Todo sobre el apto físico
Lo dije y repetí mil veces en esta columna: el apto físico es imprescindible para empezar a hacer actividad. Pero no todos saben de qué se trata ni qué implica. O por qué no sirve tener un amigo médico que te lo haga de favor, sin una revisión real y concienzuda. Básicamente, un apto físico es un certificado médico que se redacta en un consultorio y que acredita aptitud física antes de comenzar alguna actividad. Tiene una validez de un año. Acorde con la doctora Inés Morend, especialista en medicina interna y terapia intensiva, la principal causa de mortalidad en adultos son las enfermedades cardiovasculares. Aunque para evitarlas se sugiere mantener una actividad física que tenga a raya el sedentarismo, no es inocua ni exenta de riesgos. Para no hacer nuestra práctica un peligro aún mayor para la salud, deberíamos hacer un control con nuestro médico de cabecera.
En general, las personas con indicaciones precisas son los mayores de 45 años. Para este grupo es importante detectar antes afecciones, como antecedentes de mareos o pérdidas de conocimiento haciendo ejercicio. Otros casos a tener en cuenta son los fumadores, en los que el esfuerzo puede precipitar un acontecimiento vascular, y las mujeres con menopausia o sobrepeso. Y en todos los casos, prestar atención a la aparición de dolor de cabeza cuando estamos haciendo esfuerzos. Incluso cuando no concurran a un gimnasio, los adultos mayores deben tener un apto físico, sobre todo si se les indica que caminen, anden en bicicleta o hagan algún otro tipo de actividad. Es que pueden no tener una visión adecuada, poseer alteraciones en los apoyos de los pies o tener sobrepeso, y entonces poner en riesgo rodillas y tobillos. Además, los adultos mayores que no hicieron ejercicio antes suelen tener débiles los cuádriceps y glúteos, músculos necesarios para caminar y pedalear.
Una vez evaluado todo esto, la doctora Morend recomienda realizar un electrocardiograma: “Brinda información sobre la conducción eléctrica del corazón, y la posibilidad de observar presencia de bloqueos o arritmias”. Y así, según los antecedentes y lo hallado en el examen, el profesional puede requerir otros estudios, como una ecografía cardíaca, una ergometría, radiografías o análisis de sangre. Si dan bien, se firma el certificado. Que ya sabés, es mucho más que pura burocracia para entrar a un gimnasio. Una vez al año, es el control necesario a tu salud.
El autor es personal trainer certificado por el National Council on Strength and Fitness y autor del libro Las excusas engordan