El 10 de enero de 2002, el matarife y el conductor se agarraron a trompadas frente a cámaras. Su pelea, tan insólita como brutal, se convirtió en una escena icónica en la historia de la televisión argentina
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José Alberto Samid (73) habla desde su casa, en Ramos Mejía, donde cumple prisión domiciliaria. Antes de comenzar la entrevista, se apura en aclarar que está preso “sin condena”. En realidad, fue condenado a cuatro años de prisión por formar parte de una asociación ilícita que, entre 1993 y 1998, evadió más de 23 millones de pesos (que en aquella época, cuando aún regía el “uno a uno”, eran 23 millones de dólares). Pero, es cierto, su condena espera una revisión de la Corte Suprema.
En junio pasado, después de que violara la prisión domiciliaria para comer un asado en una parrilla de su barrio, le revocaron el permiso para tener salidas laborales. Además, le cambiaron la tobillera electrónica por una de mayor tecnología, con GPS.
El jueves 10 de enero de 2002, hace 20 años, protagonizó un momento icónico (por lo absurdo y bestial) en la historia de la televisión argentina. Al mediodía, frente a las cámaras, en uno de los programas de mayor audiencia, Impacto a las 12, se agarró a trompadas con el conductor: Mauro Viale.
La pelea, una escena que parece robada de un film de Quentin Tarantino, que incluyó piñas, patadas y caídas, tiene millones de reproducciones en Youtube. Además, se reversiona cada año en redes sociales con efectos especiales y doblajes insólitos. El merchandising que se generó alrededor de “Viale versus Samid” ofrece más variedad de objetos que las tiendas oficiales de Boca Juniors ó River Plate.
El paso del tiempo, estas últimas dos décadas, parecen no haber aplacado el espíritu indomable de Alberto Samid. Ahora, desde su casa, fiel a su estilo, siempre exagerado y brutal, recuerda la pelea y redobla la apuesta: “Con lo que me dijo, me arrepiento de no haberle dado otra piña más”, dispara.
“No quería ir porque Mauro hacía cualquier cosa por un punto de rating”
Habla Samid. En el comienzo de la charla refiere al contexto. ¿Para qué fue aquél día al programa? ¿De qué iba a hablar? ¿Cómo era su relación, hasta entonces, con Mauro Viale? Después se mete de lleno en la pelea. Asume una posición de víctima e intenta explicar por qué se empecinó con que Mauro Viale le revelase su verdadero nombre. Después ensaya una justificación absurda del insulto antisemita que soltó después de lanzar la primera trompada, cuando llamó al conductor “judío hijo de puta”. Muchas veces habla como si fuese inimputable, pero la Justicia ha probado que no lo es.
Comienza: “Era la época de Duhalde, cuando devaluó ‘cuatro a uno’. Durante el uno a uno, entre el frigorífico y la fábrica de embutidos producíamos miles de kilos, pero lo que ganábamos no nos alcanzaba para pagar la luz, el gas y todos los gastos. Era imposible trabajar. Duhalde cambió la cosa. Fui al programa de Chiche Gelblung y dije que la devaluación me parecía muy buena porque favorecía a los productores. Con el ‘uno a uno’ los únicos que ganaron mucha plata fueron los que vendían servicios. Los empleados públicos también estaban bien, pero los que producíamos mercadería no. A los dos días me llamó la hija de Mauro Viale, que trabajaba en la producción, y me invitó a su programa. Yo, la verdad, lo quería mucho, pero no quería ir a su programa porque sabía que por un punto de rating hacía cualquier cosa y no quería participar en eso. Por eso le pregunté ‘¿De qué quiere hablar?’ y ahí su hija me contó que me había visto en el programa de Chiche defendiendo la devaluación”.
-Es decir que fue al programa de Mauro Viale para hablar a favor de la devaluación.
-Claro. Le dije que, si era por eso, entonces estaba bien, que iba a ir. Y fui un mediodía y ni bien me senté, me dijo: ‘¿Samid va a pagar los impuestos?’. Ya me empezó a provocar, era el laburo de él. Empezó a joderme y yo le dije “Si, voy a pagar los impuestos cuando usted me diga cómo se llama”.
Mauro Viale, como muchos en su generación, usaba nombre artístico. Se llamaba, en realidad, Mauricio Goldfarb. Alberto Samid quería molestarlo, desencajarlo. “Usted a ver si sabe cómo se llama”, “A ver si sabe cómo se llama un día”, “Ojalá un día sepa cómo se llama”, le gritaba. Pretendía quedar como si estuviese revelando un secreto que avergonzaba al conductor. La misma chicana había utilizado Hugo Guerrero Marthineitz para incomodarlo durante un cara a cara que mantuvo con Viale a principios de los 90.
