Contó qué le sorprendió a su esposo coreano del cielo argentino y no lo pudo creer: “Allá no se puede ver”
Florencia comparte a diario en TikTok su vida con Jiwon; en diálogo con LA NACION contó cómo se conocieron y qué le enseñó su marido al disfrutar tanto de las costumbres de nuestro país
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Las redes sociales están colmadas de historias conmovedoras que logran impactar de lleno en el corazón de sus seguidores, en especial cuando se trata de personas con un trasfondo atravesado por los diferentes vaivenes de la vida. En esta ocasión, Florencia, usuaria recurrente de TikTok, se hizo conocida gracias a la viralización de un video en el que presentó qué es lo que más le gusta de la Argentina a su esposo coreano. En diálogo con LA NACION, la pareja explicó cómo es vista su relación en nuestro país y qué dificultades sortearon debido a las disparidades culturales.
Si bien a diario se suelen ver historias de argentinos que deciden emigrar para probar suerte en otro continente, en este caso fue al revés. No obstante, Jiwon, nacido en Corea del Sur, se instaló en Argentina y consolidó una relación con Florencia. A partir de la unión de ambos, en la cuenta de TikTok de la usuaria comenzaron a publicar videos de su día a día en Buenos Aires.
Para muchos de los que se van -o piensan en irse- es complicado entender por qué alguien elegiría vivir en la Argentina ante la opción de instalarse en otro país con mejor calidad de vida. Más allá de que estas no son más que decisiones personales, Jiwon adoptó a nuestro país como parte de su cultura. La barrera idiomática no presentó grandes problemas para el joven, quien en cada video destaca algo hermoso de su presente argento: desde su pasión por la carne, el mate, la música y hasta el fanatismo futbolero.
Lo cierto es que la historia de Flor y Jiwon se dio a conocer tras la viralización de un emotivo video en el que el joven resaltó lo que más le gusta de la Argentina. En una escena en la que apareció en medio de la calle con el atardecer detrás, su esposa cuestionó: “¿Qué estás mirando?”. “El degradé”, respondió él, en referencia a los colores del cielo mientras el sol se escondía en el horizonte.
“Es muy hermoso. En Corea no se puede ver. Pobrecito”, reveló, a lo que su novia le preguntó: “¿Por qué?”. Y Jiwon respondió: “Por la polución del aire. Acá hay muy buen aire, no hay polución”. Aquel instante sorprendió a los seguidores de Flor, quienes reaccionaron con mensajes de cariño hacia su pareja y destacaron lo importante que es valorar lo bueno de nuestro país.
A lo largo de la cuenta en la que ambos se definen como los “Korigauchos”, existe una variedad de cortos en donde Jiwon protagoniza cada uno de ellos y se asombra por algún hecho característico de nuestra cultura. Uno de los videos que más reproducciones cosechó fue cuando recibió en el domicilio de su pareja un paquete con la camiseta de la selección argentina. Allí se arrodilló en el suelo e hizo reverencias al símbolo futbolístico que vistió a los campeones del mundo en el Mundial de Qatar 2022.
Flor contó a LA NACION que el vínculo ente los dos nació durante la pandemia de coronavirus. Mediante una aplicación de chat, en 2020 surgió una charla que los encontró interesados mutuamente en conocer la cultura del otro, en especial Jiwon, que al tomar conciencia de la nacionalidad de su futura novia, comentó de primera mano: “¿Argentina? Wow, asadito”. A partir de ese instante una nació conexión fuerte e impulsó al joven coreano a moverse de su país en 2021 y venir a Munro, Buenos Aires.
La química fue tal que el 5 de abril de este año los dos se casaron por civil. A partir de ese evento su relación fue en ascenso en las redes. Luego de que Flor concurriera a la ceremonia con un poncho y una boina, dejó en claro su objetivo tras dar el “sí, quiero”: “Hagámoslo, pero bien argentino”. En tanto, Jiwon también se vistió con una boina, bombacha de campo y un pañuelo en su cuello, en honor a la tradición gaucha.
“A él le encanta la cultura del campo, la de los gauchos, nuestras tradiciones. Lo encuentro a veces mirando el Festival de Jesús María. Ahora se compra todo, bombacha de gaucho, alpargatas.... Para nuestro casamiento le dije de alquilar un traje y unos zapatos, pero él quería ir así. Al principio no me gustó mucho la idea de que vaya al registro civil vestido así pero bueno entendí que es parte también de esta libertad que él está experimentando”, ponderó Flor.
Acerca de su amor por Argentina, Jiwon tuvo un primer acercamiento con la cultura en Australia, en donde trabajó en un restaurante cuyos dueños eran argentinos. “Una vez probó una empanada ahí y empezó a investigar por su cuenta. En el local tenían muy buenas vibras, muy buen ambiente, se reían, siempre ponían música y eso le llamó mucho la atención”. Si bien planean viajar a Corea del Sur, de momento la idea de vivir aquí prevalece ante todo.
En cuanto al intercambio de nuestras costumbres y las asiáticas, al principio representó una marcada diferencia. En especial, el respeto estricto a las normas, que en Corea del Sur son algo propio de la genética local y aquí, se vive una vida más “relajada”. Desde cruzar la calle por el medio y no por la esquina, reunirse con amigos de manera espontánea, llegar tarde a sitios específicos o demostrarse constantemente el afecto con todo el mundo, fueron algunas de las cosas que impactaron a Jiwon.
Flor contó que su esposo “ama la comida argentina, la naturaleza, la cultura familiar y el tamaño inmenso del país, en comparación con Corea. Disfruta especialmente del ritual de preparar y comer un asado con bebidas como vino o fernet con coca. La pasión por el fútbol, otra cosa. Cuando salimos campeones él no podía creer la pasión de los argentinos. Para nosotros es normal, pero para alguien que viene de una sociedad estructurada...”.
Al cierre, junto con Jiwon y su afectuoso saludo, Flor concluyó con una profunda reflexión en la que unió la devolución de los argentinos que a diario reaccionan a sus videos y cómo impactó en su cotidianidad la relación con una persona extranjera. “Él vino a mostrarme un montón de detalles y simplezas de la vida que a veces uno las pasa se le pasan por delante y no se detiene a ver por ejemplo un atardecer que en Corea no lo pueden ver, un asado con familia, un compartir. Yo aprendí también a valorar muchas cosas de nuestro país a través de él. A mí me hizo ver que estaba muy equivocada en menospreciar el país solo por la situación económica”.
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