Se instalaron en París y un contratiempo las hizo crear un proyecto que beneficia a los argentinos
Marina Biedma y Delfina Benítez Cruz crearon un emprendimiento en plena pandemia con el objetivo de aportar un servicio de asistencia para aquellas personas que deciden sumergirse en una nueva etapa en el continente europeo
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En el último tiempo, salieron a la luz múltiples historias de personas que decidieron emigrar en pos de un presente -y un futuro- distinto al que se tienen actualmente en la Argentina. En muchos casos, la motivación principal es la difícil situación económica que atraviesa el país actualmente, por lo que se opta por destinos europeos con el fin de conseguir una mayor estabilidad. En otros, la decisión se ve impulsada por el deseo de emprender una aventura.
Por eso, aquellos que armaron las valijas y enfrentaron su objetivo debieron toparse con diversas realidades y con una cultura totalmente distinta a la que acostumbraban. Lo cierto es que este cambio de cotidianidad puede ser, en algunos casos, drástico e imprevisible, por lo que puede hacerse difícil de sobrellevar y ralentizar la adaptación de los migrantes al nuevo espacio.
En consecuencia de ello, comenzaron a surgir en el exterior diversas redes y emprendimientos cuyo fin es funcionar como contención y ayuda para los individuos y familias que emigran. Este es el caso de Chapelure París que, como indica su nombre, busca acompañar a quienes deciden radicarse en la capital francesa. Marina Biedma y Delfina Benítez Cruz son quienes crearon este proyecto en 2020 -a raíz de la pandemia por el Covid-19- y aseguran que la idea nació desde su propia experiencia como extranjeras.
“Es algo que surgió en la pandemia. En una de las muchas conversaciones, al estar encerradas, empezamos a nombrar todos los problemas con los que nos encontramos cuando llegamos a Francia: los trámites administrativos, lo que nos costó abrir la cuenta del banco, conseguir números de teléfono. Cosas muy chiquitas que hicieron que los primeros meses de nuestra vida en París parecieran años, porque cada mínima cosa que debíamos resolver se hacía larga”, cuentan las mujeres de 28 años en diálogo con LA NACION acerca de cuál fue el puntapié inicial para desarrollar esta red.
En 2018, ambas emigraron a París desde Buenos Aires, despojadas totalmente de sus afectos y de la cultura que tanto aman. Al poco tiempo, se enamoraron de su nuevo hogar y se les ocurrió ayudar a otras personas para que vivieran la misma experiencia, pero de una manera más relajada y organizada: “Durante nuestros años acá, muchos amigos se fueron por problemas de visa, y a raíz de eso aprendimos formas para extenderla o cambiar el tipo, además de un montón de cosas más que permitían quedarse en Francia por una mayor cantidad de tiempo”.
La practicidad de sus consejos hacen que los trámites administrativos, que a la mayoría de las personas les generan más de un dolor de cabeza, sean más fáciles de sobrellevar: desde el aporte de tips para conseguir departamento en París o para renovar la visa, hacer la ciudadanía europea, y hasta consejos para pedir trabajo y un ranking con las mejores cafeterías, entre otras cuestiones.
“Somos esas personas que ayudan a los latinos a vivir en Francia. Desde nuestra experiencia, aprendimos cómo se maneja la burocracia francesa y tenemos el plus de hablar francés y español. Esto es una ventaja, ya que para algunas personas es difícil encontrar la información y entenderla exactamente, además de que no funcionan bien los organismos. Nos pareció que teníamos algo grande que aportar”, confiesan.
Desde su arribo a París, se mudaron juntas gracias a un contacto que hicieron mediante la red social Facebook y su estrecho vínculo las unió de una manera excepcional. Algo que nunca imaginaron fue que acabarían por crear una empresa con tanto alcance y practicidad. “Ninguna de las dos pensaba que nos íbamos a quedar tanto tiempo. Llegamos con una visa de working and holiday, así que sabíamos que más de un año no nos íbamos a quedar”, resaltan.
Al principio, ambas debieron indagar en profesiones que nada tienen que ver con sus rubros principales: por su lado, Marina se recibió de periodista en la Universidad Católica Argentina (UCA), pero al arribar a Francia trabajó como moza y guía turística. En cambio, Delfina, que es psicóloga, ocupó el empleo de babysitter.
“De a poquito, la visa se nos fue dando, fuimos consiguiendo trabajos relacionados a lo nuestro y conseguimos las visas para quedarnos. En todo este tiempo, desarrollamos nuestra identidad como argentinas y nos gustó mucho hacer algo que nos enlazara con nuestro país y con América Latina. Es una excusa también para siempre estar atadas y volver cuando queramos”, subrayan.
El mecanismo mediante el cual ayudan a la gente
Chapelure París cuenta con dos tipos de clientes: los que ya están en Francia y los que quieren emigrar. Los primeros son aquellos que tienen que hacer trámites migratorios, por ejemplo: cambiar el estatus de su visa o cambiar de actividad. “Si ya están en Francia, nos juntamos a tomar un café y les decimos cuáles son todas las posibilidades que tienen y cómo tienen que hacer los procesos”, explican.
El trato que sostienen con las personas es sumamente ameno y humano: “Nos gusta juntarnos, charlar y conocer a la persona. Creemos que tiene que ver con la parte humana de charlar con la gente. Ellos a veces nos dicen una idea desesperada para quedarse y nosotras les mostramos más opciones y escuchamos todos sus proyectos”. Una vez que conocen al cliente, proceden a realizar una investigación y les presentan el paso a paso de cómo tiene que realizar su trámite específico.
Luego, están los que quieren viajar a París, pero que aún no lo hicieron. En ese caso, tienen una reunión virtual en donde la persona en cuestión les expresa qué le gustaría hacer, si sabe o no del idioma, si podría ir a estudiar, entre otras cuestiones.
“Le ofrecemos las opciones disponibles que tiene su perfil y le explicamos el paso a paso para que obtenga su permiso necesario para ir a Francia”, sostienen.
En los dos casos, realizan reuniones, ya sean virtuales o presenciales, y después mantienen un contacto directo: “Nos van contando y nos van preguntando. A veces, terminan la asesoría y, por ejemplo, si tienen que llenar un formulario, nos preguntan y siempre los ayudamos”.
Más de 100 personas vion gracias a su ayuda
Si bien el proyecto se originó hace poco tiempo, ambas ayudaron a cientos de personas, desde viajeros inexpertos hasta empresas que contratan empleados extranjeros. ¿El objetivo? Darles una mano para emigrar o a estar más felices y cómodos con su situación legal en Francia.
Por último, a modo de reflexión sobre el trabajo que hicieron hasta el momento y sobre los motivos por los cuales la gente decide irse de su país natal, las dos coinciden: “Creo que se trata más de hacer una experiencia, pero también hay una idea colectiva de que afuera se vive mejor, aunque no necesariamente es así. Nosotras siempre hablamos de lo difícil que es hacerlo: sentirse solo en un lugar ajeno y que todo te cueste más… Pero es algo que los jóvenes sienten que tienen que hacer.”
En la actualidad, tienen la idea de ofrecer lo mismo, pero a la inversa: acompañar a los franceses que quieren emigrar hacia Argentina y ayudarlos en su instalación en el país.
A partir de sus propios temores, inquietudes y experiencias, tanto Delfina como Marina aportan una idea totalmente innovadora para que los argentinos que viajen hacia allá se sientan como en su propio hogar y puedan comenzar a escribir un nuevo capítulo en sus vidas.
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