Sigue Samid: “Fue muy provocador. Yo había ido para otra cosa, qué me tenía que venir a decir eso. Entonces en un momento yo levanté la mano y dije: ‘Me voy, a esto no vine’ y me levanté. Como un caballero. Y él me dice que me quería preguntar algo más, pero yo me la vi venir que me iba a salir con otro bombazo, pero él insistía... Le dije que bueno, pero que tuviese cuidado con lo que me iba a decir y el hijo de puta me dijo: ‘Usted avaló la bomba de la AMIA’. ¡Y en ese momento justo estaba ese tema, en pleno juicio, habían salido los familiares de las victimas a reclamar! Y yo pensé: ‘¿Qué dice este hijo de puta? Yo tengo muchos hijos y si no defiendo esto, mañana me matan a uno y con justa razón’. Aparte de que no estoy conectado con ese tema, no tuve ningún tipo de relación. Es como que yo te diga: ‘vos tiraste las torres gemelas’ y solo porque se me ocurrió.
-Entonces usted le pega la primera piña y lo insulta diciéndole “judío hijo de puta”.
-Pero claro, ahí le dije ‘judío hijo de puta’. Yo era bravo, si hubiese dicho solo ‘hijo de puta’ no pasaba nada... pero como dije ‘judío’, los judíos se me vinieron encima. Y bueno, viste los judíos como son… les decís ‘judío’ y se ofenden, pero vos decís ‘tano de mierda’ y no pasa nada. Decís ‘judío’ y salta la DAIA, pero bueno eso es harina de otro costal.
Cada vez que hablaba de la pelea, Mauro Viale lo hacía con absoluta seriedad. Jamás perdonó a Alberto Samid. “Donde nos vemos, nos agarramos otra vez”, le contó a Perfil en 2011. Hacía hincapié en el insulto antisemita que le escupió el matarife: “Lo peor no fueron los trompis, sino lo que me dijo: ‘judío de mierda’ -declaró-. Nadie lo tomó. Hubo un ataque religioso. En lugar de tomarlo como una pelea divertida, que pudo ser una pelea divertida, seguramente lo fue, deberían tomarlo como un ataque religioso. Un espanto. Es un antisemita probado“, concluyó.
-Hay un hombre que le pegó patadas a Mauro Viale cuando se patinó y cayó al piso.
-Sí, era el portero del canal. A mí me dijo que no le gustaba cómo lo saludaba Mauro cada mañana y por eso se le escapó y le dio tres patadas. En aquel tiempo Mauro era así, no se llevaba bien con muchos, pero después fue mejorando y con mi mujer lo mirábamos siempre. Cuando falleció lo lamentamos como la gran puta. Pero bueno, en aquel entonces él era joven y todos nos equivocamos cuando somos jóvenes.
-¿Se arrepiente de haber llegado a esa instancia?
-¡¿Qué me voy a arrepentir?! Con lo que me dijo, me arrepiento de no haberle dado otra piña más. No… qué me voy a arrepentir. Entiendo que era el trabajo de él, pero bueno, vaya a saber cómo cada uno se gana la vida. El trabajo de él era provocar a todo el mundo. Era muy turro en ese tiempo.
En la misma entrevista con Perfil de 2011, Mauro Viale contó que la pelea continuó cuando se apagaron las cámaras. “Yo lo veo y nos matamos a trompadas, no, yo no le perdono nada a Samid. Ese día la pelea siguió en la calle, siguió feo, yo fui y le pateé el auto, nos seguimos pegando en la calle, fue tremendo. Eso fue un ataque feo porque fue un ataque religioso, a la condición de judío, fue un espanto, es un antisemita probado, eso es lo peor de todo”, recordó en ese reportaje.
-Samid, se dijo que la pelea siguió fuera del canal
-No, todo lo que se dijo de eso es mentira, lo que pasó fue lo que se vio ahí. Yo salí y me fui. Nunca más. Pasó mucho tiempo. Hace un par de años me llamó la hija de Mauro y me dijo que su papá quería tener una charla conmigo porque a él a partir de esa pelea le cambió la vida. Y me invitaba al programa para analizar lo que había pasado, reunirnos para charlar. Yo le dije que lo iba a pensar, porque también había sido algo importante para mí, siempre se comenta. Pero cuando hablé con mi familia me dijeron que no lo haga porque iba a volver a pasar lo mismo. Mi familia sufrió mucho. Y ahora no se puede hacer, porque desgraciadamente él falleció.
-¿Es cierto que Daniel Scioli los reunió en La Ñata?
-Exactamente. Una vez Scioli nos invitó a un partido de fútbol y nos quiso reunir. Cruzamos dos palabras, pero nada más. Scioli es muy componedor, pero no cuajaba el agua (sic), ni para él ni para mí. Esto fue como un jarrón chino que se rompe y te dicen armalo y no se puede, no lo armás más.
-¿Con la familia de Mauro Viale habló?
-No, mandé a decir que lamentaba mucho lo que había pasado cuando falleció y hablé con el hijo cuando se enfermó de coronavirus. Lo contacté para recomendarle un remedio que a las 24 horas el covid se te va: ivermectina. Él me agradeció. ¿Qué si yo lo usé? No, yo no me agarré covid, pero mucha gente que conozco tomó eso y se curó. En el campo todos lo toman.
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