La vid
La vid es la planta que como fruto entrega racimos de uva. Dependerá del suelo, clima y trabajo del hombre, la calidad que podrá ofrecer. Cada uno de estos factores se subdivide e incide en el resultado. Así, la vid será conducida durante su vida, y cada año en particular, para desarrollar uva destinada a determinados estilos de vino.
En el invierno descansa y se realizan los trabajos de poda. En primavera se produce la floración y la brotación, aparecen hojas y pequeñas bayas, y es la época donde hay riesgo de heladas. Verano es la alta temporada, la uva madura y es momento de determinar el tiempo de cosecha. En otoño las hojas caen y llega el invierno para dar continuidad a cada ciclo.
Curiosamente la calidad es inversamente proporcional a la cantidad. La productividad es consecuencia de la densidad de plantación, la edad de la viña, los sistemas de conducción y el régimen de poda.
¿Qué contiene un grano de uva? La respuesta generalmente se dirige hacia los hollejos (piel), pepitas (semillas), pulpa, azúcar. Sin embargo, el agua es un elemento clave; también los ácidos, fundamentales a la hora de buscar equilibrio, y los componentes aromáticos, que los diferencian y los hacen vinos únicos e irrepetibles.
Es así como en la etapa de maduración se producen los principales cambios: aumento del peso de la uva y del contenido de azúcar, disminución del contenido en ácidos, modificación del color y la formación de materia organoléptica.
En la cosecha se logra la total madurez, y los ingenieros agrónomos eligen el momento ideal a través del análisis y degustación de las bayas.
Lo importante es que a partir de uvas sanas y maduras, se logran vinos buenos. Su complejidad dependerá de algunos de los ítems mencionados y del trabajo de los enólogos, que siempre buscarán el mejor resultado.
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