Muchos nacieron en la cuarentena y sus días de bares cerrados, pero todos tuvieron éxito y ya tienen sus fieles seguidores
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En días tensos, difíciles y pandémicos, con incertidumbres y angustias varias, se torna indispensable encontrar pequeños retazos de felicidad que marquen una diferencia. Y por qué no elegir una felicidad en un envase redondo y delicioso, con la forma reconocible de un alfajor. La gran golosina nacional, la que nos diferencia del mundo; esos alfajores que cuentan con un ADN transatlántico pero que a lo largo de los últimos doscientos años ganaron la merecida ciudadanía argentina. Más allá de la oferta popular de kioscos, en los últimos tiempos (en especial, en estos meses de cuarentena) muchos reposteros encontraron en el alfajor el vehículo adecuado para mostrar sus conocimientos y derrochar sabor a mansalva. Alfajores clásicos de dulce de leche pero también otros con pistachos, frutas o avellanas, jugando con coberturas y masas, apostando siempre a la artesanalidad extrema. Aquí, tres opciones que se convierten en verdaderos oasis de felicidad para disfrutar en medio del duro desierto cotidiano.
De nuez y de chocolate blanco
Los alfajores Ghaniun (rico en árabe) están cumpliendo su primer año de vida con una de las mejores relaciones precio calidad de Buenos Aires. Son grandes (pesan poco más de 90 gramos cada uno) y tienen ese sabor de los buenos alfajores marplatenses de antes, preparados con ingredientes de calidad, ralladuras de cítricos, chocolates premium y rellenos varios que funcionan a la perfección. Detrás está Melissa Rollhauser, una abogada que con tres hijos decidió dejar el mundo corporativo y estudiar pastelería. “Mi abuela paterna nos preparaba unos alfajores increíbles, pero ella era muy celosa y nunca nos quiso dar su receta. Empecé mis pruebas buscando replicar ese sabor, en un proceso largo de prueba y error. Empecé con los de maicena; luego seguí con los bañados”, cuenta. Con fábrica a punto de inaugurar en Luján, son alfajores clásicos, equilibrados, de esos que gustan a todos, pero que además se permiten algunos gestos propios.
El de dulce de leche con baño de chocolate blanco está entre los más pedidos, lo mismo el clásico con chocolate semiamargo. Para quien busque algo un poco distinto, una buena opción es el de nuez: la masa se prepara con nuez pura molida a la que se le agrega algo de almidón de maíz y unos gramos de harina. El relleno es de dulce de leche con un toque muy liviano de ron. Una delicia. La caja de seis sale $535 y se retira en Luján (y una vez a la semana también por Caballito). También se consiguen sueltos ($95) en tiendas especializadas. Instagram: https://www.instagram.com/ghaniun.alfajoresychocolates/
Los alfajores del barrio
Si te dicen que los alfajores de Café San Juan son enormes, creeles. Pesan unos 160 gramos cada uno, es decir, cada uno equivale a nada menos que tres alfajores clásicos de kiosco. Sí, tremendos, ideales para cortarlos en cuatro y comer de a poco o para compartir en familia. Pero no solo se trata de tamaño, sino también de calidad. “Nacieron en la pandemia, en medio de la encerrona, primero como un juego. Hagamos un alfajor, dijimos. Nos fue bien, y sacamos otro y luego otro”, cuenta Mecha Solís, la genial pastelera y cocinera que armó la receta. Cien por ciento caseros, con masa estirada a mano, no tienen grandes trucos. Harina, manteca, azúcar, chocolate y tres rellenos estables: el de dulce de leche, el de maní y chocolate blanco, y el de avellanas. “Como edición especial sumamos cada tanto uno de maní, frambuesa y dulce de leche”, avisa.
Cada sabor tiene su propia receta; el de dulce de leche es el más parecido al estilo marplatense; el de maní es más crocante y firme; el de avellanas va por el medio, con una galleta que se desgrana fácilmente. Si bien el favorito de Mecha es el de dulce de leche, el que gana fanatismos es el de avellana: chocolate por fuera con avellana partida encima; y un relleno de chocolate con leche, pasta de avellana casera y praliné. Se venden únicamente en cajas de seis unidades a $1400. Instagram: https://www.instagram.com/cafesanjuanoficial/ Dirección: Chile 474
Alfajor de pistacho
Entre los pioneros en hacer un alfajor de pistacho, sin dudas hay que poner en la lista a los chicos de Rondó Café, en Barrio Norte. “Ya perdimos la cuenta de la cantidad de kilos de puro pistacho que compramos desde esos días de agosto en plena pandemia, cuando estos alfajores salieron por primera vez a la cancha”, cuenta Juan, creador de esta hermosa cafetería de especialidad. La receta es de Martina Corsini, pastelera y encargada de la cocina de la casa. “Tenía una harina pura de pistacho que había traído de Japón y con eso empecé a probar. Salió genial, a los clientes les encantó. Hoy usamos pistachos puros que pelamos y molemos hasta lograr nuestra propia harina artesanal”, dice.
A esa harina se le mezcla luego algo de harina de trigo para unir, huevo, manteca y polvo de hornear. Y se rellena de una deliciosa ganache de chocolate blanco y crema, con un extra de más pistachos picados. De tamaño realmente extra large (pesan más de 140 gramos cada uno), son delicados por fuera y contundentes por dentro, repletos del sabor del fruto seco compensado por lo goloso del relleno. De esos alfajores que marcan la diferencia. Se venden en Rondó a $300 cada uno. Instagram: https://www.instagram.com/rondddocafe/
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