La semilla que generalmente se tira y tiene un importante rol en la prevención de enfermedades

Las semillas de calabaza son ricas en Omega 3, mejoran la circulación sanguínea, disminuyen la presión arterial y evitan la acumulación de colesterol y el riesgo de padecer arritmias cardíacas. Son poderosas antioxidantes que pueden contrarrestar la oxidación producida por radicales libres, al mismo tiempo que ayudan a prevenir enfermedades y padecimientos cardiovasculares.

Uno de los más recientes descubrimientos científicos alrededor de la semilla de la calabaza es su contribución para mantener la salud de la próstata. Uno de los mayores problemas en el sistema urinario en hombres es la Hiperplasia benigna de próstata, que básicamente es el agrandamiento de la próstata que provoca presión en la uretra y la vejiga, lo que genera, a su vez, obstrucciones al orinar.

Los aceites de las semillas de calabaza contienen cucurbitina, un aminoácido que contribuye a prevenir este padecimiento.

Previene la osteoporosis. Las semillas de calabaza tienen un alto contenido en Zinc, lo que contribuye al fortalecimiento de los huesos, pues evita el deterioro óseo y ayuda a aliviar los dolores en caso de que alguien sea diagnosticado ya con artritis u osteoporosis.

¿Cómo consumir las semillas de calabaza?

Desde extractos hasta comerlas doraditas o crudas, hay un sinfín de maneras para gozar de los beneficios de las semillas de calabaza.

Cómo preparar una infusión con semillas de calabaza

Necesitás un puñado de semillas de calabaza y una taza de agua. Primero triturá las semillas de calabaza y ponelas en un filtro para té. Poné a hervir la taza de agua y cuando empiece a burbujear, apagá y agregá las semillas.

Esperá unos 10 minutos hasta que el agua haya absorbido los nutrientes, retirá las semillas y estará lista la infusión. Por supuesto, es mejor consultar a un médico si es que padecés alguna enfermedad cardíaca u ósea.

*Por Alan Nájera para El Universal/GDA

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