En París, es viernes y el reloj marca las seis y media de la tarde. Para Juan Imhoff (30) y Natacha Eguía (27) es un día de ocio. Es que, a la mañana siguiente, el rosarino –que se luce como wing en el equipo francés Racing 92 desde 2011– se irá a un hotel para enfocarse junto a su equipo en el partido del domingo por la Copa de Europa. Cuando reciben el llamado de ¡Hola! Argentina para hacer la entrevista, la pareja está en su piso de Passy, uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, en el XVI Arrondisement, jugando "carreras" en una consola Nintendo (también tienen Playstation). Entonces interrumpen su momento de diversión para la charla, la primera que dan juntos desde que tuvieron el flechazo, a fines de 2013.
Su historia, clásicamente millennial, comenzó en redes sociales. "No la había visto nunca en persona, sólo por fotos. Y un día, me di cuenta de que teníamos una amiga en común. Vi que estaba en París, trabajando como modelo, y me tomé el atrevimiento de escribirle por Twitter. Jamás pensé que me iba a contestar, pero hice el intento. ¡Y tuve constancia! Un día, antes de un partido, vi que me había respondido. Me acuerdo ‘patente’, le puse: ‘Esperame tres horas que voy a jugar y hablamos’. Y así empezamos…", rememora Juan, que lejos del bajísimo perfil que profesa, se anima a contar con soltura cómo se enamoró de su mujer, con quien se casó en julio del año pasado en su ciudad natal.
–Y vos, Natacha, ¿qué recordás de los comienzos?
Natacha: Viste que las redes son engañosas, hay que tener cuidado. Cuando vi que era él, miré sus fotos, yo estaba con una amiga que es rosarina y me contó que lo conocía…
Juan: Yo tuve mal timing, porque cuando ella me contestó, se estaba volviendo a Argentina. Así que no nos pudimos ver enseguida. ¡Tuve que empezar a usar anteojos, estaba todo el día chateando! [Se ríe].
Natacha: Tuvimos un prenoviazgo virtual. Hablábamos por Skype, pero no nos habíamos visto en persona. Esto fue a fines de 2013 y nos vimos por primera vez en febrero de 2014.
–Entonces Natacha volvió a París por vos, Juan.
Juan: En realidad, ella me contó que tenía la posibilidad de venirse a trabajar acá [la modelo argentina fichó, primero, para Estudio KRLP y después con la reconocida agencia Metropolitan]. Y así fue. Estuvo pocos días, pero la pasamos juntos. Volvió a Argentina y ya éramos novios. Después fui yo y la presenté a mi familia.
Natacha: Fue todo rápido, pero nada forzado, estábamos muy seguros. En abril de 2014 me instalé acá definitivamente.
Juan: Creo que lo nuestro tenía que ser. La primera vez que vi una foto de ella a mí me brillaban los ojos. Pero también, es cierto que la distancia te hace saltar varias etapas y te enterás enseguida si funciona o no.
–Natacha, ¿priorizaste el amor por sobre el trabajo?
Natacha: Sí, le di prioridad a lo que sentía por Juan y el tipazo que había encontrado. Además, sabía que me estaba yendo a vivir a un lugar donde podía ejercer mi profesión, aunque no iba a ser difícil porque es otro mercado. Antes de venirme yo estaba estudiando Economía en la UBA, pero me anoté en una a distancia. Tuve que cambiarme a Relaciones Internacionales porque Economía no existía. Me faltan ocho materias para terminar.
–¿Cómo es vivir en París para un argentino?
Juan: Yo estoy hace bastante. Cuando llegué, tuve la suerte de que había muchos argentinos que me mostraron un poquito cómo funcionaba esta gran ciudad. Realmente en París nunca dejás de ser un desconocido, un turista... La adaptación es un poco complicada por el idioma, por la lejanía a la familia y porque la ciudad va a un ritmo distinto; yo vengo de Rosario y no estaba acostumbrado. Creo que después, París tiene todo para enamorarte. Por nuestras profesiones también podemos disfrutar de una versión de la ciudad que no es para todos...
Natacha: Es increíble, imposible no aguantarla. Cada vez que nos vienen a visitar, hago todo el recorrido de turista. ¡Y no me canso! Voy a Sacre Coeur, Notre Dame…
–¿A qué lugares les gusta ir juntos en sus tiempos libres?
Juan: Yo tengo poco tiempo libre y soy una persona muy especial: estoy siempre pensando en la recuperación, en no cansarme, en mi carrera, en que tengo que estar bien, que tengo que prepararme… Así que salimos poco. Nos encanta ir a la Torre Eiffel porque nos fascina cada vez que la vemos.
