Nik de entre casa
Detrás del crecimiento del personaje Gaturro está el trabajo del dibujante Cristian Dzwonik; su mujer, Laura, y hasta de su hija, Mía. Vida cotidiana de una familia con mucho humor
Otro Gaturro, pide Mía. Y el papá dibuja, una vez más, al personaje que lo hizo famoso. El gato de cachetes redondos es un integrante más de la familia, y la nena, de 2 años, lo sabe bien. Desde que nació vive rodeada de peluches, mochilas y libros que lo tienen de protagonista. Su papá, Cristian Dzwonik -más conocido como Nik-, y su mamá, Laura, ingeniera industrial, trabajan juntos en el luminoso estudio que está a un piso del departamento familiar. Mía parece adivinar que su mamá está embarazada, aunque del tema todavía se habla en voz baja.
Nik y Laura están entusiasmados con el crecimiento de Gaturro, que hace unos meses saltó a las tablas del teatro y que el año próximo llegará también a la pantalla grande. Pero la mayor expectativa es por el estreno, en pocos días, de su mundo virtual, en el que los chicos podrán crear un avatar, jugar y sumar puntos.
-¿Cómo cambió la dinámica laboral desde el nacimiento de Mía?
Laura: -Desde que nació Mía el trabajo es más organizado. Logramos una mejor coordinación. En casa, la primera en levantarse es Mía, a las 7; a las 9 bajamos a la oficina y ella se queda en el departamento. Pero viene a visitarnos seguido y dibuja con Nik. Para ella, éstos son sus juguetes -dice mientras señala el merchandising de Gaturro, una fiesta multicolor que resalta entre los muebles blancos.
Nik: -Mía va tres veces por semana al jardín. Pintamos juntos y armamos juegos de lego.
-¿Cuándo comenzaron a trabajar juntos?
Laura: -Nos conocimos en 2000, y un año después planteamos esto de trabajar juntos. Cristian vivía en el mismo edificio que mis padres, e iba con mi mamá al comedor Los Piletones, de Margarita Barrientos. Fue así como nos conocimos. Mucha casualidad. Empezamos a salir en diciembre de 2000, y en 2001 él me propuso trabajar juntos. Me gustaba mucho Gaturro y me parecía un personaje que daba para crecer muchísimo.
-¿Qué hace cada uno con Gaturro?
Laura: -Le compramos la comida (risas a dúo).
Nik: -Yo me encargo más de la parte de actualidad y de los dibujos, pero somos un equipo. Hay días en que pensamos en conjunto las historias, para dónde tiene que encaminarse Gaturro. Armo los bocetos, los paso en limpio y Laura los termina en la computadora. Ella tiene más idea de los colores, las tapas y todo lo que es el arte de Gaturro, que en los últimos años cambió muchísimo.
-¿Cómo fue la evolución de Gaturro?
Nik: -En 2000, Gaturro era un personaje que aparecía en los chistes de actualidad. Y eso fue cambiando mucho.
"Holaaa", saluda Mía como para llamar la atención. "Hola, mi amor", le responden los papás.
Laura: -El se encarga más de la actualidad y yo, del merchandising, de los libros, de los proyectos que estamos armando.
-¿Y de la obra de teatro de Gaturro?
Laura: -Rubén Roberts nos contactó un día; lo veíamos tan entusiasmado..., y nos presentó un proyecto con un guión. Era un desafío porque en teatro no podíamos controlar tanto el producto final, pero nos gustó mucho.
Nik: -La obra en verano va a estar de gira por todo el país. En la Capital estará hasta fines de noviembre.
Ver a Gaturro animado era todo un desafío. Y el matrimonio Dzwonik redobló la apuesta cuando decidió llevar las tiras al cine en 3D.
Nik: -El cine, aunque es costoso y muy laborioso, es más realizable. Estamos con mucha expectativa por la película, porque ya vimos que Gaturro se puede mover, salir un poco de la historieta, y lo podemos ver en movimiento, con sus voces. Y los chicos lo aprueban, les resulta natural.
Laura: -La película de Gaturro se estrenará el año que viene. Está por la mitad. Y las escenas están quedando preciosas.
-Ahora viene el mundo virtual...
