Mindfulness, un aliado para la actividad física
Salimos a correr o estamos en el gimnasio y nuestra mente no para de recordarnos lo que tenemos que hacer después, los pendientes en el trabajo, el buscar a los chicos, la cita con el médico. Tanto que nos desmotiva cumplir con la actividad física que nos propusimos. Para que esto no nos pase, una herramienta de ayuda es recurrir a técnicas de Mindfulness y, en pocos pero constantes pasos, podremos sentir que estamos concentrados en el momento presente dándonos el tiempo para nosotros mismos.
Nacido en Oriente como un entrenamiento de la mente basado en técnicas meditativas, el Mindfulness se adaptó a Occidente combinando esas prácticas con psicoeducación. "Consiste en desarrollar la atención plena que es un tipo de atención intencional en el momento presente y sin juzgar" explica el licenciado Martín Reynoso, coordinador de Mindfulness en el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).
Al ser un hábito, requiere de una práctica diaria para incorporarlo a nuestras vidas de forma natural. ¿Cómo aplicarlo a la actividad física? "Lo que recomendamos es tratar de ver cuál es el objeto de atención de la mente mientras hacen ejercicio físico", dice Reynoso. De esta forma, el foco de atención debe estar en:
- La respiración
- Los sonidos
- Los aromas
- Observar cómo se van poyando las plantas de los pies en cada paso al correr.
De esta forma logramos la atención plena en lo que estamos haciendo y "eso ayuda a que la mente esté más enfocada y se olvide de estar pensando en cuánto falta, si me gusta, si estoy cansado, si tengo algo que hacer después", afirma el profesional.
Bien concentrados
No siempre resulta sencillo poner la mente en off o hacer callar a ese pajarito "pica sesos" que nos distrae con sus recordatorios o preocupaciones. Se trata de la mente que divaga que, como explica el coordinador de Ineco, "es lo que empieza a socavar la práctica de ejercicio y es el gran artífice de nuestro malestar. La mente errante que está continuamente dando vueltas sobre pensamientos generalmente anticipatorios, cosas pendientes, preocupaciones, que te va bajando la energía". Para disminuir esa sensación, nos aconseja enfocar la mente de esta manera:
Darse cuenta de lo que estamos pensando: que no es el momento más apropiado para pensar en eso y utilizar el ancla de la respiración y los sentidos (olor, tacto, sonidos).
Respiración: uno puede sentir cómo entra el aire más fresco y sale más tibio, o generar un ritmo respiratorio particular contando segundos de inhalación y exhalación para poner a la mente en una tarea.
Tolerancia a las molestias: darse cuenta de cómo reacciona la mente ante los primeros signos de cansancio en las piernas, dificultad de respiración, molestias asociadas a la temperatura. La mente empieza a fastidiar y nos provoca una reacción rumiativa de pensar por qué me pasa eso, cómo lo elimino, le damos vueltas al asunto en lugar de ponerlo a un costado y seguir la actividad.
Poner un letrero mental: esto es momentáneo, va a pasar, ya me voy a estabilizar nuevamente, voy a volver a entrar en ritmo.
Aquí y ahora
En ocasiones, no consideramos a la actividad física una prioridad hasta que entendemos que ese es nuestro momento, nuestro espacio, que nos hace bien a nuestra mente y salud. "Muchas veces uno llega a la clase corriendo, con el último suspiro. Es importante poder tomarse un momento, llegar más temprano, respirar, tomar contacto con los valores y las intenciones que te llevan a hacer esa actividad para poder disfrutarla", enfatiza Reynoso. Se trata de "vivir el presente y no anticipar lo que viene después, el tiempo que llevo corriendo o cuánto falta para que termine la clase. Tener una mente más libre". Para ello, es importante reflexionar sobre la intención: "conectar con aquellos valores que pensamos valiosos para hacer esa actividad. Cuando uno considera cuál es el valor de la salud o de mantenerme en buen estado o el de poder despejar la mente, cuando uno puede conectar con los valores que tiene la práctica, visibiliza más la motivación que tiene hacer eso y no arrastra consigo la dificultad o la pereza". La propuesta es:
- Antes de la actividad: conectar con las intenciones y los valores que me llevan a hacerla. Para qué hago esto, cuál es el sentido.
- Después: agradecer y valorar todo lo que hicimos, el esfuerzo, lo que sentimos haciendo esa actividad, a los compañeros, al profesor.
Buscar una motivación
Las intenciones y el agradecimiento ayudan a crear más adherencia y lograr un hábito en relación a una práctica deportiva. Hacer estas reflexiones de forma consciente permite ver la motivación por encima de las dificultades.
Es sabido que si esperamos a que todo se dé como queremos o a que tengamos 100 por ciento de ganas para hacer una actividad, lo más probable es que fracasemos en el intento. Es importante conectar con los valores que dan sentido a lo que hacemos: cuidado de la salud, encontrarme con amigos, despejar la mente, entre otros.
A pesar del desgano o de los problemas, tenemos que activar nuestra fuerza de voluntad, poner por un momento en stand by las dificultades que tengamos ese día, calzarnos las zapatillas y salir a disfrutar de nuestro momento deportivo sin más excusas.
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