Me despido: tres ideas para curar las heridas abiertas del pasado y abrazar un futuro con paz
No debemos dejar temas inconclusos porque ese malestar repercutirá negativamente en nosotros
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¿Cómo sabemos que una persona tiene alguna herida abierta o cierto tema en su vida que no ha terminado de cerrar? Veamos algunas posibles respuestas:
- Cuando jamás habla del tema. Si alguien evita hablar de lo que le sucedió, para no sentir angustia o ansiedad, hay una alta probabilidad de que esa cuestión permanezca abierta.
- Cuando sueña con lo que le sucedió y lo habla constantemente con quienes la rodean. Expresa frases como “Mirá lo que me pasó”, “Escuchá lo que me dijeron”, “Mirá lo que hizo mi ex”.
- Cuando repite conductas y luego se queja por ello, diciendo “Siempre elijo mal”, “Siempre me abandonan”, “Constantemente me ocurre lo mismo”. Cuando no se sana el pasado, uno está condenado a repetirlo.
Es importante, para nuestra salud mental y emocional, que procuremos cerrar nuestras historias. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? Te invito a analizar tres ideas prácticas:
1. La carta de despedida
Es bueno escribirle una carta a un ser querido que falleció, a una persona que nos lastimó, etc. Durante algunos minutos, volcamos allí todo lo que hay en nuestro corazón y, al término de una semana, agregamos al pie de la carta la siguiente frase: “Me despido de vos”. Esa misiva, luego, se quema, se entierra, o se rompe en algún lugar privado, como ritual de despedida. Convertir esto en una rutina, quizás una vez por semana durante diez minutos, nos ayuda a expresar y exteriorizar absolutamente todo. La carta de despedida es un símbolo o una metáfora.
2. El perdón
Perdonar es liberar al esclavo que descubrimos ser nosotros mismos. Es abrir el área de nuestra vida en donde estamos reteniendo a quien nos lastimó y expulsarlo. Perdonar no es un acto de debilidad. Tampoco es reconciliación y no implica que, necesariamente, nos vamos a volver a juntar. Perdonar no es olvidar, ni minimizar. Es decirle al ofensor: “Te saco de mi vida porque me lastimaste una vez, pero no me vas a seguir lastimando”. Es un acto de la voluntad, una decisión.
Después del perdón, uno todavía puede seguir sintiendo bronca o dolor, pero se ha realizado un acto de cierre. Se requiere de valor para perdonar. Dicen que solo los príncipes perdonan.
3. La transformación
Transformarnos consiste en metabolizar eso que nos sucedió y extraer de ahí una enseñanza. Es decir, transformarlo en un don para ayudar a otros. Entonces, somos capaces de crecer a partir de eso que vivimos. Por ejemplo, si me separé, puedo escribir una carta de despedida; puedo llevar a cabo el acto del perdón; y puedo saldarlo y decir: “En esta relación, hubo cosas buenas y cosas malas. Cierro aquí la historia y crezco a partir de lo que me ocurrió”.
Lo importante siempre es cerrar bien las puertas del pasado para poder abrir las puertas del futuro. Si uno deja temas inconclusos, probablemente, ese malestar lo lleve hacia adelante, a sus nuevos proyectos. Cerremos el pasado y abramos el futuro con paz y bendición.
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