Nik: -Muchos conocen a Gaturro por el diario, por la Web; la página de Internet es muy visitada. Ahora estamos preparando un mundo virtual para que los chicos puedan crear su propio avatar al estilo Gaturro y ponerle su nombre. Lo estamos desarrollando junto con una empresa que se encarga de este tipo de productos; es un proyecto al que le estamos poniendo mucha energía y que saldrá antes de fin de año.
Laura: -Es un juego en red; cada uno tiene su Gaturro, va por la ciudad, donde habrá casas...
Nik: -Y con los juegos vas sumando puntos. Es para chicos de 7 a 12 años, que podrán contactar a sus amigos. Lo que hay que tener en cuenta con los niños es el tema de la seguridad, que en este mundo virtual es muy alto.
Laura: -Llegamos a un nivel de calidad increíble; no tiene nada que envidiarles a los mejores mundos virtuales que hay en este momento. Eso también nos entusiasmó: que pueda ser un producto totalmente argentino con una calidad impresionante. Lograron un diseño magnífico.
Entre tableros, lápices y fibras, Mía se mueve con naturalidad. Pide sus pinturitas, aunque prefiere los marcadores de papá, y salta sobre una mesa baja, a prueba de chicos. Con caprichos mínimos parece demostrar que hay un cambio en la familia: en 7 meses nacerá su hermanito.
Igual, sonríe para las fotos, y está feliz porque irá al cumpleaños de su mejor amiga. En su fiesta, todo el cotillón fue de Gaturro.
-¿Cómo influyó la llegada de Mía?
Nik: -Yo cambié mucho desde su nacimiento; los hijos te hacen replantear un montón de cosas: empezás a verlas desde la visión de ellos, que te enseñan muchas cosas. A mí me cambió. Soy muy distinto de lo que era antes de Mía. Me retrotrajo a cosas de mi infancia, empecé a jugar con los lego...
-Con los chicos uno tiene una excusa para jugar de nuevo.
Nik: -Claro, uno se permite jugar y redescubrir emociones que tenía guardadas. A mí me emociona jugar con Mía a las cosas que jugaba de chico. Ahora, cada vez que empezamos un proyecto o un libro estoy pensado en ella, quiero hacer un libro para ella.
-¿Qué lugar tiene Gaturro en la familia?
Laura: -Es como un hijo. No estamos tan acostumbrados a que otra gente trabaje con nuestro personaje, y cuando vamos a un lugar y están trabajando con Gaturro, siempre tenemos la sensación de "qué están haciendo con nuestro bebe". Tratamos de cuidarlo mucho.
-¿Cuánto tiene Gaturro de ustedes?
Laura: -Es igual a Cris.
Nik: -Sí, por lo cachetón (risas). Es inevitable la transferencia de cosas tuyas a los personajes.
-Trabajando juntos, ¿en qué coinciden y en qué no?
Nik: -Soy una persona muy maleable en ese sentido; no me gusta discutir. Las peleas duran cinco segundos. Como somos una pareja y somos compañeros, nunca quiero estar peleado con ella, así que los problemas de trabajo se desarticulan rápido. Confío mucho en Laura; desde que la conozco, todo lo que hago evolucionó muchísimo. Significa que esta interacción funciona bien.
Laura: -Los dos queremos lo mismo para Gaturro; tiramos para el mismo lado.
Nik: -Laura, como ingeniera y por haber trabajado en consultoría, tiene esa visión desde afuera que ayuda muchísimo. Somos dos personas observadoras, pero de sentido común. Estamos muy atentos siempre, no sólo a lo que nos gusta, sino a lo que los lectores, los chicos, piden. Esa interacción ayuda mucho.
-¿Reciben muchas sugerencias?
Laura: -Sí, sobre todo por mail. Muchísimas. Eso te permite estar muy en contacto. Hay maestras, chicos que te cuentan experiencias, padres que quieren dar una sorpresa a sus hijos para el cumpleaños y piden un dibujo, o pedidos por niños enfermos. Hay casos que te movilizan muchísimo.
-Y en ese feedback, ¿qué repercusión tiene en el público adulto?
Nik: -Se enganchan más con los dibujos de actualidad, pero lo que nos sucede últimamente es que el impacto en los chicos ha sido tan alto con Gaturro que también los padres se enganchan.
Laura: -La mayoría de los padres escriben hablando del impacto que tuvo en sus hijos Gaturro; también vienen por el lado político.
