Se me fue el año y no hice nada de lo que tenía planeado
Hola, Andrea
Este año cumplo 25. Me había imaginado que, a esta altura, ya me habría recibido de ingeniero y sería líder de algún equipo. Lo cierto es que, de los tres finales que debo, pude dar uno solo, y a los ponchazos terminé de cursar una de las cuatro materias que me faltan para graduarme, porque tuve que ir dejando las otras tres en el camino. En cuanto al trabajo, me apasiona lo que hago, pero sigo estancado en el mismo puesto desde hace casi dos años. Con mis amigos empezamos a entrenar en marzo para correr la carrera del cruce de los Andes en diciembre. Entre los viajes de trabajo y los estudios se me hizo cada vez más difícil mantener el ritmo, y al final abandoné. Ellos ahora están en Pucón, preparándose para la largada, y yo sigo acá, con tres kilos de más y laburando mil horas por día. ¡Qué bronca!
Soy un desastre. Arranco enero con todas las pilas, con el compromiso firme de hacer las cosas que para mí son importantes. Pero siempre me pasa que el año se me va volando y en diciembre me doy cuenta de que no hice casi nada de lo que tenía pensado. ¿Cómo puedo hacer para organizarme mejor y cumplir mis objetivos?
Muchas gracias
Pablo (25)
Hola, Pablo
Lo que me contás no te pasa solamente a vos. Es como si estuviéramos programados para empezar el año diseñando objetivos y terminarlo haciendo balance, y es muy habitual que nuestras listas queden incompletas. El ritmo de vida de hoy, exigente y complejo, muchas veces interrumpe nuestros planes y nos lleva a abandonar o postergar lo que planeamos. El problema es cuando esta dilación es un patrón, cuando año a año nos encontramos repitiendo los mismos objetivos sin haber hecho demasiados avances. Para salir de ese círculo vicioso, te propongo cinco maneras útiles de mirar lo que te está pasando que espero que te ayuden a ser más consecuente en tus metas:
Enfocate en lo más importante
No es que seas "un desastre". Trabajando "mil horas al día", no me extraña que te resulte imposible cumplir lo que te proponés. Avanzar en el trabajo, terminar los estudios y disfrutar con tus amigos en una actividad saludable sin duda son objetivos estimulantes. Sin embargo, ¿no será mucho? ¿Qué es hoy lo más importante para vos? ¿De cuánto tiempo disponés para cada punto de tu lista? ¿Cómo encajan los distintos objetivos entre sí? ¿Estás seguro de que este es el momento para el objetivo que te proponés? ¿O sería mejor que lo ubicaras en un casillero más adelante?
Abarcar demasiado es una receta para la parálisis, la frustración y la bronca. No se trata de renunciar a otras cosas que para nosotros son importantes, sino de graduar la energía y administrar bien el tiempo para no dispersarnos.
Avanzá con pasos cortos y consistentes
A veces nos planteamos objetivos enormes, que representan un salto abrupto desde el lugar en donde estamos hoy. ¿Es posible para vos, con las demandas de tu día a día, graduarte en un año? ¿No sería más realista planificar pasos más cortos, que te permitan avanzar de una manera consistente? Quizás, proponerte dar un final y cursar una sola materia hubiera sido un objetivo más realista para este año. Dividir la gran torta en bocados más digeribles podría haberte liberado el tiempo que necesitabas para entrenar y tal vez hoy estarías con tus amigos en los Andes. Por eso es importante que al principio del año planifiquemos con objetividad qué podemos hacer y qué no, y cómo nos vamos a organizar para no desbordarnos y seguir avanzando, aunque quizás no tan rápido como nos gustaría.
Activá lo que depende de vos
Sentís que estás estancado en tu carrera, te gustaría estar en otro rol. ¿De quién depende tu desarrollo? ¿De tu jefe, de las políticas de la organización, de vos? A veces nos proponemos objetivos que no dependen de lo que hagamos o dejemos de hacer, porque no tenemos control sobre las decisiones. Eso no quiere decir que nos conformemos y nos quedemos quietos, sino que nos enfoquemos en lo que sí depende de nosotros, de lo que podemos iniciar y activar a partir de nuestras propias conductas, de la manera en que establecemos y cuidamos las relaciones con los demás, de cómo nos "vendemos" para ser considerados en una promoción. ¿Qué podrías hacer, desde hoy, para promover tu evolución?
No esperes hasta fin de año
Es inevitable que nos pongamos a pensar en nuestras metas cuando se cierra un año y otro se abre. En el medio, el tiempo se pasa volando. En cambio, si vamos haciendo paradas periódicas para revisar los objetivos mantenemos las riendas, no dejamos que el desorden y el contexto decidan por nosotros. Hacer escalas es útil para monitorear cómo vamos y tomar decisiones oportunas sobre qué nos sirve y qué no, qué vamos a sostener y a qué vamos a renunciar, qué vamos a dejar para más adelante…
No te quedes atrapado en tus planes
El mundo gira muy rápido. Todo el tiempo el contexto está cambiando, aparecen opciones, se cierran puertas, se trastocan las prioridades, lo que nos hacía felices ya no nos entusiasma… La habilidad para planear con flexibilidad es extremadamente importante en nuestro mundo de hoy. Si bien es ordenador y estimulante tener metas a mediano y largo plazo, tenemos que revisarlas cada tanto para asegurarnos de que no se hayan desactualizado, o que ya no sean lo que realmente queremos. No nos atemos ciegamente a los planes, seamos flexibles para programar y reprogramar, elegir, abandonar, inventar y estar abiertos al cambio y a la oportunidad.
¡Feliz 2019! Te deseo que puedas elegir bien tus metas y concretarlas con alegría
Andrea
Consultorio digital Terapia de Negocios
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