En nuestro mes aniversario repasamos algunas de las tendencias que cambiaron nuestra forma de pensar los espacios. En la elección de colores, la clásica opción de gris y rosa para el cuarto de los chicos viró a tonos más versátiles como el gris mientras que los pasteles conquistaron las paredes, los revestimientos y tapizados de todos los ambientes.
Más integrados
La idea es que el cuarto de los chicos esté en sintonía con la paleta del resto de la casa. Los tonos neutros en todos sus matices, son ideales.
Quienes lo probaron ya lo saben: el gris no achica los ambientes. Los hace más consistentes, íntimos y personales.
Una paleta serena juega a la perfección con la calidez de la madera y las líneas depuradas del estilo nórdico, que se usan cada vez más para el cuarto de los chicos.
La prioridad es crear espacios de juego y descanso. Los tonos neutros, pero personales, colaboran. Lejos de la sobreestimulación, la imaginación manda.
La identidad se logra a través de los accesorios, muebles a medida como los ‘Montessori’ o la ropa de cama.
Con espacio y luz se puede optar por tonos más oscuros, como el del triángulo pintado en la pared de este dormitorio pesado para un niño de tres años.
Los chicos crecen rápido, por eso, una buena decisión, junto con pintar de colores que no sean tan infantiles, es elegir muebles flexibles que se adapten a los cambios en la decoración.
Onda expansiva en pastel
Caímos a los pies del rosa y lo llevamos a todos los ambientes de casa. Desde recibidores hasta espacios exteriores, una propuesta que no pasa desapercibida.
La vuelta a casa se transforma en un momento refrescante con estos azulejos en rosa pastel colocados en diagonal. El piso blanco y la iluminación que potencia el brillo completan una escena pop. En el mismo depto, un comedor con pisos pintados de azul y sillas de madera con asiento de acrílico que hacen que se destaquen las paredes en rosa, desaturadas con un toque de gris. Lección de minimalismo escandinavo y el uso del color.
Pintados o en papel, los murales a tono nos permiten ser parte de una escena que nos envuelve y transforma la vida cotidiana.
El color transforma todo lo que toca, pero también cambia según la textura de su soporte.
En el piso, un diseño actual inspirado en los clásicos mosaicos calcáreos crea un atractivo juego óptico en tonos pálidos y logran una atmósfera serena y relajada.
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