Natacha: Es difícil elegir un lugar. Además, las temporadas van marcando un poco tu agenda. Los jardines son impresionantes cuando están florecidos. La primavera es hermosa, pero está llena de gente; agosto es caluroso, pero no hay nadie. Nos gusta mucho salir a comer afuera por lo bien que se come acá.
Juan: [Interrumpe]. Pero vuelvo a repetir: soy muy especial. No soy un amante de la comida. En ese sentido, soy un gran compañero. Si me preguntás qué quiero comer, no puedo contestar…
Natacha: ¡Pollo con arroz blanco! [Se ríe]. Él me acompaña, pero no prueba nada. Come muy sano.
SE AGRANDA LA CASA, ¡Y LA FAMILIA!
–¿Este piso, con una vista espectacular de la cima de la Torre Eiffel, es donde comenzaron con la convivencia?
Juan: Cuando nos conocimos yo vivía en Boulogne, en las afueras de la ciudad. Era un departamento más chico. En 2015 nos mudamos a París y estuvimos tres años en ese departamento. Hace muy poco estamos acá, el piso que inauguramos como futuros padres.
Natacha: Estoy de cuatros meses y medio. La fecha de parto es a principios de septiembre.
–¿Cómo se enteraron?
Juan: A Natacha le encanta hacerme regalos. Y para Navidad, no me había hecho ninguno. Recién el 10 de enero, que llegué a la madrugada de un partido, me estaba esperando despierta, lo cual me sorprendió, y me dijo que tenía mi regalo de Navidad.
Natacha: Ese mismo día, después de que se fue a jugar, yo me enteré de que estaba embarazada. Así que, no es que me estaba guardando la noticia, sólo aproveché que estaba en deuda y le di el mejor regalo. [Se ríe]. Le entregué una caja, que adentro tenía el test con la palabra "embarazada" y la cantidad de semanas.
–¿Cómo reaccionaste, Juan?
–No tenía palabras. Ella lloraba. No sabía qué hacer. Atravesé todas las emociones: nervios, alegría… ¡todo!
–¿Ya saben el sexo?
Juan: Sí, es un varón.
–¿Cómo viven la dulce espera?
Natacha: Muy bien. Yo no estoy tan nerviosa, estoy feliz.
Juan: La noticia más linda fue cuando el médico nos dijo que estaba todo perfecto, que el bebé era sano. ¡Jamás estuve tan feliz! Buscamos una médica que nos quede cerca y nos sentimos muy cómodos con ella. Por más que yo no lleve en mi cuerpo al bebé, me pongo tan nervioso como Natacha.
–¿Quién está más ansioso?
Natacha: ¡Tenemos un grave problema! Los dos somos ansiosos, pero creo que Juan me gana. Imaginate que el día que decidimos empezar a buscar, ya quería que quedara embarazada.
–¿Les gustaría volver a Argentina en algún momento?
Juan: Siempre pensamos en volver, es donde crecimos. Pero cuando hablamos con familiares y amigos que viven allá, sabemos que la situación está complicada.
Natacha: Ya decidimos que los primeros años vamos a estar en París. Y cuando nuestro hijo crezca, veremos…
Juan: Estamos disfrutando el momento. Veremos cómo se va dando cuando seamos tres… Y también cuando seamos más.
¿IMHOFF AL MUNDIAL?
Este año se disputará la Copa del Mundo de Rugby en Japón. Allí estarán los Pumas para representar a la Argentina. Juan Imhoff es uno de los wings más importantes del planeta. El rosarino, que hizo su debut en la primera de Duendes en 2008, hoy es la estrella del Racing 92 donde, en diciembre del año pasado, celebró los cien tries con esa camiseta. Sin embargo, su presencia en el Mundial está en dudas por una regla de la Unión Argentina de Rugby: "Cuando la Argentina se incorporó al Súper Rugby (la liga de clubes del hemisferio sur, donde presenta al equipo de Jaguares) en 2016, dispuso una política de no convocar para el Seleccionado a jugadores que actuaran en Europa. La medida persigue un objetivo loable: desarrollar un grupo de rugbier bajo un mismo estilo de juego y un mismo calendario, para potenciar al seleccionado", publicaba La Nación, tras aquel anuncio. Imhoff, como juega en Europa, no podría integrar el plantel mundialista. Aunque hace pocas semanas tuvo una reunión con el técnico de los Pumas, Mario Ledesma, quien luego habló del tema con cautela: "No quiero dividir el país entre los que juegan en Europa y los que están en Argentina. Quiero demostrarles a todos que para mí la camiseta de los Pumas es lo más lindo que hay. Seguiré haciendo fuerza, desde el lugar que me toque, para que al equipo le vaya lo mejor posible", dijo. Como hay antecedentes de "excepciones" a la regla, no es descabellado ilusionarse con la presencia de Juan en el próximo Mundial.
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