No aplica a quien haya descubierto una infidelidad y decide seguir adelante con la relación, cuando la pareja no está presente, se le debe contar todo lo ocurrido.
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Juan (42) se encuentra en su casa viendo una serie. Son más de las tres de la madrugada. Está solo. Su esposa, Eugenia (43), está manteniendo relaciones con otro hombre en un hotel. Él lo sabe, por eso no parece estar enojado, molesto ni se siente engañado por su pareja. Al parecer, esta escena ya se repitió en otras oportunidades.
No bien ella vuelve a la casa le da un beso a Juan de esos que resultan muy apasionados y casi sin desvestirse comienza a contarle con lujos de detalle lo que fue esa noche a puro sexo con esa otra persona.
Meter los cuernos de manera consentida
Esta dinámica sexual viene tomando mayor auge en los últimos años y está dejando de ser tabú. Se la denomina “cuckolding” (es el equivalente en español a meter los cuernos, pero de manera consentida) y no aplica a quien haya descubierto una infidelidad y decide seguir adelante con la relación.
Esta práctica tiene dos versiones: una en la que se está presente frente a la pareja teniendo sexo con otra persona, y la otra en la que se le habilita a hacerlo sin estar presente, pero después le debe contar detalladamente todo lo ocurrido (en este relato radica el verdadero sentido).
“La peculiar modalidad consiste en que una mujer casada o en pareja tenga relaciones sexuales con otro hombre y luego le cuente al detalle la experiencia que vivió a su novio o marido. Presuntamente, después del relato la llama de la pasión en la pareja se reaviva con gran intensidad. Es una práctica sexual en personas mayores de 40 años ya que se considera que con el paso del tiempo y la rutina en pareja, la llama de la pasión se va apagando lentamente, lo que puede propiciar que alguno o ambos recurran a la infidelidad para salir de la monotonía. En este caso sería una especie de infidelidad consentida”, explica María Gabriela Simone, Psicóloga y sexóloga.
“El que observa siente sus deseos satisfechos a través del sexo ajeno a él”
Parafraseando a Rosa Montero, Simone cree que no hay nada que avive tanto la pasión como la sensación de que el amado se nos escapa, lo que resulta una buena explicación al deseo que mueve a aquellos que deciden practicarlo.
“En ocasiones, son las dinámicas de poder y sumisión las que llevan a la pareja a acceder a introducir esta relación sexual. El que observa siente sus deseos satisfechos a través del sexo ajeno a él. Con ello, no es tanto el acto sexual lo que le excita, sino el sentimiento de saber que él es el que ha dado el permiso: ´esto sucede porque yo lo permito´. El hombre se siente dueño de una mujer que también desea otro”, dice Simone.
¿Qué diferencias hay con una pareja abierta?
Esta práctica no se trata de tener una relación abierta, sino más bien jugar con la excitación que puede generar a sus miembros el hecho de exponer su vínculo a lo que para muchos sería motivo de una ruptura o disfrutar de cómo su pareja tiene sexo con otra persona.
“A diferencia de las parejas abiertas, en este juego no todos tienen el mismo rol: ella será activa y él, pasivo y habrá un(a) tercero(a) que permitirá materializar la fantasía. Hablamos de una pareja que acuerda que ella tendrá otros compañeros sexuales para que esas experiencias retroalimenten el erotismo entre ambos.
No de que ambos pueden tener otras relaciones de manera acordada y en determinado contexto”.
Como todo lo relacionado a una pareja, la comunicación debe ser esencial a la hora de iniciarse en esta práctica sexual. Los acuerdos suelen ser para que ambos se sientan cómodos. Además, no se recomienda en absoluto el “cuckolding” en aquellas parejas que experimentan problemas de celos e inseguridades.
“Esta práctica requiere un cierto nivel de confianza y comunicación entre la pareja, lo que para algunos puede servir para profundizar y fortalecer la intimidad en una relación. Además, los cuernos involucran juegos de fantasía, lo que puede hacer que el sexo sea una experiencia mucho más intensa y placentera.
Si la pareja es sólida y esta práctica es realmente consentida (o sea no que uno esté aceptando para complacer al otro) no debería ser negativo de hecho lo que se busca es justamente lo contrario”, expresa Simone.
Consejos
La licenciada Simone comparte algunos consejos para las parejas que quieren incursionar en el “cuckolding”.
-Tiene que haber un acuerdo entre ambas partes en el que, si quieren recuperar la pasión perdida, no haya mentiras.
-Consentimiento y comunicación, asegurar que todos se sientan cómodos y seguros.
-Comprensión de la motivación.
-Gestión de emociones: el “cuckolding” puede involucrar una gama de emociones complejas, tanto para la persona que participa como para el observador.
-Establecimiento de límites claros y que sean respetados.
-Monitoreo de la relación: puede afectar la dinámica del vínculo, y es importante seguir de cerca cómo afecta a la conexión emocional y la intimidad.
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