El mundo reclamaba cambios y quienes no se daban por aludidos se vieron forzados por la pandemia que, no sin dolor, aceleró los procesos de todas las cosas y nos puso a repensar el lugar que habitamos. Si durante la experiencia del encierro reconsideramos el fenómeno de las tiny houses como una opción exclusiva para esnobs y gente sola, ahora que Ikea acaba de unirse a un proyecto para fabricar mini casas, entonces sí deberemos asumir que el futuro son los espacios reducidos. Vivir en pocos metros cuadrados podría ser mucho más tentador y confortable si están decorados con el catálogo del gigante sueco, la marca que ha democratizado el interiorismo.
En pleno aislamiento, con sus tiendas cerradas, la multinacional líder en equipamiento para la casa empezó a comercializar una colección de piezas recicladas, a contramano de la filosofía de usar y tirar que fomenta con sus precios bajísimos. Ahora acaba de entrar al negocio de la construcción para desarrollar su primer proyecto junto a Escape Homes, una empresa estadounidense dedicada a fabricar esas minicasas de juguete que vemos en las series de Netflix.
La Tiny Home Project
Es una vivienda sobre ruedas que se puede conectar a un vehículo para llevarla a cualquier destino y tiene apenas 17 metros cuadrados cubiertos pero aprovechados magistralmente según los principios minimalistas escandinavos, hábiles a la hora de combinar maderas y formas contemporáneas. Casi anticipándose a lo que vendría, los autores - que trabajaron todo el 2019 para poder lanzarla al mercado - están convencidos de que luego este 2020 habrá miles de personas en el planeta huyendo de las grandes ciudades y de los edificios de departamentos para acomodarse en menos superficie y con las pertenencias justas, pero con más libertad y cerca de la naturaleza.
Todo en 17 metros cuadrados
Al decir local, en las fotos el prototipo luce pipícucú. Listo para entrar con las valijas y el cepillo de dientes. En un único ambiente distribuyeron las áreas clásicas: dormitorio, pequeño salón, cocina y baño, todos iluminados de forma natural mediante grandes ventanales. Guiados por las estrategias verdes trazadas por la división People & Planet Positive de la empresa constructora, la estructura es una versión personalizada del modelo Vista Boho XL que ofrece la compañía en su menú de productos.
Está equipada con:
- paneles solares
- inodoro de compostaje
- calentador de agua para caravanas.
- Por fuera lleva un revestimiento de madera quemada inspirado en la técnica japonesa conocida como shou sugi ban que se realiza sobre ciprés
- adentro va pintada de blanco para aumentar la sensación de espacialidad.
- La cocina cuenta con estufa de inducción portátil fácil de guardar cuando no está en uso
- mesa de trabajo
- comedor de la línea Norden en madera clara, plegable y equipada para ocupar con cosas los vacíos.
- La mesada es de madera maciza y chapa de madera Skogsa, construida hasta con las ramitas más chicas del árbol para reducir al mínimo los residuos.
- El baño tiene toallero hecho con materiales 100% renovables, grifería de bajo flujo y un organizador colgante tejido por artesanos en Vietnam, en condiciones de comercio justo.
- La ducha al ras del suelo lleva un cabezal termostático que permite ahorrar agua, entre otras estrategias sostenibles que también impactan en el costo de los servicios.
- El escenario se completa con una suerte de terraza equipada con mesa, sillas, plantas y parrilla.
Espacio de guardado y estilo
Como todas las propiedades concebidas bajo el concepto de la estrechez inteligente, la casa cuenta con buenos sectores de almacenamiento: desde colgantes hasta estanterías escondidas alojan adornos y elementos esenciales. La escalera, por ejemplo, se convierte en biblioteca o lugar para la vajilla (una idea relativamente potable, a menos que adentro no se use el calzado de calle) y el sofá montado sobre cajones puede devenir en cama para las visitas.
El estilismo quedó en manos de la jefa de diseño de IKEA, Abbey Stark, que supo potenciar cada rincón con las piezas más lindas, funcionales y eficientes de la colección. "Fue una combinación natural", dijo en una entrevista el fundador de Escape, Dan Dobrowolski, que terminó la obra en menos de 60 días. "Presentamos muchos productos IKEA en nuestros diversos diseños de casas pequeñas en todo el país, ya que reflejan los materiales renovables, reutilizables y reciclados que incorporamos en las estructuras reales" agregaba.
El precio
Pero el otro gran atractivo del proyecto es el precio. La cáscara sola, es decir sin ningún ornamento, cuesta (a la fecha) 47.550 dólares, mientras que la versión con el mobiliario original y sus detalles cotiza en 63.350 dólares, cifra razonable para quien disponga de ahorros.
El proceso de diseño y construcción comenzó a fines de 2019 y se completó en abril de 2020, mes después de que el mundo se detuviera y obligara a las empresas a cancelar la gira de promoción por los Estados Unidos. La estrategia de comunicación quedó en manos de la agencia Vox Creative, que creó un recorrido virtual y una serie de fotografías que contagian las ganas de refugiarse con lo puesto y probar que podemos prescindir de todo, o de casi todo...
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