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La particularidad de nuestra historia reside, muchas veces, en aquellas coincidencias y discrepancias que no solo nos sorprenden sino que también nos confunden, características particulares que, de algún modo, juegan con nuestras mentes.
Tal es así que muchas veces confundimos o no logramos discernir - por ejemplo- entre dos grandes pintores que, por lo parecido de sus nombres y otros vínculos, en algún momento, referirnos a ellos nos llevó a preguntarnos: ¿es Manet o Monet?. Y aunque la obra de cada uno es fácilmente distinguible para los especialistas, quién no dudó, o se cuestionó, ¿de quién era realmente ese cuadro que tenía enfrente?
Contemporáneos en una misma ciudad
Entre sus increíbles coincidencias podemos decir que fueron contemporáneos, Édouard Manet nació en 1832, y 8 años después llegaba a la misma ciudad francesa, nada menos que París, Claude Monet.
La diferencia entre ellos no sería menor: Édouard provenía de una familia burguesa y luego de terminar su educación básica no logró ingresar, por sus bajas notas, en la carrera de abogacía y se embarcó a Río de Janeiro, aunque quiso ser parte de la Escuela Naval Francesa, fue rechazado en dos oportunidades. Y pese a no conformar a sus exigentes padres, que buscaban otro destino para él, ingresó al taller del artista y profesor de pintura Thomas Couture.
Claude aunque de familia más humilde, también viajó prontamente. A sus cinco años se mudó a Normandía, a la ciudad francesa El Havre, pero tuvo que interrumpir sus estudios para pasar un par de años en Argelia luchando como soldado de caballería.
Uno navegó encerrado en un barco (Manet) el otro por tierra cabalgando paisajes (Monet), situaciones que seguramente influyeron en algo del estilo de sus futuras obras.
Los viajes por Europa
Seis años después, Édouard abandonó el taller de Couture y salió a recorrer Europa, donde quedó impresionado por las culturas y costumbres. En cambio Claude comenzó a ser reconocido como pintor, pero no ganaba dinero, por lo que ya casado no podía solventar los gastos de su familia y sin poder soportar aquello intentó, de manera fallida, quitarse la vida en el Sena. Al sobrevivir volvió a pintar y nuevas inquietudes lo acercaron a coincidir con Manet: él también trascendió fronteras y viajó a Inglaterra y a Amsterdam.
Amores encontrados
El amor no los encontró de la misma manera. Manet compartió la novia de su padre, hasta que este murió y luego se casó con ella, una pianista holandesa, Suzanne Leenhoff, que le daba clases de piano y con la cual tuvo un hijo, antes de formalizar su relación: León.
Claude Monet se casó dos veces, tuvo varios hijos y fue por su primera esposa, Camille, que cambió su fortuna. Luego de la guerra, con una herencia y la dote de Camille logró llevar una vida “burguesa” diferente a su origen humilde.
Los amigos del café Guerbois
En París, como un designio del destino o el ritmo de la época y el amor a la pintura llegaron a conocerse. ¿Dónde? En el estudio donde enseñaba el artista suizo Charles Gleyre juntos comenzaron a oponerse al arte establecido de su época, lugar en el que también conocieron a jóvenes artistas como Renoir, Sisley y Bazille.
Los futuros encuentros serían en el popular café Guerbois donde además contactó con el grupo de intelectuales, literatos y pintores como Émile Zola, Nadar, Cézanne y Degas, que frecuentaban el bar parisino.
Apellidos parecidos, estilos diferentes
Pero pese a ser ambos del movimiento impresionista sus diferencias eran más que marcadas.
Monet pintó paisajes de montañas y escenas al aire libre, mientras que Manet pintó escenas más centradas en los personajes.
Claude Monet fue el exponente más característico del impresionismo. Sus obras eran in situ, pintaba en el exterior con trazos coloridos y desordenados. Lo hacía en una sola sesión, le gustaba representar el instante a través de la representación y la luz. Muchas obras en el mismo lugar pero en diferentes horas. Se distinguían sus paisajes con pinceladas suaves y desordenadas.
Las obras de Édouard Manet difieren un poco con lo que fue el movimiento. Pintaba en su estudio, realizaba sus obras en varias sesiones, las escenas eran interiores y con personajes. Plasmó escenas de guerra, focalizó en los detalles y sombras.
Se fijaba mucho en los contrastes, usaba color negro y representaba figuras con contornos firmes y definidos. Lo principal eran sus personajes
Tan lejos, tan cerca hasta el final
Manet tuvo un destino más miserable que Monet, ya que murió a los 51 años, habiendo contraído sífilis, reumatismo y gangrena. Claude, en cambio, jubilado en Giverny, viejo y acomodado económicamente, murió de cáncer de pulmón a los 86 años.
Y así como su final fue tan diferente, luego de fallecidos ambos llegaron a éxitos millonarios. Uno de los cuadros de Manet se vendió por 20 millones de dólares en el año 2000 mientras que en el año 2008 una de las pinturas sobre lienzo de Monet, “El estanque de nenúfares”, fue vendida por $80,4 millones.
Quizás ahora cuando uno se enfrente con alguna de sus pinturas o escuchemos sus nombres ya sabremos que, después de todo, no eran tan lejanos ni sus vidas tan cercanas.
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