Nik: -A mí lo que me sucedió siempre con la política es que yo comencé cuando era adolescente, y cuando empecé a publicar mis primeras cosas hacía humor apolítico: me gustaban los personajes, los animales domésticos, la tira familiar. Cuando entré a los medios empecé a hacer humor político.
Nik estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y se recibió de diseñador gráfico en la Universidad de Buenos Aires. Además, estudió publicidad, computación gráfica y fotomontaje digital. Dio sus primeros trazos profesionales en las escuelas de dibujo de Carlos Garaycochea y Eduardo Ferro. En su estudio no faltan premios: en 2002 recibió el premio Konex de Platino; también, el premio Santa Clara de Asís; fue distinguido por Adepa, por la Sociedad Interamericana de Prensa, y hasta en Japón.
-¿Preferís el humor costumbrista o el de actualidad?
Nik: -Siempre me gustaron los dos tipos de humor. En los 90, el humor de actualidad tuvo gran trascendencia, pero siempre seguía publicando tiras de humor costumbrista. A partir de la crisis de 2001 y de conocer a Laura, empezamos a sentir la necesidad de hacer un humor que trascendiera el tiempo. Los chicos encontraron el personaje, aunque fue un encuentro desde las dos partes. Le pusimos muchas ganas, pero nunca pensé que, después de la fuerza que había tenido el humor político con la actualidad, con Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner, Gaturro fuera a tener ese impacto. Porque superó todo lo anterior. Porque llega a otros países. Porque además de hacer humor colaborás en la formación de los chicos. Porque despierta un montón de cosas nuevas.
Papel y tecnologia
-¿Cómo es tu relación con la tecnología?
-Soy un fanático de la tecnología, pero hay cosas que todavía no puede reemplazar. Yo hago un mix. La tecnología me encanta, pero para darle un lugar de instrumento, de mecanismo. Hoy, todo lo que se hace de Gaturro pasa por la tecnología, pero siempre empieza en el papel. Suelo salir con anotadores para escribir lo que se me ocurre, bocetar, pasar en tinta. Eso es irremplazable porque hay un trazo, una sensibilidad. Todo lo demás pasa por la tecnología: el pintado, el enviado, el mundo virtual, la interacción con los chicos, que son nativos digitales y que hay que hablarles desde ese lugar. El equilibrio está en lograr que el mundo del papel, lápiz y tinta conviva con lo nuevo, que es sensacional.
De chico, Cristian visitaba a su papá en el trabajo. Recuerda el estudio técnico de Segba, con lápices, reglas, fotocopiadoras. Ahora es Mía la que disfruta de las tardes con sus padres. Nik reconoce que cambiar pañales no es su fuerte, pero que comparten muchos juegos. Dice que desde su llegada, busca más espacios para el recreo, aunque se considera un adicto al trabajo.
"Para mí es un hobbie; hago realmente lo que me gusta y me apasiona. Trabajo con mi mujer, tengo a mi hija a un paso, hago lo que me gusta, encima me pagan, a los chicos les gusta, te llaman para ir a hablar en los colegios", enumera Nik, hasta que Mía pregunta: "¿Vamos a dibujar?" No tiene que insistir. Enseguida Nik despliega papeles y marcadores, y le dedica sus mejores trazos.
Letras para regalar
Hay más novedades en el mundo de Gaturro. Hace días se publicó su último libro de historietas, Gaturro 14 ($ 22), y la Agenda 2010 verde ($ 45), dos opciones para el arbolito navideño. También se lanzó el libro de cuentos Gaturro y la invasión extraterrestre, muy pedido por los padres para estimular la lectoescritura en los chicos. Por eso mismo, las historietas de Nik son también muy exitosas en el exterior.
-¿Es de exportación Gaturro?
Nik: -Publicamos libros en España, y también están traducidos al francés, al inglés y al español neutro. Como Gaturro está muy asociado a la lectura, los chicos lo idolatran, y para los papás es un primer acercamiento de sus hijos a la lectura. Afuera se usa para enseñar el español: me piden material sobre todo de Francia, Brasil, Alemania, y hasta de Noruega.
Laura: -En Noruega hicimos un diccionario con imágenes y textos de Gaturro; 260 páginas para que puedan aprender español.
Nik: -No soy maestro ni profesor, pero con Gaturro trato de que la gráfica acompañe la palabra.
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