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En las ciudades de todo el mundo hace rato que se han puesto de moda las terrazas o rooftop desde donde cualquier vecino puede contemplar el skyline y sus mejores panorámicas. Los edificios que no tenían miradores se inventaron uno, los que tenían lo potenciaron, y los nuevos proyectos inmobiliarios los incluyen a sabiendas de que son herramientas eficaces para el marketing de ventas y la comunicación. Pero, así como atraen a selfie adictos, también son espacios tentadores para personas en situación vulnerable. El pasado mes de enero los administradores del flamante Edificio Vessel de Nueva York decidieron cerrarlo temporalmente dado que, a dos años de inaugurado, ya contabiliza tres suicidios. Uno detrás del otro. Según las noticias, en enero último se arrojó al vacío desde el piso más alto un joven de 21 años, y en diciembre de 2020 lo hicieron una mujer de 24 y un adolescente de 19. El consorcio y el estudio de arquitectura alarmados consultaron a varios especialistas en psiquiatría para buscar una solución, ya que de modificarse la estructura perdería sentido la obra, dicen.
El nuevo ícono de new York
El Vessel inauguró en 2019 y enseguida se convirtió en el nuevo icono de Nueva York. Con forma de panal o shawarma (por el sandwich árabe), según la imaginación del espectador, es en realidad un enjambre de escaleras que conducen a ninguna parte, o en todo caso a una terraza donde no hay nada que hacer más que sacarse una foto y apreciar el entorno del río Hudson. Fue construído con ese propósito, dentro del proyecto de urbanización Hudson Yards cuyo fin es revitalizar el área costera con comercios y un complejo de torres altísimas, de ésas que rompen el cuello cuando intentamos contar la cantidad de pisos. El plan incluye la reasignación de Far West Side (Hell’s Kitchen), una extensión de la línea 7 del subte a la estación 11th Avenue y la renovación del Centro de Convenciones Jacob K. Javits, dicen las crónicas. Desde su apertura los visitantes suben y bajan encantados por este laberinto de 1600 metros de altura para capturar imágenes, aprovechando la gracia principal del diseño realizado por el estudio del arquitecto inglés Thomas Heatherwick: 154 tramos de escaleras conectados por 80 plataformas, en total 2500 escalones íntegramente revestidos en planchas de cobre que reflejan el paisaje. En su momento los desarrollistas hasta invitaron a los vecinos a buscarle un nombre, aunque en las redes sociales enseguida le encontraron el apodo perfecto: el “shawarma”.
Una decisión irrevocable
Triste debut el de este monumento o escultura urbana. La razón por la que alguien decide acabar con su vida tirándose desde una altura importante no es un misterio, según la psiquiatría se trata de gente que tiene la decisión irrevocable de hacerlo. Un ejemplo que vale para el caso es el del puente Golden Gate, de San Francisco: desde su inauguración en 1937 ha sido plataforma para más de 1300 suicidios. “Hasta donde hemos podido determinar, mucha gente que se suicida mantiene cierto nivel de indecisión hasta el último momento. Si usas un método menos letal como una sobredosis, aún existe una posibilidad de rescate si se obtiene ayuda a tiempo. Sin embargo, si se aprieta el gatillo de un arma o se salta desde altura, es mucho más probable encontrar la muerte” indicaba en un estudio el profesor de psiquiatría Adam Kaplin, del Instituto Médico Johns Hopkins. En Estados Unidos sólo el 5% de la población elige este método, pero sea poco o mucho el número de decesos, restringir -o más bien, no crear- accesos a lugares de riesgo sería la forma de evitarlos, coincidían las psicólogas Julia Buus Florentine y Catherine Crane en un estudio realizado en 2010, en el que afirman la importancia de concientizar a las autoridades públicas para que tomen medidas preventivas antes de aprobar proyectos a escala.
Ahora los autores deberán replantear las funciones del Vessel, ya que, al decir de los expertos, las barandas de metal y vidrio colocadas no son tan altas ni tan seguras. El problema es que si las cubren o elevan podrían desvirtuar “la maravillosa estructura abierta del edificio planeado por Heatherwick” y cuyo costo habría demandado unos 150 millones de dólares. Uno de los directivos del emprendimiento aceptaba en una carta pública que la única alternativa será aumentar su altura, aunque el edificio pierda su fuerza estética. Y sí. Es de esperar que una vida valga más que la viralidad de una selfie.
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