María Cornu Labat era una exitosa abogada de divorcios, se caracterizaba por ser conciliadora y por eso muchas parejas la elegían a la hora de terminar su matrimonio. Pero un día algo le empezó a hacer ruido y se dio cuenta de que su camino en esta vida no iba por ese lado.
Se recibió de abogada a los 23 años, se casó a los 24 y a los 25 nació su primer hijo. Trabajaba en un estudio con su papá pero ella misma confiesa que en esa época estaba más ilusionada en casarse y tener hijos que en ejercer su profesión.
Acordaron con Marcelo, su marido, vivir un tiempo en Boston para que él pudiera cursar un doctorado, mientras ella se dedicaría al cuidado de sus hijos.
Para cuando volvieron a Argentina la familia ya había crecido. Con tres hijos en edad escolar María se dio cuenta de que ahora sí quería trabajar, recuerda que "fue un periodo de autoconocimiento y de crecimiento, mientras vas criando hijos una se cree adulta y hay un montón de cosas para seguir elaborando. Para mi sorpresa cuando los chicos empezaron a tener más tiempo afuera me di cuenta de que yo quería hacer algo más".
Una exitosa abogada de divorcios.
Después de ocho años sin trabajar y con poca experiencia, se inclinó por trabajar en familia porque lo consideraba acorde a su forma de ser. Una amiga le propuso dar clases como un buen método para aprender.
Empezó a ejercer como abogada de divorcios y todos los conflictos que están alrededor: régimen de visitas, tenencia, alimentos. "Es mucho más complicado lo que hay alrededor del divorcio que el divorcio en sí. La gente llega sabiendo que se quiere divorciar y después empieza a darse cuenta de todas las cosas que existen alrededor", explica María.
El boca en boca hizo que pudiera trabajar como abogada de divorcios durante 6 años. Pero tenía un pequeño problema: le ponía mucha pasión a lo que había detrás de sus clientes. "El dolor que tenían, el dolor de los chicos, le ponía mucha energía a eso, me interesaba el tema. Cuando sos abogada la gente se abre, te habla mucho pero te contratan para que les cierres el divorcio, así que en cierta forma el lugar mío era un poco frustrante. Yo podía ver el dolor que tenía esa persona pero no se lo iba a solucionar ni tampoco me lo venían a pedir. Eso me interpeló mucho", describe María aquella inquietud que empezó a sentir en su interior.
Pero salir de la zona de confort nunca es fácil, mucha gente confiaba en ella y la ganancia económica era redituable, tampoco le era fácil la mirada ajena que la acusaba de no tener la fortaleza suficiente para llevar a cabo tantos divorcios.
Ayudar a luchar
Mientras en nuestro país se introducía el divorcio express, María sentía la fuerte necesidad de hacer algo al respecto. Con el apoyo de su familia se inscribió en un máster en Matrimonio Familiar en la Universidad de Navarra a donde tenía que viajar dos veces.
"Mucha gente busca en el divorcio solucionar su conflicto, se presenta una complicación y corto por lo sano, no la lucho, no tengo herramientas o no las busco. Había muchísima gente que si se hubiera propuesto lucharla no estaría en el estudio de abogados presentando el divorcio y eso me rompió la cabeza", explica María.
Dejó su matrícula y con el máster se dio cuenta de que podía mediar con las parejas, pero todavía no encontraba qué era lo que quería hacer.
Un día la llamó una amiga del colegio que su hermana menor tenía dos hijos, se había separado y quería saber si la podía ayudar con el divorcio. María le contó que ya no tenía la matrícula y que además quería salir de la temática, pero le ofreció encontrarse para ayudarla a buscar acuerdos. "Nos juntamos y era como pasar por el tamiz la conflictividad y poder plasmar lo que hoy nos podemos poner de acuerdo. Hoy nos separamos por un montón de temas que no podíamos resolver pero sentados podemos acordar plata por mes, horarios de los chicos, y al menos firmar en lo que te podes poner de acuerdo. Y después que decante el resto. Las peleas y discusiones eran por esos temas pero eran una perfecta excusa. Entonces si vos dejás eso asentado y solucionado aparece lo que de verdad te pasa. Se calmaron las aguas y dos meses después los dos decidieron que por el momento no se iban a divorciar y después revivieron su relación", recuerda María. Reflexionó que si ella hubiera sido su abogada no habrían luchado y en 45 días tenían el divorcio express. Fue un punto de inflexión que le hizo darse cuenta de que había otro camino.
Una nuevo camino de sanación
María todo lo que hace lo hace con pasión y entusiasmo. Con esa tenacidad se sentó y escribió un libro, "Ser nosotros", donde cuenta no solo su vida y testimonios de parejas, también da las herramientas que utiliza ella en sus encuentros personalizados con matrimonios en crisis. A partir de su libro empezaron a llegar las consultas de parejas y la invitación a dar charlas en diferentes lugares.
En sus encuentros lo primero que propone es que ambos estén de acuerdo en que quieren sacar adelante su matrimonio y no que es lo último que hacen antes del divorcio porque la otra parte lo pidió. Si uno va con el enfoque de que el matrimonio no va a funcionar entonces las herramientas no van a servir, la idea es que tengan ganas los dos de explorar juntos lo que les pasa, de querer salir adelante.
"Hacemos sesiones de investigación, su mochila, lo que cada uno trae de su familia. Es una parte informativa pero el otro abre los ojos y se sorprende de escuchar a su cónyuge abrir el corazón, hablar de un montón de temas que nunca habían tocado. Les estoy dando un espacio para que se sienten y hablen de cosas que nunca hablaron. La gente vive en una vorágine donde no se encuentra con el otro, por eso trabajamos el diálogo, la comprensión al otro", describe María.
Dentro de sus herramientas está la comunicación, el no acusar y hacernos cargo de lo que nos pasa sin señalar al otro como el culpable, reconocer lo bueno en el otro. Ha pasado de parejas que finalmente se han divorciado pero lo hicieron con consciencia y mucha paz.
María considera que uno de los puntos que atenta hoy contra el matrimonio es el individualismo, "la falsa concepción de lo que es la felicidad que muchos la confunden con el bienestar. El rechazo al esfuerzo que hay hoy atenta contra el matrimonio. El tema de esforzarse está mal visto, la gente lo ve como dejarse de lado y eso envenena el matrimonio porque va en contra de un proyecto de a dos, muchas veces ves que son dos proyectos paralelos que funcionan y que siguen mientras funcionan, algo interfiere y se acabó porque no hay proyecto en común. El desafío es que tu proyecto personal sea el proyecto matrimonial y no un versus. No te estas dejando de lado ni siendo menos, sino potenciando con el otro.
El matrimonio es un trabajo, una tarea de los dos, es linda y está bueno ponerle un tiempo y una dedicación. La gente se casa enamorada y para toda la vida queriendo que eso funcione. Entonces el que lo saca adelante lo siente como una superación enorme, honraron su compromiso, la pelearon y salieron airosos, ahora son mucho más felices", concluye María.
Estos días de cuarentena, las parejas han encontrado algunas dificultades, y en varios casos se encuentran confundidos y un tanto perdidos en cuanto a sus sentimientos y el futuro de la relación. Consciente de este conflicto, María ofrece cosnultas gratuitas todos los días de 11 a 19. Se la puede contactar por WhatsApp al +5491161413444.
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