Las etapas de la vida: cómo debemos vivirlas para ensanchar nuestro mundo interior
No es verdad eso que dicen que los seres humanos invertimos durante la primera mitad de nuestra existencia, para después cosechar en la segunda
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La tarea principal de un niño es jugar; mientras que la de un adolescente es soñar y armar proyectos, lo cual incluye el hecho de rebelarse. Los padres debemos cuidar a nuestros niños para que puedan jugar; y debemos resistir cuando alcanzan la etapa de la adolescencia, pues ellos buscan la libertad de un amor, de un proyecto, en medio de su rebeldía.
La tarea principal de un adulto joven es tener logros, como adquirir una casa o un auto, formar pareja, estudiar, viajar, progresar en la vida, etc. En cambio, un adulto mayor, que ya ha vivido todo lo anterior, se dedica a perseguir el placer. También es capaz de producir, por supuesto, pero fundamentalmente se dedica a conectar con su deseo, con aquello que le gusta. El corazón de la vejez consiste en trascender y dejar un legado a las nuevas generaciones.
En el pasado, las etapas de la vida se solían pensar de diferente manera como lo muestra el siguiente gráfico:
Hasta los treinta y cinco años se vivía la infancia, la adolescencia y la juventud. Y, a partir de allí, la adultez y luego la vejez. Se decía que “la vida empezaba a los cuarenta años” y, a continuación, comenzábamos a descender con las limitaciones físicas y los cambios que se producen con el tiempo. Entonces, la persona madura extrañaba su infancia o juventud.
Ahora, detengámonos a pensar por un momento: ¿En qué etapa evolutiva lo tuvimos todo? En ninguna. En todas nos faltó algo. ¿Y en qué etapa evolutiva no tuvimos nada? En ninguna. En todas tuvimos algo. Por esa razón, hoy en día, podemos pensar la vida como una acumulación ascendente:
¿En qué etapa evolutiva te encontrás actualmente?
Ya sea que te encuentres entre los veinte y los treinta años, y sientas el deseo de producir; o entre los cuarenta y los cincuenta años, y comiences a sentir ganas de prestarle atención a tu deseo, lo ideal es sumar todo lo vivido. Cualquiera sea la etapa en la que estemos, aunque predomine un núcleo o corazón, nunca dejemos de jugar, de tener sueños de libertad, de producir.
No es verdad eso que dicen que los seres humanos invertimos durante la primera mitad de nuestra vida, para después cosechar en la segunda. Cada uno de nosotros posee la capacidad de sembrar y cosechar a lo largo de toda la vida, independientemente de la edad que tengamos. Como suelo decir, ¡está prohibido jubilarse emocionalmente!
Entonces, no dejemos jamás de jugar, de soñar, de perseguir utopías, de anhelar ser libres, de producir, de buscar el placer. No corramos solamente detrás de un trabajo, ya que nuestra principal meta en este mundo es dejarles un legado, enseñarles algo, a quienes vienen detrás. Reunir todas estas acciones en la etapa en la que estemos nos permite ensanchar nuestro mundo interior.
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