La sopa, el plato favorito de los millennials
Las personas que hoy tienen entre 25 y 35 son, sin ninguna duda, una de las generaciones más foodies de la historia poniendo a la comida en un pedestal. Es que la posibilidad de disfrutar de una preparación ya no solo pasa por el paladar sino que también impusieron la tendencia de compartir la experiencia a través de las fotos de sus platos en redes sociales; globalizando la gastronomía de todas partes, reinventando la coctelería de autor y además, redescubriendo al mayor de los clásicos: la sopa.
Tanto es así que, según una investigación de Knorr, en Argentina el 81,2% de los millennials consume sopa en verano y, en invierno, ese número llega al 97%. Ocho de cada diez opina que una sopa que combina sabores y colores es moderna y tiene onda y que, para ellos, comer no se trata solo de alimentarse sino de poder disfrutar de esa experiencia personal.
Sibaritas comprometidos
Entre los millennials, salir a comer y cocinar son momentos de entretenimiento y más de la mitad de ellos considera atractivo que se le encuentre una vuelta de tuerca a los platos tradicionales.
¿Qué ingredientes les gusta sumar a una sopa casera? Entre sus primeras opciones eligen sumar verduras y fideos, además de agregar queso (55,6%), condimentos (50,6%), especias (46,9%), pan tostado (18,5%) y semillas (17,3%). Entre los aspectos fundamentales de una buena sopa también destacan las presentaciones innovadoras, usando vajilla diferente o recipientes de distintos formatos y tamaños, porque los conecta con Instagram y la posibilidad de compartir "su creación".
Pero, además, estos adultos jóvenes -que hoy representan el 30% de la población económicamente activa de América Latina- crecieron con conciencia ambiental y quieren conocer el origen de los ingredientes que forman parte de todo lo que llevan a su mesa: priorizan lo natural.
Ese interés por el cuidado de los ecosistemas se refleja en las prácticas de Knorr tanto en su planta como en las fincas de sus agricultores, en la provincia de Mendoza, donde desde 2013 se producen de manera sustentable el 100% de los vegetales –zanahoria, zapallo, espinaca, albahaca, cebolla, repollo, puerro, espárragos, tomate y arvejas– con los que se elaboran las sopas y caldos. Allí, entre otros procesos, se implementó un sistema de riego por goteo que permite ahorrar un 30% de agua, mejora el rendimiento del cultivo por hectárea, supone un menor consumo de gasoil y reduce la huella de carbono.
Los aspectos positivos que reconocen los millennials en un plato de sopa son, en definitiva, multidimensionales, tanto como sus intereses: ayuda a calentarse en invierno (79,2%), constituye una forma saludable de comer vegetales (64,4%), es rica (63,4%), es práctica y fácil de preparar (56,4%), y reconforta el cuerpo y el alma (39,6%). Es que si hay algo que los define es que tienen personalidad, tanto para elegir sus trabajos o actividades como lo que comen.
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