En este proyecto se trabajaron los espacios para que cada metro aportara comodidad perceptible, bienestar cotidiano y el disfrute de una acotada pero clarísima lista de gustos: el cine, la música y las comidas compartidas.
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Esta propiedad de dos pisos con terraza está en Palermo, en un edificio proyectado por los estudios Abramzon y Zzarq. El interiorismo, en este caso particular, también es de Abramzon, y en él intervinieron activamente Diego Abramzon, Celina Weidmann, Carolina Zunino, Candela de la Torre y Julia Derluk para materializar la meta de los propietarios –una pareja de profesionales con dos hijos– que querían vivir medio de la ciudad y sentirse como en una casa. Ese objetivo estuvo presente desde la elección misma del doble lote arbolado donde se levantaría la construcción.
"Es vital tener claro qué te gusta. No hablo de excentricidades, sino de instalar en la mejor situación un buen sistema de música, por ejemplo. Es un valor ínfimo del total y lo disfrutás cada día"
Arq. Diego Abramzon
Se diseñaron espacios amplios con circulaciones fluidas ("de manual", como llama el arquitecto a esas medidas elementales para el buen vivir) y la sobriedad deliberada en la cantidad de muebles, comprados o bien hechos a pedido, como el sofá modular (The Black). "Lo diseñamos de manera tal que pudiera convertirse en cuatro ‘camas’ al momento de ver películas".
Si bien la estructura del edificio es de hormigón, práctico y de bajo mantenimiento, para el cielo raso se decidió no usarlo. En su lugar, se dispuso uno como el de las oficinas, que da fácil acceso a los cables y el sistema de música si hubiera que hacer arreglos o cambiarlos. Como beneficio extra, funciona como aislante del calor.
"No es que sean ambientes tan grandes, sino que buscamos siempre ir de borde a borde. El énfasis estuvo en una amplitud bien iluminada: se prefirió eso por sobre un gasto mayor en el revestimiento del piso, por ejemplo".
Hacia un lado, la cocina; hacia el otro, las copas de los árboles que le dan al comedor un entorno encantador. El balcón de casi dos metros de profundidad tiene piso de lapacho y una baranda acristalada que no bloquea las vistas. Para evitar que le quitara luz al estar, se hicieron lucarnas en forma de cono, que también incorporan luz artificial dirigida hacia arriba y hacia abajo.
Un aspecto que hace la vida más agradable: lugar de guardado en cada pared, en cantidad. Un pedido expreso de los dueños de casa que, obviamente, también se concretó en los ambientes privados.
Una cocina bien vivida
El comedor se alinea con la isla de la cocina con una mesa diseñada por el Estudio Abramzon, a cargo de todo el proyecto. Sillas ‘DSW’ con asiento de PVC y patas de madera (Manifesto), y lámparas colgantes de cerámica esmaltada facetada (Fábrica de Luz).
Son contadas veces que se cierra la cocina con la puerta de vidrio corrediza (Centro Cristales) alojada dentro del muro. Para los dueños de casa hay pocos programas mejores que cocinar en familia o con amigos
El ambiente tiene amoblamiento laqueado con mesadas de aglomerado de cuarzo y resina Stone Quartz. Sobre la isla, individuales de ratán (Petite Margot) y arriba, lámparas ‘Julieta’ de madera torneada (Fábrica de Luz). Acompañan banquetas con estructura cromada y asiento en ratán (Manifesto).
Para hacer la isla en voladizo, el arquitecto trabajó con su profesor de Cálculo de la facultad; juntos aplicaron el mismo sistema que se usa para los trampolines. Seguro pero vertiginoso, tiene una oscilación de 5 centímetros.
Subimos al área privada
En el segundo nivel no hay cielo raso tipo oficina como en el living, y la música llega a través de parlantes montados sobre un riel (Wullich Audio & Video). Acá se ubican los dormitorios y tiene una entrada independiente que resulta muy práctica cuando llegan con los hijos dormidos a upa o al salir con valijas. Nada de escaleras en esos momentos delicados.
A la sensación de casa tan buscada por los dueños contribuyen las barandas de vidrio que no interrumpen la vista y el cielo raso revestido en madera del balcón.
Un respaldo enchapado en incienso (Estudio Abramzon) da apoyo a la cama, que combina almohadones en tussor y gasa natural con otro redondo en rafia tostada y manta ‘Standard’ (todo de Petite Margot). Amuradas, las ‘Tolomeo Mini’ aseguran que el momento de lectura sea ameno. Casi a la altura del techo, nuevamente parlantes.
Una solución ingeniosa para un antebaño angosto, pero no tanto: las bachas se diseñaron enfrentadas y cruzadas, para evitar choques cuando hay que salir corriendo a trabajar.
Tercer tiempo
El tercer nivel está equipado para funcionar en invierno y verano como un spin off de la casa: tiene cocina, baño, ping-pong, metegol y un piso a prueba de todo. En el área cerrada, un sector de parrilla, horno y minicocina con amoblamiento termoformado. Mesa plegable con patas metálicas y tapa de madera (Estudio Abramzon), sillas Bertoia cromadas (Manifesto) y pantallas ‘Campana’ (Fábrica de Luz).
"Una de las cosas más interesantes es que conseguimos las prestaciones de una casa en un edificio: tener los dormitorios en una planta diferente a la social, una terraza, y que cada área funcione con independencia".
"Uno de los aspectos más ‘inteligentes’ del proyecto es su propuesta de uso intensivo de la terraza. En la ciudad, muchas veces se ubican allí los servicios y se desperdicia el espacio de mejor asoleamiento y mayor expansión".
La zona exterior está pensada para pasarla muy bien, con el centro ocupado por un living de bancos anchos de lapacho modelo ‘Carmela’ (Las Marinas Muebles) en torno a dos fogones de hierro. Más atrás, una hamaca hecha por los dueños.
Plano de ventajas
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