Queimada Grande: cómo es la isla prohibida de Brasil donde viven 4000 serpientes venenosas
Existe una isla ubicada frente a la costa de San Pablo, en Brasil, que no tiene playas paradisíacas para los turistas y cuyo acceso está prohibido sin una autorización gubernamental. La explicación es que está habitada por una de las especies de serpiente más venenosas del mundo, capaz de derretir la piel de sus víctimas.
La Ilha da Queimada Grande, también conocida como Isla de las Cobras, es un archipiélago que se encuentra sobre el Océano Atlántico a 33 kilómetros de la costa paulista. Un cartel advierte a los navegantes que está prohibido desembarcar allí.
La isla es el hogar de unas 4000 víboras y el único lugar del mundo donde reside la "serpiente de la Isla Quemada", una de las especies más venenosas y letales del planeta. La Bothrops insularis tiene un color marrón amarillento y puede medir hasta 70 centímetros.
Desde que el nivel del mar subió hace unos 11.000 años y cortó el contacto de la isla con el continente, las serpientes se desarrollaron de una manera distinta y son cinco veces más peligrosas que su parientes de tierra firme. Los reptiles cazan y comen pájaros, pero no los autóctonos porque ya saben cómo huir de sus ataques. En su lugar, se alimentan de aves migratorias más grandes y, para poder matarlas, su veneno se volvió más potente.
Según un documental de Discovery Channel, los expertos calcularon que hay un ejemplar de Bothrops insularis por metro cuadrado. Los científicos y el equipo de grabación viajaron a la isla con el objetivo de obtener el veneno de esta serpiente para desarrollar un mejor suero antiofídico que permita sobrevivir a su ataque.
"La mordedura de esta serpiente provocaría una muerte dolorosa. La persona moriría gritando", aseguró un biólogo al equipo de televisión que se aventuró en el peñasco junto al grupo de científicos luego de conseguir los permisos pertinentes.
Los pescadores de la zona cuentan algunas leyendas sobre las serpientes: desde una familia entera que murió al desembarcar en la isla hasta que unos piratas llenaron el lugar de víboras para proteger un tesoro enterrado.
Los únicos que ingresan a la isla, aparte de las expediciones científicas autorizadas, son los cazadores furtivos que arriesgan sus vidas para cobrar hasta 30.000 dólares por una ejemplar de Bothrops insularis.
Estos reptiles también cumplen un rol crucial para salvar vidas. Hace 40 años, se produjo a partir de su veneno el captopril, un medicamento muy utilizado en la actualidad para combatir los problemas de presión arterial.
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