Aunque la oferta seduce a una buena copa de vino y a relajarse en las playas del país vecino, el crecimiento turístico viene por otro lado.
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Sol, arena, mar, una buena propuesta gastronómica y una copa de vino es el escenario ideal para un gran porcentaje de argentinos. Pero hay quienes buscan un diferencial, algo diferente, único, una nueva experiencia que en muchos casos, surgió luego de la pandemia y la comunión con la naturaleza.
Para esa nueva aventura el norte de Chile es la respuesta: la oferta hotelera de la región de Coquimbo marca el camino, con un 47% de todo el país encontrar opciones para alojarse y disfrutar del turismo astronómico es más fácil. Y aunque no es difícil imaginarse mirando el cielo, pensar en hacerlo en los centros científicos (Cerro Tololo; La Silla; Gemini y SOAR; LSST, hoy Vera Rubin) es ¡posible!
Ellos concentran el 70% de la infraestructura de los observatorios en el mundo. Así es, si te gusta la astronomía nuestro país vecino es el lugar perfecto. Cuenta con más de 60 servicios turísticos relacionados a la industria del descanso astro turístico que incluye visitas nocturnas a la red de 14 observatorios, visitas diurnas a observatorios científicos, actividades de trekking y cabalgatas nocturnas con observación del cosmos, cenas nocturnas e incluso servicios de astrofotografía.
Eso sí, si planeas hacer el viaje tenés que reservar con anticipación los tours de los observatorios y planetarios en sus páginas webs. De los 365 días del año más de 300 noches el cielo se encuentra despejado permitiendo que Coquimbo se considere como la Capital Mundial de la Astronomía y que cualquier momento del año sea bueno para ir de visita.
Las playas favoritas de los Sanjuaninos
Mientras que durante la noche mirás las estrellas y aprendés acerca del universo, durante el día podés descansar en la playa. La región de Coquimbo está a unas seis horas de la provincia de San Juan, lo que hace que sea muy fácil encontrarse con muchos argentinos. Cuentan los Sanjuaninos que lo ideal es llevar las bicicletas, y si por falta de espacio no se puede, optar por patines, monopatín o skate para salir a recorrer en familia la gran ciclovía que se construyó hace pocos años y une el faro de la playa Serena con el puerto y mercado de Coquimbo.
Ambas comunas se ponen de acuerdo para en el verano ofrecer una amplia oferta hotelera y gastronómica. Abundan los pescados y mariscos en todas su variedades, pero los lugareños aseguran que uno no puede irse sin probar el helado hecho con papayas y chirimoyas. Es que estos dos frutos son los favoritos no solo de los chefs reposteros sino también de toda la gente que en su casa opta por hacer bombones, jugo y miel gracias a su delicioso y dulce sabor.
Con la llegada del verano, en el mes de diciembre, se da comienzo a lo que llaman las veranadas, que son miles de cabras que suben a las cumbres en busca del pasto para lograr la alimentación que les permitirá después producir la leche con la que se preparan los quesos de cabra, un favorito de la región ideal para traer de regalo a los amigos.
Y si hablamos de volver a nuestro país con las manos llenas no podemos dejar de comprar y probar el pisco. Se calcula una producción de 36 millones de litros por año y la zona productora de uva pisquera cuenta con tours guiados donde uno puede, además, degustar.
Dónde conectar con la tierra
Si nos alejamos un poco de la playa podemos encontrar la zona donde abundan los minerales, entre ellos el cuarzo que, por medio de terapias naturales, busca la sanación. Como si esto fuera poco las playas de la zona son de arena blanca y agua tibia, ¿qué mejor opción para relajar?
Una opción es ir al Valle de Quilimarí, rodeado de cerros con cuarzo, lleno de árboles y a la noche el cielo deja ver infinidad de estrellas. Vale la pena acostarse tarde cada noche para no perder el espectáculo de ver estrellas fugaces, encontrar constelaciones y armar las propias figuras.
Si además de todo esto seguís buscando un plus y querés volver a la rutina renovado, en Socos están las aguas termales con nutrientes minerales curativos como lo son el sodio, el yodo, el bromo y el magnesio.
Un turismo diferente es posible, se puede combinar y pueden convivir el buen comer y beber con la unión de nuestro cuerpo y mente con el universo, la naturaleza, el cosmos. Al fin y al cabo para eso son los viajes, para descansar y conectar con uno mismo.
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