Salmonella: cómo conservar y preparar los huevos para evitar la contaminación
Los microbios patógenos se pueden propagar de las aves a sus huevos, pero hay una información clave al respecto
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Los pollos y otras aves de corral pueden ser portadores de bacterias como la salmonella. Estos microbios se pueden propagar de las aves a sus huevos. Si ingerís huevos crudos o poco cocidos, podés enfermarte.
Con este escenario, te traemos unos trucos caseros para manipular y cocinar los huevos de manera adecuada y así reducir al mínimo la probabilidad de enfermarse de salmonella.
Vale mencionar que esta bacteria se transmite habitualmente a través del huevo y afecta al aparato digestivo. La mayoría de los pacientes sufren síntomas leves, pero en algunos casos puede generar complicaciones de salud.
Pero prevenir estos contagios es posible, siempre que se conozcan las normas básicas para conservar y cocinar el huevo. Estas son algunas de las recomendaciones del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos para evitar los efectos de esta bacteria.
¿Cómo llega la bacteria a los huevos?
La salmonella puede estar en las cáscaras de los huevos cuando las aves los ponen o cuando estos entran en contacto con los excrementos.
Esto no suele ser un problema que afecte a los huevos en los supermercados, ya que las empresas avícolas lavan los huevos antes de que sean puestos a la venta. Asimismo, la salmonella también puede contaminar el interior del huevo durante su formación dentro de la gallina, antes de que se formen la cáscara. Hoy en día, son pocas las gallinas que tienen este problema y los huevos son más seguros. Sin embargo, es posible hallar huevos contaminados.
¿Cómo reducir la probabilidad de enfermar de salmonella?
La prevención comienza antes de cocinar. Los huevos deben guardarse en el frigorífico, manteniéndose siempre a una temperatura menor a 4 °C. A la hora de elegir el huevo con el que cocinaremos, hay que descartar aquellos que tengan rajaduras o golpes y los que estén sucios. A la hora de cocinarlos, la manera más eficaz de impedir la transmisión de la bacteria es cocinar los huevos hasta que la yema y la clara estén firmes.
Esto sucede a una temperatura interna de 71 °C. También es fundamental, durante el cocinado, prevenir el contacto entre alimentos cocinados y huevo crudo. Es importante lavarse las manos y limpiar todos los utensilios que hayan entrado en contacto con los huevos crudos. Estos artículos incluyen encimeras, cubiertos, platos y tablas de picar.
En el caso de usar los huevos crudos en alguna receta, lo ideal será asegurarse de usar huevos pasteurizados. Así, se evita el riesgo en platos como la salsa césar, la mayonesa o el tiramisú. A la hora de conservar recetas con huevo, debemos ingerirlos o refrigerarlos de inmediato tras su cocción. Dejar la comida a temperatura ambiente conlleva el riesgo de que las bacterias se desarrollen.
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