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Investigaciones recientes del Albert Einstein College of Medicine demuestran que el amor romántico dura alrededor de 28 meses y el enamoramiento intenso, un año y medio. En total, poco menos de un lustro de felicidad. Transcurrido ese tiempo el corazón deja de saltar cuando entran mensajitos, las manos ya no te sudan y no queda ni una sola mariposa volando en el estómago, decía un artículo que me vino a la memoria mientras miraba a las parejas pasear de la mano por el mercado de pulgas del barrio.
Recuerdo las horas que pasé revolviendo esos pasillos buscando alguna perla para decorar mi nidito de amor, pues cuando estás enamorado y planeás vivir en pareja, la casa se vuelve el símbolo de esa unión, el escenario donde quedan representadas nuestras coincidencias y negociaciones …¡si habremos resignado estantes y espacios para colgar las bazofias que el ser amado “pintaba” en sus clases de arte! Las hormonas nos impulsan a tirar paredes y sacar créditos para colgar macetas, comprar sillones, lámparas, platos y decenas de cosas materiales que luego acabarán indefectiblemente en los remates de usados porque, como esas piezas que se apilan en las ferias, las relaciones románticas también cumplen un ciclo.
El amor se consume más rápido
Si bien la ciencia ha demostrado su fecha de caducidad, la sensación es que como nunca antes el amor dura cada vez menos. Los famosos cambian de pareja como de calzón, y en las redes sociales hasta el menos agraciado tiene un backup de citas en trámite, en idéntica proporción a su bajo nivel de tolerancia. Para Lucy Brown, neurocientífica y profesora clínica de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York, las tres etapas del vínculo se consumen más pronto que tarde, por eso deberíamos aprovechar al máximo los beneficios de ese tiempo que va de la lujuria, a la atracción y el apego, cuando vamos liberando hormonas y sustancias químicas que ponen a funcionar ese magnífico engranaje social que sostiene, incluso, al negocio de los mercados pulgas. La testosterona y el estrógeno dejan por saldo los mejores polvos de nuestra vida; luego pasamos a la fase del enamoramiento y vemos la realidad tamizada por efecto de la dopamina. Cuando surgen esos sentimientos de “wow, podrías ser él o la indicada, quiero estar contigo” es que se dispararon la oxitocina y vasopresina, y ahí planificamos una vida juntos, léase, una carrera contra la decepción. O no. Quizá ahora empieza lo mejor.
¿Cuánto dura el amor?
“Podríamos decir que lo mismo que un jardín bonito: depende de cómo lo cuides, de cómo lo entiendas y de cuánto sepas de plantas. Hoy en día, me temo, cuidamos poco ese jardín y no sabemos demasiado de plantas” explicaba en un artículo Isabel Serrano-Rosa, directora y psicóloga del sitio EnPositivoSí, recordando que hoy tendemos a confundir (o mezclar) el concepto de pasión, enamoramiento y amor, que nunca fueron lo mismo. “El enamoramiento tiene un claro componente hormonal. En el comienzo de una relación se produce una activación de la testosterona, que hace que deseemos intensamente al otro. Este ‘subidón’ puede durar unos dos años. las mariposas en el estómago aletean mientras dura ese autoengaño. Después, entra en juego la oxitocina, la ‘hormona de los abrazos’ y la cosa se calma, afortunadamente para nuestra salud mental y física. Pero, antes o después de eso, de forma inevitable, nos daremos cuenta de que nuestra pareja es un ser humano y nos va a decepcionar”.
Hace mucho que dejamos las cavernas, sin embargo la sociedad sexualmente activa tiene serios problemas de entendimiento, pues lo que está fallando hoy, al decir de los expertos, es la capacidad para gestionar estratégicamente una relación sentimental. “El amor no tendría por qué tener fecha de vencimiento. Sin embargo, es cierto que en la actualidad tiende a tenerla porque todos esperamos demasiado de nuestras parejas. Buscamos que nuestro ‘partner’ nos satisfaga en todos los sentidos, que haya atracción, emoción, chispa, pero, a la vez, estabilidad, seguridad emocional y, también hay que decirlo, un ‘status quo’ predecible” agregaba la experta y recordaba la importancia de mirar con nueva luz a la persona elegida, antes de descartarla cuando se apague la chispa. Las parejas siempre tienen posibilidades de reciclarse ”siempre que no haya maltrato, una tendencia al dominio de uno sobre otro”. Serrano-Rosa está convencida de que si hemos sabido generar ese acuerdo entre la pasión y afecto, podremos pasar a otras etapas, en definitiva, seguir cuidando el jardín.... y feliz primavera!
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