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Aunque parezca mentira, hasta la sanción de la ley de Propiedad Horizontal en el año 1948, la legislación solo permitía alquilar unidades dentro de un edificio perteneciente a un único dueño. Eran las famosas casas de renta, una inversión en perfecta consonancia con su época. Por un lado, con las sucesivas crisis económicas (nacionales o personales), muchos miembros de la elite debieron abandonar sus amplios caserones para vivir en departamentos de tres o cuatro dormitorios. Por otra parte, los avances tecnológicos hicieron posible ese tipo de construcción: las nuevas estructuras metálicas, el manejo generalizado del hormigón armado y un uso más difundido del ascensor.
Academicismo
Los dueños de los edificios para renta construidos durante los primeros años del siglo XX eran, en su mayoría, aristócratas. Si tenemos en cuenta que solían reservar para vivir uno de los pisos, se comprende por qué eligieron el estilo academicista, valorado por su carácter señorial. Podemos reconocerlo por algunas de estas características:
- Alusiones a los modelos griegos (columnas, frisos, frontis).
- Fachadas texturadas en piedra París.
- Cúpulas y mansardas (buhardillas) revestidas en pizarra.
- Balaustradas.
- Grandes portones que rematan en arcos de medio punto.
Las primeras casas de renta fueron realizadas por extranjeros –generalmente franceses o formados en Francia– como, por ejemplo, Alejandro Christophersen (Casa de renta para Carlos Dupont, en Callao esq. Tucumán) y Edouard le Monnier (Edificio Bencich, Córdoba 823). También siguió esa línea toda una generación de profesionales argentinos que estudiaron en Europa, como Héctor Ayerza (Alvear y Cerrito) o Eduardo Lanús y Pablo Hary (Callao 67). Son altamente representativos de este estilo el gran palacio construido por Carlos Malbranche en Esmeralda 1180, frente a la Plaza San Martín, y la residencia Estrugamou, en Juncal y Arroyo, que en esta nota de Living les mostramos por dentro.
El estilo clásico francés fue el elegido para las primeras y muy numerosas casas de renta en Buenos Aires. Se retoma en los años 40, pero más alivianado.
Art Nouveau
En los primeros años del siglo XX se dieron varias reacciones frente a un academicismo rígido y reiterativo. Entre ellas está la del art nouveau, que en América muestra matices especiales. Por ejemplo, en Buenos Aires –que contaba para el Centenario con más inmigrantes que argentinos– las colectividades buscaron afirmar su importancia e identidad con esta nueva arquitectura que tienen que se reconoce, entre otras cosas, por:
- Formas orgánicas que imitan las de la naturaleza.
- La buscada ausencia de líneas rectas.
- Herrería exuberante.
- Frescos y mosaicos con escenas figurativas, muchas veces florales.
Entre los realizadores más notables figuran Julián García Núñez (Suipacha y Tucumán) y Virginio Colombo, creador de la casa de renta para la familia Calise, restaurada hace dos años.
Las reacciones contra el academisismo abundan a principios del siglo XX. El art nouveau lo hace con formas ondulantes; el art déco, con una fuerte geometría
Art Déco
Este movimiento, surgido en la Europa de los años 20, llega a la Argentina vía Estados Unidos, ya impregnado de una cualidad hollywoodense. Los detalles que lo hacen inconfundible son:
- El predominio de la línea recta y los planos superpuestos o escalonados.
- La ornamentación se concentra en las fachadas y las áreas comunes internas, donde es frecuente el uso de grecas y zigzag,
- Las esculturas que representan figuras humanas atléticas y los símbolos que hacen alusión al trabajo, el progreso y la tecnología (como la máquina o el rayo) .
Natalio Botana le encargó la sede de su diario, Crítica, al arquitecto Andrés Kálnay. Dentro del estilo art déco, hay rastros de la cultura azteca, que el empresario periodístico admiraba.
Importante es la figura pionera de Alejandro Virasoro, que concreta entre sus obras algunas de un estilo déco muy trabajado y ornamentado (Las Heras entre Montevideo y Rodríguez Peña).
Racionalismo
El estilo racionalista aparece en los años 30 y, buscando satisfacer las nuevas necesidades de los sectores medios, hace hincapié en la funcionalidad y la calidad de la arquitectura dentro de un espacio que se va reduciendo. Sus características:
- La inspiración en los transatlánticos (de ahí los ojos de buey y las barandas cromadas en balcones curvos).
- Las fachadas discretas, muchas veces blancas, con una ausencia casi total de ornamentación.
Del estudio Sánchez, Lagos y de la Torre es el emblemático edificio en Av. Libertador y Lafinur; una refinada síntesis muestra la esquina de Alvear y Libertad, de Pater y Morea; mientras que el estudio Casado Sastre y Armesto lleva a cabo una obra profundamente personal dentro de esta corriente, con un impresionante trabajo de los materiales (Libertador entre Ruggeri y Salguero).
Estilo contemporáneo
Las torres se distinguen por tener el perímetro libre; es decir, por no apoyarse en otros edificios. Este hecho permite levantar edificios de mayor altura y aprovechar la superficie al máximo (lo que genera mayores retornos sobre la inversión). Los ejemplos más virtuosos, lejos de la especulación inmobiliaria, son confortables vecindarios en altura con uso intenso de los espacios comunes. Para admirar, las obras de los estudios de Mario Roberto Álvarez, Justo Solsona, Rafael Viñoly y César Pelli.
Las torres dibujan el nuevo perfil de la ciudad. La tecnología permite alturas cada vez mayores que se disfrutan desde amplias superficies vidriadas.
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