Me siento culpable por todo, ¿Qué puedo hacer?
Son muchos los que viven cada día con un sentimiento constante de culpabilidad y boicotean las cosas buenas que les pasan
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La culpa es, quizás, una de las emociones más tóxicas que existen. Muchas personas viven sus vidas con un sentimiento inconsciente y constante de culpabilidad. Por consiguiente, boicotean todo aquello que es positivo para ellos. Sin embargo, no vinimos a este mundo a sufrir; nacimos para vivir en plenitud y sin culpa.
Podemos afirmar que existen dos tipos de culpa: la culpa verdadera y la culpa falsa.
La culpa verdadera
Se origina cuando hacemos algo que les produce un daño a otras personas o a nosotros mismos. Los seres humanos tenemos una conciencia moral que es una especie de balanza interna y nos advierte cada vez que transgredimos una norma universal y lastimamos a alguien. Por ejemplo, si yo miento y engaño o agredo a una persona, debería sentirme mal. Ahora bien, el malestar que siento puede ser reparado. ¿Cómo lo reparo? Reconociendo el error y corrigiéndolo hacia adelante.
Supongamos que alguien va manejando su automóvil y pasa un semáforo en rojo. Seguramente pagará la multa y seguirá adelante con su vida. Pero esa sería una conducta adolescente. ¿Cómo es la conducta de una persona adulta? Pagar la multa luego de haber avanzado con el semáforo en rojo y corregir la conducta hacia adelante: es decir, no volver a pasar un semáforo en rojo. Igualmente, si yo les grito a mis hijos, tengo que reconocerlo, pedirles disculpas y luego corregir mi conducta hacia adelante.
Que un hombre transgreda una norma real, tal como maltratar a su mujer, y le lleve luego, flores o bombones, no servirá de nada si no reconoce lo que hizo y modifica su conducta en el futuro. Esto aplica a cualquier acción que lastime a otros o a uno mismo.
La culpa falsa o neurótica
Consiste en creer que transgredimos una norma universal cuando, en realidad, lo que hicimos fue transgredir una norma familiar o cultural. Por ejemplo, algunas personas, cuando se compran algo, se sienten culpables; mientras que otros sienten culpa cuando se divierten. ¿Por qué? Porque culpa, para ellos, es sinónimo de “No me lo merezco” o de “Tengo necesidad de un castigo”.
Muchos han crecido con la idea de que triunfar es pecado y ser felices, también. Entonces, si obtienen un logro tal como armar pareja o conseguir un buen trabajo, hacen algo para lastimarse y abortarlo. En este caso, la culpa nace de sentir que no se merecen algo bueno. Es por ello que necesitamos revisar las culpas falsas o neuróticas en nuestra vida.
Si fuiste capaz de comprarte algo que deseabas hace tiempo, si decidís ir a cenar con tus amigos, si te estás cuidando, si estás siendo feliz, nunca deberías sentirte culpable por ello. Aunque creas que estás transgrediendo, si no le causaste daño a terceros ni a vos mismo/a, entonces estamos frente a una culpa que no es verdadera.
Culpa siempre implica necesidad de castigo. Con un motivo real, siempre tenemos la opción de reconocer, corregir y seguir adelante. Y, sin un motivo real, la culpa es falsa y debemos darnos permiso para hacer aquello que nos enseñaron que estaba mal, pero que en realidad es un tema subjetivo, pues depende de la opinión personal de cada uno.
Recordá: nuestro potencial interior se bloquea cuando sentimos culpa. Si cometiste un error, podés disculparte y reparar el daño. Pero es fundamental que te percibas como un ser humano que merece disfrutar de todo lo bueno que existe, libre de la culpa y de sus consecuencias.
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