuando el reloj marque las seis de la mañana, me voy a tirar a nadar 1.500 metros en las aguas marroncitas de uno de los lagos de Palermo. Pero la cosa tampoco termina con eso. Al igual que otros casi 900 locos más, saldré del agua, montaré mi bici y, sin pausa, voy a pedalear 40 km por las avenidas Figueroa Alcorta y Leopoldo Lugones, para terminar con 10 Km de corrida a pie. Todo eso, si me va bien, en menos de 2 horas y 50 minutos.
El primero
El pasado 21 de octubre fue la primera vez que se hizo una competencia con sello Ironman en la Ciudad de Buenos Aires. Con el antecedente en Mar del Plata y en Nordelta, en sus versiones half y full, este año se reacondicionaron las aguas del lago Regatas –creado en 1951 para los Panamericanos– para algunas pruebas de los recientes Juegos Olímpicos de la Juventud, y aprovechando la movida, desembarcó el 5i50 en Palermo.
El 5i50 viene a ser una prueba con todo el glamour Ironman en versión más corta, ideal para aquellos que dan sus primeros pasos en el deporte, pero también para los avanzados que gustan de la adrenalina de las distancias explosivas.
Yo ya había participado de otros triatlones, pero hacía casi tres años que no entrenaba ciclismo ni natación. La propuesta de una tria en mi ciudad me dio ganas de volver y me enfoqué en prepararlo con entrenamiento específico y riguroso durante un mes. Lo pude hacer, además, porque venía con una base buena de kilómetros de corrida a pie por haber participado en una maratón de calle en septiembre.
La experiencia fue realmente gratificante. Tardé unos minutos más de lo ansiado, pero lo cierto es que lo que fui a buscar ese domingo, lo conseguí: satisfacción. Correr para divertirme.
Contra viento y marea
También Gabriel Debus lo hizo para divertirse. Reconocido entrenador y corredor, se animó a debutar en esta prueba a lo valiente: sin haber nadado mucho en su vida, sin traje de neoprene, y con una bici prestada y bastante chica para él. Tampoco tenía zapatillas con trabas como todos los ciclistas, artefacto que hace una gran diferencia a la hora de traccionar y economizar energía al pedalear. Pero él sabía que iba a correr ese tría como fuera, y nada resultó impedimento para su cometido. Debus cuenta que todos los entrenamientos para la carrera fueron con su bici de MTB o en clases de spinning, pero que eso no significó un gran problema, porque cree que los que pedalean siempre y desde chicos como él, "se suben a cualquier cosa y andan".
¿Cómo fue el entrenamiento? Reconoce que su método fue poco ortodoxo, pero intenso. La planificación estaba metida dentro del plan que llevaba también para los 42 K de Buenos Aires de un mes antes, y mechando o combinando siempre los trabajos con sus clases con alumnos o trayectos en bici para moverse de un lado a otro. O sea, entrenaba cuando, cuanto y donde podía de acuerdo con su agitada rutina diaria de profe. Fue un entrenamiento muy riguroso: si bien no tan específico e individual, como debe ser cualquier esquema ideal, le bastó para cumplir su sueño de convertirse en triatleta por primera vez, a los 38 años.
Las distancias
IRONMAN (IRONMAN FULL): 3.800 m Natación + 180 km Ciclismo + 42.195 m carrera a pie
HALF TRIATLON (MEDIO IRONMAN, IRONMAN 70.30): 1.900 m Natación + 90 km Ciclismo + 21.097 m Carrera a pié
OLÍMPICO (IRONMAN 5i50): 1.500 mt Natación + 40 km Ciclismo + 10 Km Carrera a pie
SPRINT O SHORT: 750 m Natación + 20 km Ciclismo + 5.000 m Carrera a pie
El cronograma semanal se conformaba más o menos así: los lunes unos 2.500 metros de natación, 5 km de running, y entre 20 y 30 km de bici. Los martes y jueves, rutina de fuerza en el gimnasio, 25 km de bici, y 50 minutos de spinning intenso. Los miércoles, unos 11 km aproximadamente de running con 10/12 pasadas de 400 m fuertes con pausas activa de 200 m de trote suave. Los viernes, 2000 m de natación y 40/50 km de bici. Los sábados, 7 km aproximadamente de running con unos 3 o 4 km de cuestas, 1.000 m de natación y 50 minutos de spinning intenso. Los domingos, en general, siempre corría alguna carrera a pie, o bien realizaba fondos de 15 km en adelante ¡hasta llegar a 36 km en el más largo, trabajos específicos para la maratón. No tuvo un solo día de descanso. Desde ya esto no es algo que pueda afrontar cualquier persona, y menos un debutante. Pero su historial deportivo y su fuerte estructura física le permiten soportar esas cargas sin lesionarse.
La paradoja es que Gabriel, desde su costado de entrenador, recomienda no hacer lo que él hizo, sino entrenar siempre con la mayor prolijidad y especificidad posible. Prepararse con tiempo y con un programa enfocado en fortalecer los puntos débiles, ya que generalmente cada uno viene con mejor dominio de una o a lo sumo dos de las tres actividades del tria, y siempre algo cuesta más.
El 5i50 es una prueba con todo el glamour Ironman en versión más corta, ideal para aquellos que dan sus primeros pasos, pero también para los avanzados que disfrutan la adrenalina de las distancias explosivas.
Tres para uno
El triatlón es un deporte que insume mucho más tiempo y entrega que cualquier otro, porque no es uno, ¡son tres! En la mayoría de los deportes, con entrenar entre dos y cinco veces por semana (dependiendo del nivel individual) se puede mejorar. Pero en el tria tenemos que hablar de unas seis veces por semana, o como mínimo cinco si no se tienen mayores expectativas en el desempeño. Los de la categoría "amateur con pretensiones" rondan entre ocho y doce sesiones (con algunos días de doble turno), y los "pro", pueden llegar hasta 20 sesiones ¡con días de triple turno! Además, hay que sumar el costo que significan los elementos, instalaciones, pases o abonos, indumentaria, inscripciones, viajes, etc. No cualquiera puede ser triatleta, por eso, sólo completar uno sin importar su distancia, para muchos aficionados representa un logro inmenso. Solo los que se animaron alguna vez a preparar y correr uno saben lo que cuesta, pero también saben de la enorme satisfacción que regala cruzar la meta. Nuestro rudo y flamante triatleta versión 2018, Gabriel Debus, concluye: "Correr para mí es un estilo de vida. Es disfrute es desafío constante. El triatlón es un terrible desafío para el cuerpo, pero aún más para la cabeza. Si los tienta, no dejen de hacerlo, no se lo pierdan. Van a sufrir mucho seguramente, pero van a disfrutar el triple. Animarse al triatlón es algo de lo que no se van a arrepentir nunca".
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* Carolina Rossi es deportista desde siempre. Corredora y entrenadora, capitana del Running Team FILA de Palermo, lleva una vida inquieta: corre, nada, sube montañas y viaja sin parar. Hizo cumbre en el Aconcagua y el Kilimanjaro, cruzó los Andes corriendo y participó en carreras de diversos tipos, incluidas maratones, ultramaratones y triatlones. Ahora, sueña con un IronMan.
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